Cientos de kilómetros ha recorrido la caravana que porta los restos mortales de Fidel. Y si sobrecogedora resulta la escena de cubanos reunidos en torno a las calles señaladas para el recorrido, no lo es menos el entorno más alejado, el de quienes se aproximan, o ya se alejan después de asistir o bien miran pasar el cortejo desde una casita perdida en algún punto de la Carretera Central.