Desde hace algún tiempo son frecuentes en las redes denuncias sobre el incorrecto manejo del arbolado urbano en Cuba, en especial en zonas de la capital del país, saltando las alarmas en varios medios de prensa del estado, donde se han publicado textos y se han dedicado programas televisivos en los cuales se ha informado, básicamente, sobre el actual accionar de las instituciones a cargo de la tala y poda de los árboles en la ciudad.
Varias de las denuncias de la ciudadanía se concentran en grupos públicos en Facebook, creados a partir de las crecientes demandas de los internautas sobre la tala y poda aparentemente excesiva de árboles, en especial en el municipio de Plaza de la Revolución.
Según declaraciones de autoridades a cargo de estas actividades, estas acciones son normales en esta época del año, previo a la temporada ciclónica que se avecina a partir del primero de junio, aunque otro grupo de especialistas en temas de medio ambiente, señalan que dichas acciones no deben acometerse en esta época del año, pues afecta a muchas especies.
También especifican que el aumento de estas actividades responde a planteamientos acumulados de la población, aquejada de las consecuencias adversas que traen consigo varios árboles en su entorno.
Más de un centenar de denuncias (muchas de estas en zonas de El Vedado) han sido recogidas en los últimos dos meses por el grupo de Facebook Habana Verde, uno de los más activos donde además se incita a la población a cuidar el patrimonio forestal de la ciudad, así como educar a las personas en temas medioambientales relacionados con la paisajística urbana y sus beneficios para la sociedad.
“La idea es visibilizar el problema y llamar la atención sobre este tanto de los ciudadanos como de las autoridades competentes. Es imprescindible educar a la población y concientizar sobre la importancia del arbolado urbano para la vida en las ciudades, más allá de los conflictos que pudiesen traer a ciertas estructuras de la ciudad”, nos cuenta Alexandra Lleonart, una de las administradoras del grupo y creadora de la iniciativa.
Este problema no es nuevo, si bien ahora alcanza una mayor visibilidad, como nos comentara Liliana Núñez, presidenta de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre (FANJ): “Esto de las talas es un problema viejo y acumulado que afortunadamente ahora tiene muchos ojos y hay que aprovecharlo para encontrarle una solución. En esto la población tiene mucho que aportar”.
Por su parte, añade el botánico Roberto Pérez Rivero, quien trabaja de conjunto con la FANJ, “en medio de una necesidad extrema de plantar miles de árboles en la capital, que Proarbolado trató de impulsar para el 500 Aniversario, lo que ve la gente son más actos de tala, vandalismo y poda destructiva, lo que ha sumado a las advertencias de los especialistas el descontento y la protesta por parte de los que aman los árboles y entienden sus múltiples beneficios”.
Una buena noticia es que el interés de la población para evitar estos males ha llamado la atención del gobierno del país, a juzgar por los espacios que se han dedicado en diversos medios de prensa al tema del arbolado.
Sin embargo, aun no se aprecia cuáles medidas o acciones se realizarán para frenar la tala y poda indiscriminada y mal ejecutada por parte de las autoridades correspondientes, quienes reconocen el mal accionar en estas labores. Antonio Guzmán Torres, jefe del departamento de fomento, manejo forestal, áreas protegidas y fauna silvestre del Ministerio de la Agricultura, reconoció en el espacio televisivo de la Mesa Redonda que “lamentablemente no se ha avanzado en rectificar en el valor de las multas y las contravenciones que se acometen contra el arbolado”.
“La tala en el entorno urbano está prohibida y de manera excepcional se autoriza cuando existe la necesidad de sustituir esos árboles cuando están enfermos, dañados, o que por el propio ciclo de vida del árbol es necesario sustituirlo”, precisó el directivo en el programa.
Alexander Zorrilla, director provincial de Áreas Verdes de La Habana, señala en texto publicado en Cubadebate que desde diciembre de 2020 hasta el mes de mayo se han talado alrededor de 900 árboles en La Habana, número que debe duplicarse este año, a juzgar por los planteamientos acumulados de la población por diferentes afectaciones, explica el directivo.
En reportaje publicado en el programa Libre Acceso el pasado 5 de mayo, refirió el dirigente de la entidad en la provincia que la persona que solicita la guía forestal es la encargada de la reforestación del entorno afectado, una acción que debe realizarse de conjunto con las entidades que manejan el patrimonio forestal en la ciudad.
