Después de mucho anuncio, finalmente la Ley 118 de Inversión Extranjera fue publicada. Las reacciones han ido desde la insatisfacción de expectativas más altas hasta la preocupación por la esperanza superada de los más conservadores, quienes aspiraban a que en Cuba entrara poco o ningún capital extranjero.
Lejos de esos extremos, la nueva coyuntura da cabida a toda una serie de ricos análisis, proyecciones de futuro e identificación de deficiencias reales. En tal sentido, resulta indispensable este intercambio con Omar Everleny, Doctor en Ciencias Económicas y Profesor Titular del Centro de Estudios de la Economía Cubana, publicado por Soycuba.cu
OnCuba sugiere la lectura íntegra de esta entrevista, disponible: aquí
Adelantamos algunos fragmentos de interés:
(Una ley de inversión extranjera y una ley de inversiones) son cosas diferentes. Sin menospreciar a la ley de inversiones, lo que el Estado necesita en estos momentos son capitales externos, requiere incrementar sus tasas de crecimiento económico para que permitan avanzar rápidamente hacia el desarrollo. Para eso, es preciso realizar fuertes inversiones en el país, y la capacidad de ahorro de Cuba es insuficiente para cubrir esas inversiones, por lo que una variable a la que se puede tener acceso rápidamente, es potenciar y hacer atractivo la llegada de recursos externos.
Aspectos importantes en los que supera la nueva ley a la anterior
(…) hay muchos. Algo importante es reconocer la necesidad del relanzamiento de la inversión extranjera directa en el país en la actualidad, ya que a pesar de que la Ley 77 estaba vigente, no se motivaba ni se atraía capitales externos como se hizo en el período antes de 2003. Este nuevo cuerpo tiene tres niveles de decisiones que el anterior no tenía. Se amplían las formas de inversión y los servicios profesionales. Hay incentivos y exoneraciones fiscales más detalladas.
(…)
Hay menos espacio a la discrecionalidad en la toma de las decisiones.
(…)
Soy ferviente defensor de la competencia y no comparto la mentalidad monopolista que trae consigo ineficiencia y altos precios de los servicios. El tejido empresarial cubano debe prepararse para el futuro, ofrecer productos de calidad, incrementar sus producciones, estimular con mejores salarios a sus trabajadores y eso será una condición que impedirá que se produzca la migración de la que hablas. No se puede buscar la eficiencia solo con protección social.
(…)
La economía cubana necesita lanzarse nuevamente y eso solo es posible incrementando riquezas que nos lleven al desarrollo. Lamentablemente, el país atraviesa una situación macroeconómica compleja al no generar por sí mismo los recursos que necesita para eso. Se sabe que existen otros mecanismos de acceder a recursos externos, pero no podemos olvidar que aún el país se mantiene bloqueado por una potencia hegemónica que controla las instituciones financieras mundiales, y eso impide lograr créditos externos.
…el Estado, por un lado, debe lograr recuperación de ciertas ramas productivas a través de negocios mixtos donde trabajen sus jóvenes trabajadores y se ganen los salarios que se merecen. Y por otro lado, se deberá tener en cuenta mediante presupuestos a los que cumplen una labor social encomiable. Los recursos para pagarles a los que no están directamente beneficiados con la ley podrían venir de una redistribución estatal por el incremento de los ingresos al presupuesto, por el aumento de los impuestos que pagará el sector estatal que se recuperará con inversiones extranjeras o nacionales, y por el sector no estatal que ha emergido y que paga impuestos personales.
(…)
El rigor del trabajo que les exigirán los empleadores a sus empleados imprimirá un ritmo tal, que los vicios del pasado quedarán rezagados. Siempre que al inversionista se le exijan derechos para el trabajador, él exigirá a su vez deberes que tiene que cumplir el que labora.
Además, los sistemas de retribución salarial y de estimulación serán más beneficiosos que los acostumbrados, y eso demandará compromisos laborales. El círculo vicioso de que bajos salarios lleva implícito baja productividad y de que esta impide aumentar salarios, se rompería en las nuevas condiciones de trabajo (…).
(…)
Una cosa es la necesidad de recursos externos que tiene el país, y otra es potenciar las nuevas formas no estatales que han surgido en la economía cubana. (…) en los momentos actuales sería aún mínima la posibilidad económica que el cuentapropismo tiene para ser contrapartida de inversores extranjeros.
Creo que sería mejor la variante de potenciarlo con la creación de los mercados mayoristas, la ampliación de los oficios permitidos –que aún la lista es reducida–, entre otros estímulos.
(…)
Aunque no soy un defensor de la agencia empleadora, creo que en la etapa inicial del auge de capital externo, como se espera que ocurra, debe haber un cierto orden y control de ese tema, para velar por el cumplimiento de las leyes laborales existentes en Cuba.
(…) se definió que dejarán de ser, como en el pasado, solo agencias recaudadoras más interesadas en cobrar los dividendos por salario de las empresas radicadas en el país que en las funciones, para la cual fueron creadas, de organizar el proceso del empleo, buscar personas competentes, ofrecer calificación de la fuerza de trabajo y defender los derechos de los trabajadores.
(…)
…en la Asamblea Nacional del Poder Popular quedó claramente expresado que, entre los elementos desfavorables que nos afectarán, están los errores cometidos tiempo atrás. Lamentablemente muchos inversores que se fueron y los que aún funcionan con la ley anterior tienen sinsabores sobre cómo se trató y se trata a los inversionistas extranjeros en el pasado reciente. Son elementos que deben superarse y el nuevo cuerpo legal, con su mayor precisión en algunos temas, se encamina a trascender esa percepción.
Hay personas que piensan que con esta apertura se está vendiendo el país al capital extranjero. ¿Qué opinión le merece esto?
El que no conoce las condiciones en las cuales se formalizan los acuerdos con el capital extranjero puede tener esa apreciación errada. Los contratos con el capital extranjero tienen una fecha de vencimiento, no se vende ningún bien público, se realizan contratos de usufructo, de arrendamiento, de administración, entre otros tipos. Los negocios son propuestos por el gobierno cubano a través de una cartera de proyectos y participan disímiles instituciones nacionales para proteger nuestros recursos y el medio ambiente.
El país no puede dejar perder su planta industrial que está totalmente descapitalizada, sin condiciones productivas, por no tener presencia de capitales externos en sus instalaciones. El estancamiento industrial no se puede repartir, la prosperidad industrial sí nos puede llegar con acceso a bienes y servicios y no por carencia de estos».
(Esta ley) es una de las soluciones, junto a otras que se deben tomar en el futuro. Ya está más claro para el gobierno que es vital y necesario destrabar los nudos que frenan las fuerzas productivas del país para, en un mediano y largo plazos, resolver las principales deformaciones estructurales que tenemos.
La Ley 118 es una de las medidas que pueden traer rápidamente bienes y servicios necesarios para la mejoría del nivel de vida de la población cubana, siempre que no la sometamos a trabas burocráticas y nos preocupemos por ser más ágiles, flexibles y nos orientemos mejor hacia la solución de problemas económicos nacionales.
No obstante, el entorno debe atemperarse a los nuevos tiempos que se avecinan, en los que se producirán a la vez cambios en el sistema bancario e instituciones de control como la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) han de funcionar eficientemente. (…) La ley en sí no basta para que fluyan con celeridad los capitales externos.