Cuando se viaja en avión, sobre todo en los largos vuelos trasatlánticos, de vez en cuando se enciende la señal que indica que se amarre el cinturón de seguridad; a veces pasa la linda aeromoza y con una voz amable que conmina a hacerlo.
Se menciona a menudo la palabra “turbulencia”, y las más de las veces son sólo pequeñas sacudidas que inquietan a algunos, pero no pasan de ahí.
Sin embargo, hay ocasiones en que la llamada turbulencia es seria. Justamente el día final del pasado año 2015 ocurrió un lamentable hecho. Un vuelo de Air Canada de Shanghai a Toronto tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en la ciudad canadiense de Calgary, después de encontrar una zona de turbulencia severa que, debido a las fuertes sacudidas del avión en pleno vuelo, ocasionó daños a 21 pasajeros, incluidos 3 niños.
Otro caso ocurrió en julio del 2014, cuando un avión sudafricano en vuelo hacia Hong Kong encontró un área de severa turbulencia al volar sobre Malasia. Dos pasajeros sufrieron heridas críticas y tuvieron que ser hospitalizados cuando aterrizaron. Otros 18 también sufrieron daños. Testigos entre los 165 pasajeros que llevaba el avión, señalaron que hubo pasajeros que salieron disparados hacia el techo de la cabina, ocasionándose daños en el cuello y la cabeza. No tenían puesto el cinturón de seguridad.
Ello nos dice que siempre que estemos sentados en un avión, se debe usar el cinturón de seguridad, pues aunque no siempre pueden asegurarnos la protección, siempre que se lleven puesto protegen. Hay que recordar que la condición meteorológica de turbulencia no puede predecirse siempre, porque las más de las veces encuentran desprevenidos a la tripulación, que sólo lo puede informar cuando ya están dentro de la zona de turbulencia.
Si bien son muy pocos los casos verdaderamente severos y graves asociados a la turbulencia, que en su inmensa mayoría no ocasiona daños y sólo asustan un poco a los pasajeros, hay casos más bien raros en los que las aeromozas y el personal que atiende el vuelo, al estar de pie o moviéndose por la cabina en sus funciones de trabajo a bordo, sin tener abrochado el cinturón de seguridad, son sorprendidos por turbulencia fuerte y resultan con daños severos al ser arrojados en cualquier dirección y lugar dentro de la cabina de pasajeros.
Son muy raras las condiciones extremas relacionadas con la turbulencia que a veces pueden ocasionar un accidente fatal para la aeronave. El último de esos muy raros casos ocurrió cuando un BOAC 707 fue destruido en pleno vuelo, al partirse en dos mientras volaba cerca del Monte Fuji, en Japón, con 124 personas a bordo, además de la tripulación. La nave aérea encontró repentinamente una turbulencia muy severa, completamente fuera de lo normal, que impuso una carga que traspasó los límites de diseño del aparato. Pero hay que decir que eso ocurrió el 5 de marzo de 1966, hará 50 años dentro de poco. De entonces acá, la tecnología ha avanzado mucho. Según los expertos, los aviones de hoy se diseñan y prueban para resistir turbulencias mucho más severas que cualquier turbulencia que se haya registrado jamás.
Comentario aparte merecen los pilotos no comerciales que por su profesión ingresan en condiciones meteorológicas muy peligrosas. Este es el caso de los pilotos y la tripulación, tanto científica como de aseguramiento de vuelo, en los aviones de reconocimiento meteorológico a huracanes, llamados comúnmente “cazahuracanes” (o “hurricane hunters”).
Los datos que recopilan en esos vuelos resultan valiosísimos e imprescindibles para un buen pronóstico de la trayectoria e intensidad de los ciclones tropicales, posibilitando con ello salvar miles de vidas. Pero ese encomiable trabajo tiene sus riesgos, y algunos han estado a punto de perder la vida en las condiciones de turbulencia extrema que se encuentran dentro de un huracán.
Un capitán piloto norteamericano me contó que en una ocasión volando una misión de reconocimiento al huracán Hugo en 1989, se encontraron con una zona de turbulencia extrema, y que el avión perdió rápidamente sustentación, desplomándose a gran velocidad. Cuando estaban a punto de chocar con el mar, a sólo unos metros de la superficie, lograron retomar el control del aparato y salvaron así la vida. Literalmente por un pelo. Me expresó que habían nacido de nuevo ese día.
Otros no han tenido tanta suerte. Un avión cazahuracanes norteamericano fue literalmente tragado por el mar en el huracán de gran intensidad categoría 5, llamado “Janet”, en 1955, en el noroeste del mar Caribe cerca de la isla Cisne, perteneciente a Honduras. La tripulación envió un mensaje de radio diciendo que estaban penetrando en el “ojo” del huracán. Y lamentablemente no se supo más del aparato.