Mucho se ha hablado del papel de la ciudadanía para la denuncia de malas acciones de tala o poda por estos días, sin embargo debe evitarse la tala de árboles en zonas urbanas, pues por cada especie erradicada, deben plantarse otras cinco, acción que no es posible realizar en estos momentos. La solución a los problemas no puede quedar siempre en manos de la ciudadanía, por muchas ganas que tengan de enmendar los problemas que le ocupan.
Proarbolado, las raíces del patrimonio forestal
En 2017, la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre recibió el llamado de un grupo de especialistas de diversos sectores e instituciones fundamentalmente de la Comisión de Paisajismo de la UNAICC para encontrar un punto común en la solución del arbolado de la ciudad, aplicando la filosofía de trabajo que utilizan desde hace años: buscar soluciones y opciones ambientales sostenibles para la solución de determinados problemas, a partir de metodologías basadas en conocimientos técnicos que ayudan en las soluciones medioambientales, que a su vez deriven en sugerencias que se hacen a determinadas direcciones del país, explica la directora de la Fundación a OnCuba.
“Lo principal fue establecer una serie de objetivos para atribuírnoslo y en cada reunión mensual ir chequeando las tareas que nos íbamos motivando entre nosotros. En el caso del arbolado habanero, teníamos que pedir ayuda y acercarnos a varios grupos de especialistas porque es un tema que no manejamos con regularidad en la FANJ, aunque siempre se había sentido sensibilizada con este problema, pero faltaba ese conocimiento técnico y el momento llegó cuando la Comisión de Paisajismo se acerca a la FANJ, conociendo nuestra metodología de trabajo”, precisa Liliana Núñez.
“El principal problema que determinamos desde el primer año de encuentros fue la diversidad de actores, ninguno responsable en la gestión completa e integral durante toda la vida de ese árbol, de ahí que la propuesta fundamental sigue siendo la necesidad de que el gobierno cubano tome la decisión dado el contexto de designar y empoderar con claridad a una entidad para encargarse únicamente de la coordinación integral del arbolado urbano”, precisa la especialista, un problema que se mantiene hasta la fecha, con cerca de una treintena de entidades que inciden en decisiones a mayor o menor escala en el arbolado de la ciudad.
Resulta más factible empoderar a alguna entidad ya existente, nos comenta Liliana, que regule el resto de actores gubernamentales que inciden sobre el sistema de arbolado: Etecsa, la Empresa Eléctrica, Aguas de La Habana, entre otras y “que se contemplara la red del arbolado urbano como una red técnica más, con todo lo que lleva: capacitación, financiamiento, gestión, regulaciones y demás”, precisa.
Roberto Pérez Vivero, especialista en Botánica quien trabaja en la iniciativa con la FANJ, comenta que entre los logros de ProArbolado en este corto período de tiempo se encuentra “poner el tema en la opinión pública, logrando la sensibilización que hoy tenemos; trabajar junto al Minagri en la inclusión del arbolado urbano dentro de la nueva Política Forestal Cubana, actualmente en proceso; definir en un pequeño folleto lo que llamamos las 20 especies felices para el arbolado urbano, donde convocamos muchos especialistas a proponer las especies adecuadas para lo que se necesita en la ciudad, de acuerdo a si son viarios y si están debajo de redes, su ubicación geográfica con respecto al mar, que en lo posible sean nativas, que se puedan aviverar bien, que no sea invasoras venenosas o con espinas, que sus raíces no hagan daño”.
Este documento, Listado feliz para arbolado viario en Cuba, contempla una veintena de especies con todas las características necesarias para implementar en cada zona según sus especificidades, listado que puede adaptarse e incorporar otros árboles, acorde a las necesidades del lugar, una guía fundamental para la reforestación en las urbes.
Otros logros alcanzados por el proyecto son “explorar posibles localizaciones para viveros urbanos en lugares estratégicos de la ciudad, definir sus necesidades y trabajar en buscar las metodologías adecuadas para el inventario forestal de la ciudad. También se han propuesto diferentes estructuras para una autoridad con jurisdicción clara en el manejo de la red de arbolado y se ha analizado el marco legal vigente”, nos cuenta Pérez Rivero.
La creación de la escuela de horticultura en el Jardín Botánico, el rescate del parque Monte Barreto, una experiencia que se mantiene activa incluso en tiempos de pandemia, así como el trabajo en viveros en la Quinta de los Molinos y el Jardín Botánico Nacional, son otras acciones positivas que ha implementado ProArbolado en estos años.
