La escena es rápida. Nada cinematográfica. Para demasiadas cosas ha desaparecido el ¡Corten! aunque parezcan ficción. Converso con un gran amigo. A nuestro lado, su hija (¡tan!) única, tan de 18, estudia. Quiere ir a una la universidad –me dice. Graduarse. ¡Y viajar!, como su prima –me dice. Eso me tiene mal. Me han caído diez años desde que me lo confesó –me dice.
Puedo notarlo. Más, puedo entenderlo. Y jode, jode bien lejos la idea de un padre que ha comenzado a despedir a su hija de 25 años, cuando aún es una jovencita de 18. Nadie debería despedirse de un hijo, en realidad de ningún ser querido durante tanto tiempo. Entiendo entonces por qué le ha venido toda la vejez de un golpe. Al contrario de lo que muchos piensan, la vejez no empieza con el óxido en las articulaciones, con las canas, los surcos escoltando el borde de los ojos o el colesterol anillando el diámetro interior de las arterias. La vejez, al menos la más grave de todas sus variantes, comienza cuando nos despedimos por primera vez.
Yo lo supe cuando fue mediodía y no hubo siesta, ni abuelo en el cuarto de mi abuelo. Lo supe la tarde de lunes en que mi sobrino, con una voz que aún me arde, ofreció dejarme batear a cambio de que jugáramos diez minutos más. Diez minutos por los cientos que nos robarían mi primera salida del país. Diez minutos –hoy sé– por los miles que ya no tendríamos cuando –¡tan joven!–, rumbo a Inglaterra, también él salió de aquí. De hecho lo supe ya tantas veces que lo último que envejecerá en mí serán las articulaciones. El último síntoma de mi vejez serán sus fiebres.
Muerde tanta despedida. Las propias sí, y también todas las que poco a poco desgranan al país.
Hace algunos días sentí un temblor agridulce tras la lectura de un informe del Pew Research Center (1) que reflejaba que durante el año fiscal 2015 arribaron más de 43 000 cubanos a los Estados Unidos. Agri –porque esas son muchas, ¡demasiadas, despedidas! Dulce –porque como cubano sé que hay en cada una de ellas una victoria individual. Y cuando aún no me recuperaba de la sacudida inicial llegó una réplica más intensa al pensar en todas las salidas (despedidas) que ocurrieron y que el Pew Research Center no va a contabilizar –quizás nadie lo haga– porque no acabaron en un arribo.
Algunos intentan ponerle a esta rabia el bálsamo de los números ajenos. También lo he intentado. Datos de México, El Salvador, Honduras, el Medio Oriente. Sucede que una cosa es analizar lógicas semejantes –o diferentes– y otra curar dolores propios con el dolor vecino. Un millón de despedidas ajenas no sirven para anestesiar las nuestras. La tristeza no se cura con tristeza.
Hemos dicho adiós tantas veces y de tan diversas formas que hoy existe en Cuba un inventario no escrito –pero operativo– para las despedidas. Un inventario que tiene su núcleo en nuestra condición insular –en la “maldita circunstancia del agua”– pero que se ha engrosado por la maldita circunstancia de este tiempo. Un catálogo que va desde el monte hasta la playa, de la playa al horizonte. Desde el monte hasta otros montes. Del cordón familiar en el vidrio de la Terminal 3, o en las afueras de la 2, al silencio de las despedidas que no fueron porque hay despedidas que para que sean, han de andar ocultas.
Mi estilo siempre ha sido el optimismo. Me quiero –y me sueño– ciudadano de un país que se despida menos. Que se reencuentre más. Que cambie ciertas estadísticas. Y si así no fuera, que sea por la sobrada disponibilidad de alternativas, y no por su completa falta.
Pero hoy no estoy para optimismos. Quizás porque se fueron los Gourriel y no se despidieron. Quizás por la incomodidad que me genera la idea de alguno de sus compañeros despidiéndose a sí mismo y en silencio, en medio del “acto de repudio” que dicen, sobrevino. Quizás por el país, que sólo en el año fiscal 2015 envejeció más de 43 000 veces. Quizás, en fin, porque al optimismo la edad de mis despedidas a veces lo adormece.