¿Qué provoca la turbulencia?
Puede decirse en forma sencilla que la turbulencia se produce cuando una masa de aire que se mueve a una velocidad dada se encuentra con otra masa de aire que se mueve a una velocidad diferente. Usualmente se le llama turbulencia en Aire Claro (CAT: Clear-air Turbulence) porque se produce en un cielo totalmente azul, sin nubes ni nada que permita conocer lo que ocurre, excepto por sus efectos perceptibles en el avión en forma de sacudidas más o menos fuertes. A veces también, se producen descensos pronunciados de la aeronave, como si nada sustentara al avión, por eso se les conoce como “colchones de aire”.
La región de la atmósfera donde más ocurre la turbulencia de Aire Claro es la zona de alturas entre 7 000 y 12 000 kilómetros, cuando la capa inferior de la atmósfera, llamada tropósfera, se encuentra con la capa siguiente, llamada tropopausa. Es precisamente la región donde se encuentran las “corrientes en chorro”, verdaderos ríos de aire a gran velocidad que circundan el planeta y que en sus bordes pueden dan origen a las zonas de turbulencia. Ahora bien, a alturas inferiores, puede también ocurrir turbulencia por otras causas, cerca de las cadenas montañosas, por el aire descendente y ascendente que se produce al atravesar la montaña.
Los especialistas describen a la Turbulencia llamándola “flujo turbulento”, describiendo el movimiento de gas (o también del líquido en el mar) en el cual el fluido dado sufre un mezclamiento irregular, ocasionando cambios en su velocidad, en su presión y en la dirección que lleva el flujo.
Es muy difícil que los Meteorólogos Aeronáuticos o los Capitanes de aeronaves detecten o pronostiquen la Turbulencia, pues aunque esté ocasionada por factores que pueden medirse, ocurre a alturas en las que su intensidad y localización no puede ser determinada con gran precisión. Los radares de las aeronaves no pueden detectar las zonas de turbulencia, porque usualmente este fenómeno no está asociado con nubosidad que pueda ser captada por el radar. Por ello, los pilotos a menudo lo que hacen es emplear la información radial de otros pilotos que han pasado recientemente cerca de la ruta y que experimentaron turbulencia.
Se conocen varios factores que pueden incrementar la probabilidad de que el avión encuentre Turbulencia en Aire Claro, y a veces está presente más de uno de estos factores. Se estima que el 64 {bb302c39ef77509544c7d3ea992cb94710211e0fa5985a4a3940706d9b0380de} de la Turbulencia severa se encuentra a menos de 280 kilómetros del eje de una Corriente en Chorro (Jet Stream), la corriente de aire ya mencionada que tiene la característica de que circunda al planeta a gran velocidad.
Otras señales son más fáciles de seguir. Por ejemplo, cuando hay nubes Cúmulus (esas nubes tropicales que dan chubascos en las tardes de verano, o en los frentes fríos, o asociadas a ciclones tropicales), y sobre todo la cercanía de las más desarrolladas de este tipo de nubes, llamadas Cumulonimbus, o el cruce por la cercanía de una cadena montañosa, es casi seguro que se encontrará Turbulencia, y previsoramente el Capitán de la aeronave encenderá las señales de ajustar el cinturón de seguridad antes de que ello ocurra.
¿Habrá más turbulencia en la navegación aérea del futuro?
Hay expertos que están preocupados porque la turbulencia puede hacerse más frecuente debido al calentamiento global que sufre nuestro planeta. Un reporte del 2013 indicaba que la fuerza de la turbulencia sobre el corredor aéreo de Norteamérica se había incrementado en un 10 por ciento a un 40 por ciento, mientras que la turbulencia moderada a severa aumentaría su frecuencia en los vuelos trasatlánticos hasta en un 40 al 170 por ciento en un Mundo en que esté presente el doble de dióxido de carbono atmosférico, comparándolo con la cantidad de ese gas en la era pre-industrial.
La turbulencia es un fenómeno meteorológico que puede asustar a los pasajeros y ocasionar falta de confort, aunque muchísimo más infrecuentemente puede ocasionar problemas para la seguridad del vuelo y los pasajeros o tripulantes. Por ello, todo pasajero debe seguir las recomendaciones de aeromozas y del personal que atiende el vuelo y mantener abrochados sus cinturones de seguridad durante todo el tiempo que esté sentado. Y si va al baño y se enciende la señal o se da un aviso, déjelo todo para dentro de un rato y vuelva a su asiento amparado en la seguridad del cinturón de igual nombre… ese proceder es ciertamente lo más seguro.
y fue una turbulencia aquello que derribó el avión de Cubana al despegar en La Habana?