Cada 28 de junio se celebra a nivel mundial el Día del Orgullo Gay, una jornada de reivindicación y celebración para la comunidad LGBTI+, a propósito de los hechos de Stonewall ese día del año 1969, que marcaron el inicio del movimiento por una libre orientación sexual.
Las actividades en diversos rincones del planeta se multiplican cada año, siendo el popular Desfile del Orgullo la actividad central, con diferentes ciudades a destacar como Madrid, Sao Paulo y San Francisco, sedes que atraen la mayor cantidad de personas cada año.
Las acciones en Cuba por esta jornada son más visibles en el entorno de las redes, donde usualmente se realizan acciones que incluyen a defensores y miembros de la comunidad LGBTIQ+, entre otras variantes que se celebran cada año.
La Iglesia Metropolitana de Cuba (ICM), con la pastora Elaine Saralegui al frente, es una de las instituciones más involucradas con este tipo de actividades, desde un espacio inclusivo espiritual para la comunidad, con un férreo e importante trabajo en sus cinco años de creada.
Si bien actualmente la ICM no cuenta con personalidad jurídica, “muy importante a la hora de pensarnos en un orden organizativo y patrimonial, también por la legitimidad que esto propicia”, precisa Saralegui, en este tiempo se han mantenido activos como defensores de la comunidad LGBTIQ+ en su refugio espiritual abierto para todo aquel que quiera “recibir la bendición de Dios en todas sus manifestaciones, en sus relaciones erótico-afectivas”, como nos comenta la líder de este centro religioso.
La historia de la ICM en el país “fue de desgarramientos, de desarraigo de los espacios espirituales en donde estábamos. En un principio no éramos muchos, veníamos de iglesias donde no encontrábamos una radical acogida, donde la homosexualidad era vista desde las ‘puertas abiertas’, pero con condiciones y exigencias que contrariaban nuestra plenitud espiritual”.
Añade Saralegui que “fue fuerte, doloroso, pero eso nos hizo entender mejor el camino y la lucha. Luego vino el momento de fundación, de soñar, de poder restaurar nuestras esperanzas, de cuidarnos mutuamente, propiciar espacios sanadores para las personas que comenzaban a llegar desde diferentes experiencias de violencia.
El trabajo hacia el interior se fue consolidando, fue construyéndose entre los que comenzamos, desde la identidad propia de la dominación misma y la que estábamos cimentando desde Cuba. También hubo un trabajo hacia el exterior, de asociaciones de diferentes espacios y proyectos, sobre todo del ámbito secular, en lo ecuménico fue más complicado, todavía lo es, fuimos comprendidos como una secta o gremio que no era necesaria y que agredía con su fundación a las iglesias no conservadoras que se entendían abiertas, nuestra existencia de alguna manera preocupó, luego inquietó nuestra radicalidad de lo que entendíamos como espacios afirmativos hacia la vida de las personas LGBTIQ+”, afirma.
En estos cinco años la pastora comenta a OnCuba que han ganado en consolidación. “En amigues, en aliades y en un espacio físico, con un templo en la ciudad de Matanzas, que nos ha generado más estabilidad y fortaleza, pero con la conciencia siempre en la periferia, el camino y en el movimiento. Una de las cuestiones que nos ha dado más alegrías, satisfacción y orgullo es propiciar el espacio y las condiciones para que personas de la comunidad LGBTIQ+ tengan una liberación también de las ataduras de la violencia impuestas por la violencia espiritual”.
Pandemonium: a propósito del programa religioso antiderechos cubano
¿Cómo logran borrar el estigma del rechazo hacia su comunidad que acarrean las instituciones religiosas?
Tiene que ver con nuestra fundación. La Fraternidad de Iglesias de la Comunidad Metropolitana y la ICM tienen una interesante historia con eventos muy tristes y emocionantes, también alegres.
El reverendo norteamericano Troy Perry era un pastor pentecostal y gay quien después de su divorcio y de haber pasado un tiempo de depresión, en octubre de 1968 decide fundar en la sala de su casa un espacio radicalmente inclusivo para la comunidad LGBTIQ+, una comunidad que estaba sufriendo violencia espiritual porque no era acogida en el espacio cristiano.