“Y a la par hacemos hace años acciones puntuales tanto en Verdes Urbanos emblemáticos como Parque Metropolitano, Monte Barreto tan amenazado y en puntos más pequeños con todo el movimiento de Permacultura que promovemos en todo el país”, puntualiza Núñez.
“Una asignatura pendiente -precisa la directora de la Fundación- sería tener un plan de ordenamiento del arbolado urbano para cada Municipio y por tanto para la Ciudad, tenemos normas para la gestión del arbolado por lo cual no habría que empezar de cero, pero las ciudades (del país) no tienen un plan específico. Nada de esto es completamente eficaz si no existe una entidad que esté al tanto por completo del arbolado urbano”.
“No se hace nada con un gran financiamiento, una entidad empoderada y con buenos técnicos si no hay una población concientizada que sea parte de la solución, igual no hacemos nada con una población muy sensibilizada sin entidades que no tengan un poder y articulación efectiva y viable. Este es un tema que funciona como un telar, si se zafa un hilo se viene abajo todo el trabajo, tiene que haber mucha armonía, engranaje y amor para entender al que está a tu lado haciendo el trabajo y cada función”, afirma Núñez.
Tierra de todos, tierra de nadie
La ley 85 (Ley Forestal), del 21 de julio de 1998 y la Resolución 330-99 de 7 de septiembre de 1999 establece: “El Ministerio de la Agricultura es el encargado de dirigir, ejecutar en lo que le compete y controlar la política del Estado y del Gobierno en cuanto a la protección, incremento y desarrollo sostenible de los recursos del patrimonio forestal y las actividades de acopio, beneficio e industria forestal”, institución que de conjunto con el Servicio Estatal Forestal, tiene la propiedad legal sobre el arbolado dentro y fuera de la ciudad.
En el texto La problemática del diseño con árboles en vías urbanas: verde con pespuntes negros, los arquitectos y especialistas en arquitectura del paisaje Dra. Larisa Castillo Rodríguez y Sergio Ferro Cisneros, Doctor en Ciencias Técnicas, señalan que “las tareas ejecutadas por dicha institución en el ámbito urbano se limitan, en la mayoría de los casos, a trámites de reglamentaciones y permisos de talas y podas. Según investigaciones realizadas por los autores no existe en el país ninguna ley que regule las plantas que se siembran, por lo tanto, una persona puede solicitar los servicios de poda o tala, según corresponda, completando los permisos necesarios con las direcciones encargadas del Ministerio de la Agricultura y del Servicio Estatal Forestal, pero para sembrar cualquier especie en una vía pública no necesita de solicitud o aprobación de ninguna autoridad”.
Y precisan que: “En este sentido es posible, actualmente, no solo constatar el progresivo deterioro de las calles arboladas sino también un número de intervenciones, asociadas a iniciativas estatales y privadas, que descualifican el paisaje viario y evidencian un desconocimiento de valores y articulaciones posibles de sus elementos componentes” un mal que llega hasta nuestros días.
En la actualidad, en palabras del botánico Pérez Rivero de la FANJ, “el arbolado urbano de la Habana, especialmente el viario, se encuentra en una situación de deterioro alarmante, por impactos acumulados de muchos años y causas multifactoriales entre las que podemos mencionar la selección de especies inadecuadas cuando se sembraron la mayoría de ellos y en el momento de reforestar; los eventos climáticos extremos, la falta de mantenimiento a la red, la poda agresiva e inadecuada, el maltrato de algunas personas hacia los árboles, la falta de una jurisdicción clara sobre el arbolado urbano, la casi ausente estrategia de destoconamiento y reposición, la falta del equipamiento necesario, de viveros especializados que produzcan los arbolitos que hacen falta de las especies adecuadas, la baja preparación y entrenamiento de los podadores, la extensión de la infeliz idea de que árbol urbano está separado del resto del patrimonio Forestal (árbol fuera del bosque)”.
“Lo más importante para detener el deterioro ahora es plantar más de lo que se corte, así que las actividades de vivero, destoconamiento y reparación de parterres y alcorques es fundamental para crear las condiciones en que esos nuevos arbolitos de las especies adecuadas, prosperen y vayan completando los espacios desarbolados, si seguimos empeñados en talar y remover (aunque sean inadecuados o enfermos) sin poder reponer los vacíos, el deterioro seguirá aumentando”, comenta a OnCuba el especialista.
