Para no pocos analistas, entre los cambios históricos registrados en las elecciones presidenciales norteamericanas del 6 de noviembre de 2012, uno de los más notables fue el de la victoria, por primera vez, de un candidato del Partido Demócrata entre la comunidad cubana de Florida. Puede asegurarse que si el bloqueo de Estados Unidos a Cuba ha sobrevivido hasta nuestros días ha sido, en gran medida, porque tenía el apoyo del exilio cubano, de notable influencia en el sur de Florida, un estado fundamental en la pugna electoral estadounidense. Pero eso ha cambiado ya.
Nuevas generaciones de cubanos nacidos o crecidos en Estados Unidos no se sienten obligados a ser fieles al Partido Republicano como la única garantía “frente al comunismo”, ni creen que la batalla contra Fidel Castro deba de ser el motivo de sus vidas. Por primera vez, un cubano-americano del Partido Demócrata, Joe García, fue elegido para ocupar un escaño por Florida en la Cámara de Representantes. Educados más en la solidaridad con sus familiares y compatriotas de la isla que en el odio a quienes llevaron a cabo la Revolución de enero de 1959, este grupo etáreo se identifica con las medidas para facilitar el intercambio tomadas por Barack Obama y tiene el anhelo de aumentarlo todo lo posible. Dicha corriente se ve, igualmente, entre una zona de la comunidad de artistas cubanos residentes en Miami y en especial, entre las más recientes generaciones de músicos de Cuba afincados allí y que experimentan un cambio de mentalidad en relación con sus antecesores llegados a la urbe floridana.
En el ámbito de los vínculos culturales entre Cuba y Estados Unidos, la ciudad de Miami en la Florida ha desempeñado un rol particular, sobre todo a partir del primero de enero de 1959. Es válido acotar que ya antes de la aludida fecha, existían importantes nexos con Miami pues sirvió de refugio a exiliados prerrevolucionarios y cabe afirmar que fue la vía de entrada más expedita al modo de vida estadounidense, dada la presencia allí de redes comunicativas de alta eficiencia para la época. No está demás recordar que, como acota Alfredo Prieto (2011: 94), en los años cincuenta de la pasada centuria era común que la clase media cubana viajara los fines de semana a dicha ciudad con miras a comprar artículos y bienes de consumo.
Por lo general, una característica de los grupos de inmigrantes cuando arriban de inicio al sitio escogido para asentarse, es la tendencia a concentrarse en un área específica y luego, a partir del transcurso del tiempo y las generaciones, dispersarse a través del territorio del país de acogida. Con la experiencia de los cubanos en EEUU ha sucedido todo lo contrario y de tal suerte, con el pasar de los años cada vez se han ido concentrando más en Miami (entiéndase el condado Miami-Dade). Incluso, los que están llegando ahora procedentes de Cuba, tienen la propensión a localizarse en dicho condado.
Así, las interconexiones entre La Habana y Miami, por encima de las asimetrías que establecen diferencias entre el Tercer y el Primer Mundo, originan que ambas ciudades compartan lo que los académicos denominan “porosidad fronteriza” (Coastworthy Rico, 1999). Incluso, cabe afirmar que a partir del 14 de enero de 2013, fecha cuando en Cuba entró en vigor el Decreto-Ley No. 302 modificativo de la Ley No. 1312, “Ley de Migración” (promulgada el 20 de septiembre de 1976), las interconexiones aludidas se tornan en la actualidad aún más fuerte.
El contacto con el acontecer de la vida en Miami y que llega a la isla mediante una variedad de canales informales, despierta en un no reducido sector de la población en Cuba lo que Alfredo Prieto (2011: 96) ha denominado “la percepción por default”, o sea, pensar que —en frase del aludido investigador—“los de allá tienen automáticamente todo de lo que se carece aquí en lo material por el solo hecho de cruzar el Estrecho”. Quienes llegan a semejante conclusión, asumen una idealización del día a día miamense, fenómeno producido en particular entre las más jóvenes generaciones de la ciudadanía y que aspiran a hacer realidad el AMERICAN DREAM, con letras mayúsculas.
Como parte de la reciente emigración de Cuba hacia Miami, una polifacética generación de músicos cubanos se ha afincado en dicha ciudad. Ellos son protagonistas de una sonoridad emergente en el medio artístico de Cuba y su diáspora, fenómeno caracterizado por el abandono de un lenguaje regido exclusivamente por símbolos nacionales y que incide también en la redefinición multicultural de la Isla, proceso que acontece en un contexto internacional abigarrado donde el sujeto cultural unívoco de la modernidad tiende a desaparecer.
Buen ejemplo de dicha corriente es el grupo Cubiche y que, como atinadamente se ha indicado (Silot Bravo, 2011a), es representativo, por un lado, de un movimiento artístico local grassroot (no en el sentido político de la movida en que voluntarios de la comunidad apoyan un partido sino en el de constituir una forma de asociación auténtica, natural y espontánea, diferenciable de las promovidas por las estructuras de poder) con una vocación diríase que global, y por otro, de la escena de Música Cubana Alternativa en la diáspora y deviene un paso más en el camino de afianzar el carácter cosmopolita de nuestra creación musical, por medio de apelar a constantes procesos de hibridación entre los múltiples géneros y estilos oriundos de la Isla con disímiles sonoridades de todo el mundo.