No es casual el año ni la ciudad de fundación (Los Ángeles, California), epicentro de las luchas de la comunidad. Desde el año de la función del ICM se estaban gestando las condiciones para lo que fuera después los disturbios de Stonewall, la revolución sexual… por supuesto que ICM tuvo un importante papel en todo lo que fue esta revolución, también en las Marchas del Orgullo y el movimiento por los derechos de las personas LGBTIQ+.
La ICM también aportó importantes estudios socio-teológicos que enriquecieron esos debates que se estaban suscitando en ese momento entorno a la sexualidad, por lo tanto, ICM es una iglesia radicalmente inclusiva, con personas de diferentes tradiciones denominacionales, pero también espirituales y religiosas, pensada para acoger a la comunidad LGBTIQ+ y la lucha por sus derechos, que lucha contra los sistemas de opresión, por lo cual ICM en Cuba, como parte de esa gran familia y de esta tradición, es una iglesia que pretende poner en práctica estos valores agregados.
Nuestras iglesias fueron atacadas y quemadas con personas dentro por parte de extremistas en los Estados Unidos. Tenemos iglesias en muchas partes del mundo, especialmente en áreas metropolitanas.
¿Cuán necesario se hace para su comunidad, y la sociedad en general, combatir doctrinas como el fundamentalismo religioso?
El fundamentalismo, según Jorge Pixley, es una categoría analítica para nombrar movimientos religiosos que sean escriturísticos, o sea, donde las escrituras sean el centro de los mismos con una lectura literalista de la Biblia, antimodernistas, autoritarios y patriarcales, que tengan proyectos políticos restauracionistas.
Es un movimiento político que utiliza el discurso religioso y su estrategia es propiciar un estado sobre una base político-religiosa, como ha venido sucediendo en Latinoamérica en los últimos años. Además ofrece recursos simbólicos, económicos, comunitarios para poder enfrentar las crisis económicas y personales.
Entonces es una ideología a combatir y resistir no solo desde las personas o grupos históricamente excluidos, sino por toda persona o sociedad que pretende erigirse en la base de la justicia, la paz, la igualdad y la soberanía.
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El fundamentalismo comulga con las políticas neoliberales, tanto exalta la bendición personal sobre la colectiva, donde unos se salvan y otros no, la salvación es un asunto personal como lo es el pecado y ellos asumen la causa del pecado social por problemas morales a combatir como la homosexualidad, el liberalismo, el aborto, las relaciones prematrimoniales, el adulterio, la disidencia de la mujer hacia las tareas propias de su género.
¿Cómo cree que debieran celebrarse fechas como la de este 28 de junio en Cuba y en el mundo en general?
Deberíamos resignificar el Día del Orgullo como se celebra en otros lugares del mundo. Estas celebraciones se han convertido en espacios de poder, espacios clasistas donde los hombres cisgays blancos de clase media han colonizado esta plataforma desde los mismos inicios. Las marchas del orgullo se han convertido en espacios donde las grandes transnacionales han ido a vender, las empresas y negocios han pactado para poder vender y sacarle dinero a la comunidad LGBTIQ+ de clase media.
Pero luego las cosas siguen igual y no hay un cambio real de pensamiento, creo que es importantísima la visualización de nuestros cuerpos abyectos y de nuestras comunidades, las fiestas y la celebración es importante, con todo lo que trae, desde nuestra cultura, pero es importante también el proceso educativo, la concientización, los mensajes y el activismo.
No importa cual sea la fecha de celebración, sino el sentido y los objetivos que se tengan.
Entonces se hace más necesario mejores programas de orientación sexual
Lo ideal sería un programa de educación integral de la sexualidad donde el derecho y el género puedan confluir para poder propiciar un cambio profundo en estas cuestiones.
Creo que este programa debería darse a todos los niveles educacionales, por supuesto, con sus respectivas adaptaciones acorde a la edad, pero también deberían impartirse en los centros de trabajo, en los barrios, en los círculos políticos, en el partido, en los hospitales, que no quede nadie sin alfabetizarse en estos temas.