Excelente articulo mi hermano
triste realidad la de nuestro país con esa cantidad de personas que emigran,cuantos amigos se van y quizás nunca los volveremos a ver.sufrimos los que nos quedamos y los que se van también,no todo es color de rosa en la acera de enfrente.que hacer?
Así lo sentí yo cuando dejaba atrás a mi familia es algo q no se puede explicar…… La imagen de mi padre diciéndome adiós en el aeropuerto…. solo lo sabemos los q nos hemos ido……
Cuando dejemos de ser finca para ser nacion, entonces.
Bochornosa censura, no uso lenguaje ofensivo, solo escribo lo que pienso sobre el tema, ustedes los de Oncuba lo saben, pero se pliegan, esta es una de las razones de tantas despedidas, ayuden a tumbar el muro, no a fortalecerlo, flaco favor hacen a la patria.
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Que lamentable situación.!!!..cuantas generaciones más de cubanos pasaran o sufrirán estas despedidas?..muy bueno tu artículo asere.
Divino el texto…. Me hundiste en la tristeza y allí me dejaste… Qué fuerte!
se siente el vuelo de tu pluma herida cuando el nudo se instala en la garganta de todo cubano que pasa los ojos por este escrito.. buena lectura.. ojala que muy pronto en vez de despedidas podamos empezar a cambiar el panorama de la sociedad cubana
Este es uno de los mejores artículos q he leído sobre la emigración cubana actual .El tacto y sensibilidad con la cual el autor narra este evento de las despedida,le destroza le corazón a cualquiera…uno muere un poco cada vez q se despide.Es necesario dejar envejecer por esta situación y de una vez y por todas
Desgarrante…a mi tambien me has dejado en una profunda tristeza.
Gracias Amilkar……aunque acabaste con.mi almuerzo cdo te lei, gracias por darle voz a los q ahoga el llanto, la impotencia o la tristeza por tanta y tan larga despedida
Asì es… esos momentos, esos ùltimos abrazos, donde no se puede ni hablar… para decir què?… Nunca, jamàs superarè mis despedidas, son como una forma dolorosa de morir, pero no se muere… y ahì sigue una y el dolor…
Me gusto el articulo, te felicito. Sin embargo, la profunda tristeza de la despedida no es de ahora, comenzo a suceder desde el principio de la debacle y en aquel entonces, era aun peor. Me explico: el amo de Cuba FC mantuvo a los cubanos de dentro y a los de fuera incomunicados durante casi veinte largos anos. Los exiliados no podian viajar a la isla a ver a sus familiares, las cartas no llegaban, llamar por telefono era una odisea fallida. Todo un plan macabro para mantener el ferreo y maquiavelico control sobre sus esclavos. Esto cambio en el 79, y entonces como obra de magia, los “gusanos” se convirtieron en mariposas llenas de regalos y afecto para inclusive esos que eran responsables por delatarlos y hacerles la vida un yogurt. Queria contar este dato resaltando que el dolor de la separacion es muy pero muy viejo y mas dificil y desalmado en aquella lejana epoca, para las nuevas generaciones que a lo mejor ignoran tantas verdades sobre nuestra torcida historia como nacion.
