El consumo eléctrico se ha disparado en Cuba durante el mes de abril, lo que generó una alerta de las autoridades cubanas a la población para incentivar el ahorro de energía.
En las primeras semanas de este mes, “la demanda de energía eléctrica ha superado lo que normalmente se consume en los meses de verano”, informa el diario oficial Granma.
La publicación señala que, según el Consejo Energético Nacional, “lo planificado para el pico del mediodía a nivel de país, en esta etapa del año, se incumple en un 20,6 %, cifra que representa 421 megawatt por encima del plan”.
También asegura que “a nivel de nación se incumple el plan en un 5,3 %, lo que representa un sobreconsumo de 9.516 toneladas de combustible”.
Este hecho se produce en momentos en que un mayor número de personas permanece en sus casas en este horario, como resultado de las medidas adoptadas por el gobierno para enfrentar la pandemia de la Covid-19.
Entre estas se cuentan la suspensión de las clases y de actividades laborales no imprescindibles, así como de eventos y el transporte público, lo que hace que muchos cubanos pasen más tiempo en sus hogares, algo en lo que, además, ha insistido el propio gobierno como una medida de prevención.
A ello se unen las altas temperaturas registradas hasta el momento en abril, inusuales para este período del año, entre ellas dos récords nacionales absolutos –el último de ellos de 39.7 grados Celsius–, y otras marcas para varios territorios de la Isla.
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Ante el incremento de la demanda eléctrica, las autoridades analizan “las medidas que pudieran adoptarse para disminuir esas cifras”, en particular en el sector residencial “teniendo en cuenta que es en los hogares, donde se reporta el mayor consumo, con valores del 68 %”, de acuerdo con Granma, que no brinda detalles sobre las medidas analizadas.
No obstante, el medio brinda una preocupante pista en el pie de foto de su reporte, en el que se afirma que “los hogares cubanos deben incrementar las medidas de ahorro de electricidad, para evitar los molestos apagones”.
En tal sentido, Granma cita declaraciones de Liván Nicolás Arronte, ministro de Energía y Minas, quien “exhortó a desplazar los horarios de cocción de los alimentos en el hogar y balancear las actividades domésticas para que no todas se realicen en el mismo momento”.
También apunta que el histórico Comandante Ramiro Valdés, viceprimer ministro del país, llamó “al control y el uso racional de la energía en un momento en el que todo el país está enfocado en enfrentar la pandemia” y dijo que “no es solo crear conciencia, sino traducirla en resultados”.
Además, enfatizó “en el combate a las ilegalidades en el sector y a implementar las mejores prácticas y experiencias, muchas de ellas aplicadas en la contingencia energética de septiembre de 2019”.
En ese momento, en el segundo semestre del pasado año, la Isla debió adoptar un grupo de medidas ante el déficit de combustible sufrido por el incremento de las sanciones del gobierno de Estados Unidos. Entonces, debió reducir el transporte y un grupo de actividades, pero evitó la aplicación masiva de los temidos apagones, habituales durante la crisis de los años 90 y en otros períodos de dificultades económicas.
Es lógico ese incremento. Es de esperar también que algunas de las acciones del gobierno en esta pandemia estén dirigidas a satisfacer esa demanda SIN RECURRIR A APAGONES. A diferencia del verano tradicional cubano, en esta ocasión además de los centros educacionales y otras actividades relacionadas con el curso escolar, también están paralizadas múltiples actividades laborales, políticas y de masas que deben suponer una reducción considerable de la demanda del sector no residencial. A lo antes expuesto se suma la paralización casi total del transporte público en todas sus modalidades, que debe haber reducido significativamente el consumo de diesel, gasolina y combustible de aviación. Por lo tanto, que las autoridades correspondientes se enfoquen en satisfacer la demanda eléctrica que generamos los cubanos en nuestros hogares cuando estamos cumpliendo el aislamiento social, cocinando los alimentos que podamos conseguir y “refrescando” nuestros hogares con el equipo que dispongamos.