Otro avance significativo sería la posibilidad del matrimonio igualitario…
Yo soy partidaria de llamarlo “matrimonio para todas las personas”, para mi significa que todas las personas somos iguales ante la ley y tenemos los mismos derechos y responsabilidades como ciudadanes, de lo contrario sería una distinción dada por los prejuicios y los reforzaría aún más.
Aunque la institución del matrimonio como la conocemos es una estructura conservadora, opresiva, burguesa y patriarcal, alejada de responder a la pluralidad y diversidad de relaciones que existen hoy, tal avance en Cuba resultará importantísimo para que las históricas visiones peyorativas sobre la familia LGBTIQ+ cambien, sobre todo hacia el respeto y reconocimiento de verlo con naturalidad.
Yo como persona de la comunidad LGBTIQ+ quiero que los mismos derechos que se le estén dando a algunas personas sean para todas.
Pandemonium: a propósito del programa religioso antiderechos cubano II
Es simple. Si va a existir una opción que se llame matrimonio y otra llamada unión de hecho yo como persona LGBTIQ+ tengo que tener acceso a los mismos derechos de una persona heterosexual: el derecho al matrimonio o unión de hecho, según las personas decidan; derecho a la adopción, a la asistencia de salud para la procreación, reconocimiento de todos los tipos de familia.
Necesitamos que la sociedad empiece a pensar en eso de “todos los derechos para todas las personas y familias”, eso resumiría muy bien mi pensar en este aspecto.
¿Cuánto ayudaría a la causa un mayor apoyo de líderes de opinión de la comunidad LGBTIQ+?
Esta ha sido una de mis mayores luchas. Hay personas que dicen que hay que respetar los procesos personales, procesos de salida. Pienso que la salida del closet, vivir con orgullo de tu disidencia sexual y de género, es un acto político poderoso y transformador, divergente del estatus quo.
Por otra parte, muchos líderes y lideresas de opinión han desarrollado su vida en un confort y con privilegios que les ha alejado de la empatía con el resto de la comunidad, que aun conviven en condiciones desventajosas para expresar y vivir con plenitud su vida. Muchas veces se esconden detrás de esos privilegios para no perderlos o para no perder espacios de poder.
Para mí esto es muy triste y deshonesto. No es justo disfrutar de derechos que no fueron peleados por ti cuando pudiste enriquecer y catalizar el proceso. Hay una gran responsabilidad en esto.
Por otro lado pienso en el grado de conciencia. Hubiese sido diferente hoy si estas personas influyentes a lo largo de la historia hubieran vivido con orgullo su disidencia sexual y de género. ¿Cuánto no hubiéramos avanzado si hubieran ubicado sus privilegios en función de la causa?
Aunque, no podemos desconocer que existen personas que se encuentran en situaciones peligrosas para sus vidas y que no tienen los recursos necesarios para expresar a plenitud su sexualidad o su identidad de género. Existen personas que están en este caso y en ese sentido hay que respetar los procesos y respetar la vida y el sufrimiento de las personas.
¿Persiste un pensamiento homofóbico en la sociedad cubana?
Hay muchas maneras de expresar la fobia hacia las personas LGBTIQ+. Hasta hace muy poco estábamos patologizados en un manual de enfermedades mentales. Esa violencia de la medicina está impregnada en la sociedad todavía.
Con los derechos estamos luchando aun y la teología y la religión seguirán por mucho tiempo haciendo lo suyo. El patriarcado no quiere de ninguna manera perder el poder, por eso castiga a quienes se salgan de sus rígidos esquemas. Aun en mi familia, por ejemplo, lucho con rezagos que subyacen escondiditos por ahí que a cada rato aparecen.
En una declaración suya el pasado año, proclama que “nuestro Dios es amante de la justicia” ¿Cómo definiría esa justicia?
La entendemos como “todos los derechos para todas las personas”. La paz que da la justicia tiene el sabor de un beso y me recuerda siempre este verso de la Biblia que dice: que “la misericordia y la verdad se han encontrado, la justicia y la paz se han besado. La verdad brota de la tierra y la justicia mira desde los cielos. Ciertamente el Señor dará lo que es bueno y la tierra dará su fruto. La justicia irá delante de Él y pondrá por camino sus pasos”.
Articulo fantastico!