Desde la mirada ciudadana, Alexandra Lleonart nos cuenta que “muchos ven el árbol como un estorbo, algo que incomoda en la ciudad, sin embargo, hay que encontrar otra solución que no sea talar el árbol y entender que estos no son un problema, sino parte de la solución”.
Oscar Labrador Llanes, director nacional de la Dirección Forestal, Flora y Fauna Silvestre del Ministerio de la Agricultura, en declaraciones a la prensa estatal, señaló que solo en el 2020 se emitieron 1026 guías forestales en respuesta a solicitudes de la población, de las cuales se ejecutaron 529 por la ausencia de los recursos necesarios”, cifra que sumado a la tala de más de 900 árboles desde diciembre hasta la fecha, constituyen cerca de 1500 árboles a reforestar, según la ley actual deberían plantarse unos 75 000.
Solo en La Habana existen alrededor de 750 000 árboles, de los cuales más de 250 000 deben ser sustituidos, explica Alexander Zorrilla, director provincial de Áreas Verdes de La Habana en el texto de Cubadebate publicado esta semana, aunque no se esclarecen las causas que condujeron a la tala de esa cantidad de árboles de la ciudad, salvo algunos ejemplos puntuales.
En el texto de Larisa Castillo y Sergio Ferro apuntan que “los datos oficiales sobre el estado físico y técnico del arbolado viario en la capital resultan desconocidos. En documentos expedidos por diferentes instituciones relacionadas con el tema se constataron contradicciones en cuanto a cantidad, estado fitosanitario y afectación en espacios de este tipo”.
“Desafortunadamente en las ciudades cubanas no se ha realizado, hasta el momento, un censo detallado que permita caracterizar y diagnosticar la situación actual de los verdes urbanos para posibles propuestas de intervención”, recoge el informe de los especialistas en el 2015, una situación que se mantiene hasta nuestros días.
“Si existen alrededor de 250 000 árboles en la ciudad que representan un problema, no se puede talar esa magnitud sin llevar a cabo un proceso de siembra, debe ser algo progresivo para ir sustituyendo esto y por supuesto que estos árboles nuevos sean los adecuados y cumplan con las normas para el lugar donde se siembra”, precisa Lleonart, quien se mantiene al tanto de los reportes de los internautas a través de la plataforma Habana Verde, mecanismo de acción ciudadana eficaz para este tipo de situaciones.
“Hay tres procesos fundamentales que deben funcionar combinados”, nos comenta Pérez Rivero: “tener un buen marco legal y hacer cumplir las leyes y sus sanciones, que funciona al corto plazo, invertir los recursos que se puedan obtener en entrenamiento y equipamiento para restaurar la red, que se puede lograr a mediano plazo, dependiendo de la disponibilidad y la educación, que es un proceso que da frutos unos años más tarde”.
“No se le puede poner un cascabel a un solo culpable, hay muchos cascabeles y todos en última instancia somos culpables todos, pero no quiero que nos entrampe la mala energía y no nos deje ver las alianzas que podemos hacer ahora porque todos debemos ser parte del complejo engranaje para hacer cumplir las leyes, y crear las bases de capacitación, aviveramiento, cultivo y diseño, búsqueda de fondos y acompañamiento ciudadano”, afirma la presidenta de la FANJ.
Recoger lo que se siembra
Aunque realmente lo más visible en estos momentos son las malas acciones, mucho se viene haciendo para revertir esta situación desfavorable del arbolado de las ciudades de la Isla.
Nos cuenta Liliana Núñez desde la FANJ que se tiene “conocimiento de un apoyo financiero en un proyecto conjunto entre la Empresa Forestal Habana y la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (ACTAF), quienes lograron un fondo con la Euskadi, para trabajar en un consejo popular en Plaza de la Revolución”, acción puntual que ayudará en la revitalización del arbolado en esta zona patrimonial de la ciudad.
“Desgraciadamente las malas prácticas son valores negativos de una cultura arraigada que hay que cambiar y esto cuesta mucho trabajo, tiempo y esfuerzo. Pero no debemos ser negativos, porque también hay muchas personas que defienden los árboles, quienes se han molestado mucho con los acontecimientos recientes, quieren participar en la reforestación y están listos para ayudar”, apunta el especialista en Botánica Pérez Rivero.
