Los reyes de España, de visita en Cuba, condecoraron este miércoles al historiador de La Habana, Eusebio Leal, tras un recorrido por el centro histórico de la capital cubana en el que fueron guiados por Leal.
El rey Felipe VI le impuso al historiador la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, concedida por el Gobierno español en reconocimiento a la labor de Leal al frente de la restauración de La Habana. La ceremonia tuvo lugar en el Palacio de los Capitanes Generales, antigua sede gubernamental de la Isla en tiempos de la colonia y hoy sede del Museo de la Ciudad.
Se trata de la más distinguida condecoración civil que puede ser otorgada en España, establecida en 1771 por el rey Carlos III, la que Leal suma a otra impuesta por España, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, concedida en septiembre de 2017, refiere la agencia Prensa Latina.
Los Reyes imponen la Gran Cruz de la Orden de Carlos III al historiador de la Ciudad de La Habana, Eusebio Leal. Viaje de Estado a Cuba. @MAECgob https://t.co/4F3gUZudDt pic.twitter.com/OfDKxDEAiA
— Casa de S.M. el Rey (@CasaReal) November 13, 2019
Tras recibir la distinción, Leal, de 77 años y con un estado de salud algo delicado, recordó los vínculos históricos entre Cuba y España, y ponderó el aporte ibérico a la cultura e idiosincrasia de la Isla.
También en el Palacio, el presidente de la Asamblea Provincial de La Habana, Reinaldo García Zapata, entregó a Felipe VI la “Giraldilla”, el símbolo de la capital cubana. La entrega tuvo lugar en el patio del monumental edificio y ante la estatua de mármol de Cristóbal Colón.
La estatuilla, que luce en lo alto del Castillo de la Real Fuerza, se esculpió a mediados del siglo XVII al estilo de la que está en la catedral de Sevilla, conocida como la Giralda.
Felipe y Letizia de España habían comenzada su segunda jornada en Cuba con una visita al lugar donde nació La Habana, a tres días de que se conmemoren los 500 años de la ciudad fundada por colonos españoles.
De la mano de Leal, quien es el director de la Oficina del Historiador de La Habana y artífice desde hace décadas de la rehabilitación de su patrimonio arquitectónico, los monarcas regresaron al centro histórico habanero después del paseo que protagonizaron el martes por algunas de sus calles.
Felipe VI, de nuevo con guayabera, esta vez blanca, y la reina, con un vestido del mismo color, iniciaron el recorrido en el Templete, el punto donde en 1519 se celebró el primer cabildo y la misa fundacional junto a una ceiba.
Según la tradición, cientos de personas acuden cada 16 de noviembre a la pequeña construcción de estilo neoclásica, construida en 1828 por Fernando VII, para dar tres vueltas alrededor de la ceiba, tirar unas monedas al aire y pedir un deseo.
Los reyes no hicieron este ritual, pero ante la sombra de la ceiba –la original sobrevivió hasta 1753– escucharon con atención las explicaciones de Leal sobre el simbolismo del lugar. En el acto también estuvieron el ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, el presidente de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo, y el de la Asamblea de La Habana, Reinaldo García Zapata.
Junto a la comitiva, Felipe VI, con el bastón de mano municipal, y Letizia atravesaron el parque de la Plaza de Armas, trazada en 1520, lo que la convierte en la más antigua de las cuatro plazas de estilo colonial del centro histórico de la ciudad, y donde se erige la estatua de Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria cubana y primer presidente de la república durante la guerra de liberación fente a España.
Al llegar al Palacio de los Capitanes Generales, el cortejo real se detuvo ante su fachada, donde ya cuelga el repostero con el escudo de La Habana que los reyes han regalado al ahora Museo de la Ciudad con motivo de su histórica visita en una efeméride tan especial como el quinto centenario. Se trata de uno de los obsequios más especiales que ha hecho la Corona española, al ser un tapiz zurcido a mano para la ocasión en la Real Fábrica de Tapices.
El Palacio repuso en el salón del trono del Palacio la bandera rojigualda en marzo del pasado año por indicación de Eusebio Leal para que luciera junto a las enseñas de los países que apoyaron a Cuba en su camino a la independencia.
“En esta sala queda una parte de la historia restituida”, sentenció entonces Leal, quien sigue al frente de la restauración del centro histórico de La Habana, al que la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad en 1982.
Uno de los atractivos del palacio es el “Trono intocado de La Habana”, que aguarda a que un rey de España se siente desde 1791, cuando terminó de construirse el edificio. Una espera que Felipe VI va a prolongar, como hizo su padre, Juan Carlos I, cuando estuvo en La Habana en 1999 con motivo de la cumbre iberoamericana.
“No hubiera cabido. Me hubiera tenido que sentar en él con todos los españoles”, dijo don Juan Carlos para justificar su negativa.
Los reyes regresarán esta noche al Palacio de los Capitanes Generales para ofrecer una cena al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel. Allí Felipe VI pronunciará el discurso de más calado de su visita a la Isla, la cual concluirá este jueves, cuando viajen a Santiago de Cuba.
EFE / OnCuba
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