La Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (Alba), reducida por las salidas de Ecuador en 2018 y Bolivia hace un mes, cerró filas este sábado en La Habana con planes para relanzar programas sociales y energéticos de integración frente a la hostilidad de Estados Unidos.
A la cita, que celebró el 15 aniversario del bloque y supuso su 17 cumbre, asistieron los presidentes de Cuba, Miguel Díaz-Canel; Venezuela, Nicolás Maduro; Nicaragua, Daniel Ortega, y el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, además de representantes del resto de los países miembros.
Los líderes se reunieron a puerta cerrada, pero en un breve discurso en el acto de clausura Nicolás Maduro anunció el relanzamiento el año que viene del proyecto Petrocaribe, del programa oftalmológico “Misión Milagro” y de las iniciativas del Alba Cultural.
El proyecto Petrocaribe data de 2005 y su revitalización se produce en medio de presiones de Estados Unidos sobre la industria petrolera venezolana mediante sanciones a la energética estatal PDVSA y a los buques y navieras que transporten combustible de ese país, especialmente hacia Cuba.
Este programa de suministro de crudo venezolano en condiciones ventajosas ha sido clave para granjearle al gobierno bolivariano el respaldo político de los países del Caribe beneficiados por la iniciativa, en especial en instancias multilaterales como la Organización de Estados Americanos (OEA).
Revitalizar la integración
Con estas iniciativas los países de izquierda integrados en la alianza buscan dar nuevos bríos a la integración de sus países y garantizar su seguridad energética frente a las fuertes presiones de EE.UU. sobre los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, bautizados por la administración de Donald Trump como “la troika de la tiranía”.
En la declaración aprobada esta jornada por los líderes de la Alba se denunció la “falsedad estadounidense” de responsabilizar a la izquierda latinoamericana, y en particular a Venezuela y Cuba, de las protestas populares que han encendido la región en los últimos meses, especialmente en Chile, Ecuador y Bolivia.
El texto deplora la “tergiversación vergonzosa de la realidad latinoamericana por Estados Unidos”, cuya política hacia la región califica de “agresiva e intervencionista”.
“Denunciamos la falsedad estadounidense de atribuir a miembros de esta Alianza la responsabilidad en la organización de las masivas protestas populares que se han extendido por la región, lo que persigue ocultar el fracaso de las gestiones de gobiernos neoliberales plegados a los requerimientos de Washington”, señala la declaración.
En los últimos meses se han producido en Chile y Ecuador manifestaciones de descontento popular en rechazo a medidas gubernamentales que encarecen el coste de la vida y reducen los beneficios sociales, movimientos con los que la Alba se solidariza.
Guerra no convencional
El bloque sostiene que la política actual de Washington “plantea desafíos que generan claras violaciones a los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional”.
“Repudiamos los autoproclamados paladines de los derechos humanos y la democracia, que acuden cada vez más a la militarización y a la represión para sostener el modelo neoliberal en crisis”, insiste el texto.
El mecanismo reiteró su solidaridad con Venezuela ante los “ataques imperialistas”, su oposición al embargo estadounidense sobre Cuba, los “intentos desestabilizadores” en Nicaragua y condenó “el golpe de Estado” contra Evo Morales en Bolivia, promovido también desde la Casa Blanca, según la Alba.
“Con el propósito de recuperar los espacios conquistados por gobiernos progresistas, el Gobierno de EE.UU, en contubernio con las oligarquías de la región, revive métodos que parecían superados en la historia de América Latina y aplica nuevas fórmulas de la llamada guerra no convencional”, insiste el documento.
También subraya que “la unidad e integración regional es la única vía para enfrentar la dominación que ejercen las estructuras hegemónicas de poder mundial, y que han dejado a nuestros pueblos en una condición histórica de subordinación y vulnerabilidad política, económica y cultural”.
En el cónclave se resaltaron asimismo los logros de la Alba en sus 15 años de vida, con programas sociales que han beneficiado a “millones de latinoamericanos y caribeños”, entre ellos el Programa de alfabetización, la Misión Milagro, y la formación de médicos en la Escuela Latinoamericana de Medicina-ELAM en Cuba y Venezuela.
La Alba reúne, junto a Venezuela y Cuba, a Antigua y Barbuda, Dominica, Nicaragua, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Granada y San Cristóbal y Nieves.
Ecuador se retiró el año pasado debido a que el Gobierno del actual presidente Lenín Moreno no respalda la posición de la Alba frente a la crisis en Venezuela y las protestas en Nicaragua.
Bolivia lo hizo hace un mes por decisión del Ejecutivo interino que asumió el poder en ese país tras la renuncia de Evo Morales, forzada por los militares.