Al respecto, nos confirma Alexandra Lleonart que desde Habana Verde “estamos convocando a una campaña que le llamamos Cuba Verde, iniciativa ciudadana donde las personas busquen posturas en su localidad para plantar un árbol en una zona adecuada donde puedan atenderlo. También promocionamos la creación de microviveros donde se puedan sembrar semillas o tener pequeñas posturas hasta que crezcan a la altura adecuada y darle más posibilidades de desarrollo para ese árbol”.
A su vez, “recibimos la buena noticia del interés por parte de las autoridades de promover esta participación ciudadana, con una campaña similar convocada para el 5 de junio desde los CDR. Estamos a la expectativa pues nos dicen que se les facilitarán a los ciudadanos posturas desde viveros seleccionados y creemos que es un gran paso de avance para lo que se desea”.
“Yo quiero ser optimista, trabajo para que las jóvenes generaciones puedan pensar y actuar diferente mañana; pero para eso, necesitamos actuar aquí y ahora en estas tres dimensiones. En nuestro clima, si los dejamos, los árboles crecen rápido”, precisa Rivero.
De parte del gobierno, según comentó en el programa Libre Acceso del pasado 5 de mayo el director provincial de Áreas Verdes de La Habana, están creadas las condiciones para ver una mejoría en el tema de la reforestación a partir de este año y dentro de las acciones inmediatas señaló la destoconación de los árboles talados, acción vital para comenzar la siembra de nuevas posturas.
Además, “venimos trabajando desde hace dos años en un vivero en la empresa forestal donde hay un nivel de especies, fundamentalmente cubanas, que son las que este año vamos a implementar. Está previsto en nuestro programa trabajar la zona de Línea hacia el Malecón, como parte también de la Tarea Vida con la plantación de alrededor de 500 árboles, comentó el directivo en el espacio televisivo.
Muy importante resulta el tema de la educación de la población y el trabajo desde la comunidad, “es muy importante estar vigilantes con los vándalos y odia árboles para denunciar públicamente sus desmanes, tratar de detener cualquier poda pidiendo ver la guía forestal y entendiendo cuáles son las especies felices, que se necesitan plantar arbolitos y no posturas y en la época adecuada del año”, son algunas de las precisiones de Pérez Rivero.
“La educación —en ese sentido— es fundamental, porque al final es lo que preserva el esfuerzo de restauración, o no. En muchas de las personas que viven en la Habana se aprecia frecuentemente una ausencia del sentido de pertenencia y una tendencia perniciosa a ‘adueñarse’ y a disponer libremente de un árbol que, aunque está frente a su casa no es ‘suyo’, es de todos y su manejo se guía por leyes”, esclarece el especialista.
En su momento, en el texto La problemática del diseño con árboles en vías urbanas: verde con pespuntes negros, señalaba que “los análisis realizados a los diferentes factores causales del deterioro y descualificación de las calles con presencia arbórea ponen de manifiesto la existencia de un sensible desconocimiento de los principales atributos de los espacios viarios y la vegetación como elemento componente, así como del importante papel de apropiación, asimilación y percepción de la población en este sistema”, una acción que ha cambiado (para bien) con el paso del tiempo.
“Desde la comunidad podemos hacer mucho. Hacer en nuestro espacio lo que deseamos ver en la ciudad y el resto del país, sería un gran aporte en un tema tan complejo y de tanta magnitud, que debe ser atendido directamente desde el gobierno, pues los ciudadanos no tenemos todas las herramientas necesarias para llevar a cabo un asunto tan complejo”, explica Lleonart.
De ahí que resulta vital educar a la población en estos temas, más allá de que la primera capacitación corresponde a quienes realizan dichas labores, si bien los documentos técnicos y reglamentarios están en manos de las autoridades pertinentes, falta seriedad y conciencia en la labor que se acomete.
En palabras de la presidenta de la Fundación Antonio Núñez Jiménez, “nunca es suficiente la cultura ambiental que podamos lograr. No trabajamos en puntos específicos de la ciudad, más bien lo vemos como un proceso en el cual a partir de un conocimiento técnico intentamos tener una incidencia en lo que esperamos se convierta una política para el arbolado urbano acorde a nuestra realidad, nuestro clima y necesidades en las ciudades de Cuba”.