Increible articulo donde plasmas el dolor interno y el sufrimiento de cada migrante wow de verdad mereces obaciones me senti identificado con la parte el silencio de las depedidas que no fueron poruqe hay despedidas que para que sean, han de ser ocultas……
…bueno el articulo y poético…conmueve …pero a veces hay que pensar antes que llegue el recuerdo y la nostalgia o el rencor nos ahogue… emigrar es hoy , ahora, una decisión que un Cubano puede tomar o no…ahora mismo cualquiera puede regresar a Cuba…puede salir a trabajar por su cuenta y regresar…Fidel Castro forma parte de la historia, guste o no será recordado por muchos con agradecimiento y con odios por otros…Raúl Castro no seguirá al mando del país cuando termite este mandato en el 2018, y realmente ha hecho muchas cosas positivas…lo que llaman democracia ( eso de elegir presidentes) es una estafa donde quiera…en lo personal creo que no debería existir un presidente ni partidos, se gobierna en asamblea elegida por el pueblo (representantes de todo tipo científicos artistas niños mendigos religiones ) y las decisiones se toman en colectivo por mayoría pero aquellas que sean de mayor importancia se consultan con el pueblo que para eso puede servir internet)… ahora, hoy, lo que corresponde es levantar el país y levantarnos nosotros sobre la base del presente, de la realidad y de la verdad…
Se te han olvidado los que han llegado a otros paises del mundo, suma los que andan por Ecuador, los que salieron para España, etc
Mariposalibre cuenta una gran verdad. Irse de Cuba antes era 20 veces peor que ahorra. No había regreso y no sabíamos si volveríamos algún día. De ahí que hicimos nuestra propia Cuba en la Florida donde se han venido acogiendo a los que iban saliendo después. No obstante, Riverol siempre con su buena pluma.
No terminé de leer… y eso es un elogio
Sencillamente conmovedor
Yo suelo practicar el mismo optimismo, pero a mis 22 años he envejecido muchas veces, por lo q en ocasiones mi intento de optimismo perece en eso, en el intento.
… Marzo, 25 anhos fuera de mi tierra, si, he envejecido.
llorar la perdida de mis queridos padres, no ver a mis hermanos.
Duele…
Duele, y duele muchisimo, quizas demasiado. Recuerdo cuando despedi a dos de mis hijos hembra y varon de 17 y 19 a~nos de edad. Los envie a casa de unas amistades en North Carolina, sin saber si los volveria a ver o no. Despues sufri el enlistamiento de mi hijo en el Army y sus tres veces de ir a la guerra de Irak. Me consolaba pensando en las estadisticas de muertes por accidentes, en las cuales hay mas fallecidos en EU que en la guerra…..Duele cuando una hija te pide 10 centavos de CUC para comprarse una hebilla para el pelo y yo teniendo solo 25 centavos para comprar un jabonn para banarnos a pesar de haber sido medico en Cuba mas de 20 a~nos……Duele cuando al fin cruzas el Estrecho de la Florida sentado en un avion y ves el mar donde tantos miles de hermanos han perecido. Y al final mi comentario a mi hija mayor cuando al fin yo pude salir: ?Como puedo empacar en un maletin de 44 libras, 54 a@nos de vida???? (Por cierto solo traje 34 libras, pues no tenia el dinero suficiente para comprarme un maletin mas grande…….
Tomé la desición de quedarme estando ya fuera del país. No me arrepiento. De lo que realmente me arrepiento es de no haberlo hecho antes. Cuando lo hice, sabía a conciencia todo lo que pasaría, lo que estaba dejando atrás. Es muy cierto que no debería existir este problema en la isla, pero ni digo nada y trago en silencio, pq sé que tampoco hice mucho para cambiar las cosas allí donde debían ser cambiadas. Si en vez de lamentarnos por nuestra suerte tuviéramos el coraje de tomar la desición correcta, no estaríamos lamentándonos ahora!
Muy buen trabajo, lo felicito de verdad. Yo que vivo en la Isla lo descargue en el trabajo y lo lleve en una flash y se lo leí a mi esposa mientras haciamos la comida…nosotros que nos indigamos tanto con la banalización de los problemas cubanos coincidiamos en la necesidad creciente de este tipo de periodismo en nuestros medios. Asumamos con valentia que el exodo costante de cubanos es una tragedia en su expresión más exacta…vasta de tonterias, Cuba es el unico país donde lo economico nada tiene que ver con lo politico…en fin en ocasiones cansa tanto volver sobre lo m¡smo.