La Oficina del Historiador de La Habana (OHC) proyecta, junto al gobierno cubano, varias acciones inmediatas para salvar su emblemático Malecón de las frecuentes penetraciones del mar, que amenazan la integridad de los edificios y el muro del más famoso paseo costero del país.
Los esfuerzos se centrarán en la llamada zona histórica del Malecón, una extensión de casi 2 kilómetros entre el Castillo de La Punta y el parque Maceo, considerada una de las postales habaneras más reconocidas y una imperdible atracción turística, publicó Granma.
De acuerdo a un estudio oficial sobre asentamientos vulnerables al cambio climático, el Malecón habanero cuenta con el mayor número de viviendas e infraestructuras expuestas en la Isla.
De ahí que el Estado cubano incluyera a la avenida entre las 11 zonas prioritarias de la Tarea Vida, un plan gubernamental aprobado en abril de 2017 para enfrentar los efectos del clima.
Tras el paso en septiembre último del poderoso huracán Irma, que provocó olas de más de 10 metros y la entrada del agua 2 kilómetros tierra adentro, las autoridades de la capital cubana planean rehabilitar las edificaciones dañadas y construir otras siguiendo regulaciones urbanísticas específicas.
A partir de ahora las nuevas edificaciones usarán materiales resistentes a la intemperie, se prohibirán las viviendas en las plantas bajas, que se reservarán solo para actividades comerciales, mientras que los sótanos solo podrán servir como estacionamientos.
Además, será obligatorio elevar el nivel del piso respecto al de la acera entre 15 y 45 centímetros en los portales y 1,20 metros en el interior de las edificaciones.
Estas reglas pretenden conjugar nuevas inversiones urbanísticas con una nueva conciencia ambiental, asegura un amplio artículo del diario Granma.
Otra prioridad de la OHC es reparar, limpiar y mantener el buen estado de los drenajes en las áreas inundables de La Habana Vieja, Centro Habana y Plaza de la Revolución, los tres municipios capitalinos por los que se extiende la franja protegida.
También se planifica elevar la altura máxima del muro a 1,25 metros con reforzamiento y curvatura en la fachada que da al mar, construir aceras con elementos de hormigón para mitigar la entrada de agua y agregar elementos rompeolas a una distancia prudencial de la costa para contener el primer impacto del mar.
Los especialistas de la Oficina del Historiador han insistido en que estos cambios no supondrán un “deterioro de la imagen de la ciudad”, para lo que respetarán los valores patrimoniales del paisaje urbano en el litoral habanero.
Ante el peligro del huracán Irma fueron evacuadas unas 60 familias residentes en el paseo costero.
En la actualidad, los edificios afectados por derrumbes parciales y con “fallos estructurales irreversibles” han sido cerrados para evitar “la entrada de personas y lamentables accidentes”, señala el reporte oficial.
Irma azotó Cuba entre el 8 y el 10 de septiembre pasados, tras lo que dejó millonarias pérdidas económicas y 10 muertos, 7 de ellos en La Habana, la mayoría por derrumbes de edificaciones en mal estado.
La Habana, la ciudad más poblada de Cuba, es uno de los enclaves urbanos con la mayor cantidad de edificios en malas condiciones, la mayoría construcciones muy antiguas sin mantenimiento.
A esto se une la seria escasez de vivienda en el país, lo que obliga a muchas familias a continuar habitando inmuebles con daños estructurales y en peligro de derrumbe.
EFE / OnCuba