Cuando los Estados Unidos decidieron intervenir en Cuba, durante la última contienda independentista contra España, necesitaron enviar a territorio insurrecto a un emisario que se pusiera de acuerdo, previas instrucciones, con el alto mando del Ejército Libertador, para así allanar la manera de propiciar un desembarco feliz en la Isla de las fuerzas norteamericanas. El enviado se llamaba Andrew Summers Rowan y era un primer teniente, graduado de la Academia de West Point.
Rowan, sin reparo alguno, tenía condiciones sobradas para encarar la misión, no exenta de riesgos, pero tenía una limitación: no hablaba español. A pesar de este contratiempo, luego de ponerse en contacto con la Junta Revolucionaria Cubana en los Estados Unidos, esta lo encaminó hacia su homóloga de Kingston, Jamaica, y desde aquí partió en un correo mambí, un débil barquichuelo que daba viajes clandestinos a Cuba. Arribó por las inmediaciones de la Ensenada de Mora, en la costa sur oriental.
Desde allí salió al encuentro de fuerzas mambisas a las órdenes del general Salvador Hernández Ríos, y en el campamento de este se designó al teniente Eugenio
Fernández Barrot –quien dominaba el idioma inglés por haber residido en los Estados Unidos– como el oficial que conduciría a Rowan ante el general Calixto García.
Hallaron al glorioso jefe criollo en Bayamo, y se pactó, en las conversaciones sostenidas, la colaboración entre las tropas cubanas y estadounidenses. Rowan emprendió el regreso a su país por la costa norte oriental, cerca de Manatí, y fue acompañado en el viaje por varios oficiales nuestros, encabezados por el general Enrique Collazo. Su misión, exitosa, había durado menos de un mes, entre el 19 de abril y el 17 de mayo de 1898.
El resto de la historia se conoce bastante bien –léanse las crónicas que recién publicó Ciro Bianchi en su columna dominical de Juventud Rebelde-– ,1 pero deseo resaltar que Andrew S. Rowan se convirtió en un héroe nacional por su desempeño, sobre todo gracias al trabajo que diera a conocer en febrero de 1899 el reputado periodista Elbert Hubbard, bajo el título “A message to García”; sin restarle méritos a Rowan, que cumplió a cabalidad su encomienda, no hay duda de que Hubbard sobredimensionó la hazaña del joven oficial, y así el texto gozó de una notoriedad inmensa, siendo uno de los más publicados y traducidos en la historia.2
Volvamos ahora al tránsito de Rowan por los campos de Cuba Libre. En el camino hacia el encuentro con Calixto García el grupo que dirigía el ya mencionado Fernández Barrot era pequeño, seis hombres en total, y pronto la breve escolta fue picada por la curiosidad, y preguntaba, con mucho gracejo, insistentemente a sus superiores: “Qué, ¿ya el loro habló?”, “¿Ya habló el perico?” Huelga agregar que el mensaje que portaba Rowan era secreto y verbal, no llevaba encima ningún documento comprometedor, y la discreción y el hermetismo fueron sus principales virtudes. El otro oficial de la comitiva, el alférez Dionisio López Cedeño, era tartamudo y respondía a sus compañeros, siguiendo el juego: “Pe-Pe-Perico”. Bastó esto para que los del grupo bautizaran a Rowan como Pepe.
Dicho y hecho. De esta forma el teniente Rowan, el héroe del celebérrimo “Mensaje a García”, se convirtió en Pepe, como cualquier hijo de vecino, debido a una humorada mambisa, pues nuestros libertadores no perdieron nunca la capacidad innata para sus ocurrencias, ni aunque los rodearan muchos peligros y vicisitudes. Así, con un poco de todo, se forjó la patria.
Notas
1Consúltese “Washington vs. Madrid: páginas de la guerra” (I, II y III), los días 19 y 26 de junio y 3 de julio de 2016.
2Existen datos que afirman que se han publicado unas 40 millones de copias del susodicho artículo.
Excelente capitulo de la historia de CUBA que yo no conocia,gracias y que viva CUBA LIBRE,asi sea algun dia no muy lejano.
María Flores: Creo que Cuba es libre desde el primero de enero de 1959, si la historia no miente. Desde ese día se acabaron en Cuba las cañoneras yanquis, los embajadores-proconsules y las compañias Made-in-USA haciendo lo que les daba la gana.