Una popular vía habanera que une la Plaza de Armas con el Parque Central tendrá nuevamente puerta de entrada, como años atrás. Cerca de El Templete, los trabajadores del proyecto privado Restauro Habana construyen la réplica del Pórtico de la antigua puerta de la Calle O’Reilly.
En una fotografía del Ministerio de Obras Públicas, con fecha 1928, se observa la entrada flanqueada a su derecha por edificios que ya no existen. El escudo de la ciudad será ubicado, como antaño, sobre el gran Pórtico, cercano al mar.
Se colocarán también elementos ornamentales como dos cañones a ambos lados de la entrada, luminarias empotradas en el suelo, y trabajos de herrería para unir la entrada por un lado con el edificio de Prácticos del Puerto, y por el otro, con el parque y monumento a los marinos cubanos muertos durante la II Guerra Mundial.
Según la versión más extendida, la calle se nombra así en honor a Alexander O’Reilly, mariscal de campo y capitán general de Andalucía. Nació en Dublín (Irlanda), pero fue enviado a Cuba por el rey Carlos III, para que revisara la situación defensiva de la ciudad después de su devolución por los ingleses en 1763.
O’Reilly se encargó de la modernización del castillo del Morro y se le ordenó, además, la creación de un ejército permanente que defendiera La Habana de futuros ataques. Pero dice el doctor Manuel Fernández Santalices, autor de Historia de las calles habaneras, que la denominación viene de su hijo don Pedro Pablo O’Reilly y de las Casas.
Este segundo conde O’Reilly nació de la unión entre el militar y la cubana doña María Rosa de las Casas y Aragorri, hermana del capitán general y gobernador de la Isla, don Luis de las Casas.
La calle tuvo varias denominaciones: Calle Honda o del Sumidero, del Basurero y de la Aduana, e incluso, durante un breve período tiempo, se le nombró Presidente Zayas, en honor al doctor Alfredo Zayas Alfonso.
El grupo que realiza la construcción del Pórtico, Restauro Habana, tiene unos diez años de experiencia y trabaja actualmente en varias de las obras de la Oficina del Historiador, como El Templete y el Capitolio.
El objetivo de la Oficina que guía Eusebio Leal es la conservación del patrimonio de La Habana, una ciudad cercana a los cinco siglos.
“Y La Habana seguirá siendo la más bella. Tan es así que cuando pones la mano en un edificio, en donde quiera que lo hagas, se levanta y vive. La decadencia desaparece, el velo se rompe y aparece la ciudad bella”, dijo Leal, quien junto a la Oficina del Historiador de La Habana, recibieron el Premio Patrimonio, en su edición 2017, que otorga el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España.