Como ha acotado la académica Eva Silot Bravo (2011a) es también significativo comprobar las similitudes que se producen entre proyectos como Cubiche, Interactivo y Habana Abierta, más allá de haber visto la luz en distintos puntos de la geografía planetaria, a saber: Miami, La Habana y Madrid. Los tres colectivos otorgan prioridad a un formato de colaboración mutante, en el que interactúan músicos de diverso background que, paralelamente, “cuentan con carreras independientes —una de las características distintivas de la escena musical cubana transnacional desde fines de los noventa—”(Silot Bravo, 2011a).
Dada la manifiesta propensión de Cubiche al diálogo con una amplia gama de formas de concebir la música y que van del jazz a lo afrocubano, pasando por los aires brasileños, el reggae, la timba, el rock, la cumbia y el pop, se les ha denominado el “New Miami’sstagefunkysound”. Pero no es únicamente el hecho de lo musical lo que llama la atención en el quehacer de Cubiche. A tono con la filosofía de su figura frontal, Descemer Bueno, ellos persiguen en su lírica que la misma también sea reflejo de “un panorama muy completo del paisaje sociocultural de Miami desde la perspectiva de los emigrantes llegados más recientemente” (Silot Bravo, 2011a). Un vívido ejemplo de ello es la canción titulada “Ponte pa’ la música”, que, como estudiosos del tema han analizado, es una demoledora crítica a lo que no pocos estiman como la falta de oportunidades y apoyo a la música y los músicos cubanos en el mercado miamense, la galopante corrupción en varios sectores de dicho condado del sur de la Florida, las dificultades que muchos de los jóvenes inmigrantes enfrentan para encontrar empleo en medio de la creciente crisis económica y la desequilibrada presencia de una anquilosada visión política a propósito de los aspectos locales en relación con Cuba y que a estas alturas del siglo XXI, se halla distante de ser verdadera expresión de la pluralidad de la diáspora cubana de recientes décadas.
Ante problemas tan complejos como los expuestos por la investigadora Eva Silot Bravo y otros de larga data como el diferendo cubano-estadounidense o el propio existente entre la nación cubana y parte de su emigración, la formación encabezada por Descemer Bueno defiende el principio ideoestético de continuar desarrollando la cultura como lugar de encuentro signado por la neutralidad, proceder que deja a un lado el abrazo asfixiante de la política pues, para decirlo con una frase del violinista y teórico del arte Alfredo Triff(2012): “La política divide, la música une. Separarse de la política no es necesariamente vivir de espaldas a ella. Es sencillamente evitar su abrazo maldito.” Justo al difícil pero posible sueño de crear puentes de comunicación y entendimiento entre los cubanos de aquí y de allá es a lo que le canta Cubiche.
La naturaleza progresista de la ya visible comunidad de esta clase de agrupaciones o solistas en Miami, me lleva a pensar que en dicha ciudad hoy es evidente la existencia de una relación entre el auge de un tipo específico de producción sonora dentro de los códigos de lo que he dado en llamar Música Cubana Alternativa (Borges-Triana, 2001 y 2009) y la emergencia de un pensamiento y activismo diferentes al hasta hace poco tiempo prevaleciente en la diáspora cubana afincada en la Florida. Dichos creadores, en su mayoría representantes de las nuevas generaciones, buscan otras formas de comunicarse con la esfera pública, en relación con la cual para mí queda claro que hacen todo lo posible a su alcance a fin de tener una influencia positiva en el entorno. Y es que ya sea en La Habana, Madrid, Londres o Miami, aunque muchos todavía no se den cuenta o no lo quieran entender, la música resulta un arma poderosa de incidencia en la sociedad.
La propia experiencia de lo acaecido en Miami así lo demuestra. Piénsese, si no, en cómo paulatinamente se ha ido transformando la ciudad desde el primer concierto de Gonzalo Rubalcaba allí en abril de 1996, fecha que para algunos seguidores del tema define un punto de inflexión en la política cubana de la urbe pues, en la ocasión el público interesado en asistir a la función del notable pianista, para entrar en el teatro tuvo que pasar a través de cientos de personas que en las afueras de la instalación protestaban por la presentación de Gonzalito y que en muestra de la más baja catadura ética le gritaban a voz en cuello: ¡Negro comunista! ¡Negro ñángara! Todo porque el artista estaba acogido al Permiso de Residencia en el Exterior (PRE), concedido por las autoridades de Cuba y no había renunciado a los vínculos con la Isla.
En cuanto a cómo es la vida de los músicos cubanos jóvenes en el condado Miami-Dade, vale la pena escuchar los decires del rapero Mr. Haka, líder allí de la movida de hip hop cubano underground o a espaldas del mercado tradicional, pero que ya ha ido creando una escena local de seguidores, y quien es protagonista en carne propia de lo que expresa:
“En mi opinión la vida de esos artistas en Miami no es como ellos quisieran. Y no hablo solo de mí, ni de los músicos, sino también de pintores, actores, bailarines y de todas las ramas del arte, sobre todo el arte conceptual. En esta ciudad estos talentosos seres no encuentran una hendija para parir la diferencia que llevan dentro. Es triste y si no eres fuerte se puede apagar tu llama de creatividad” (Silot Bravo, 2011b).
Si bien es cierto que, como expresa la periodista Sarah Moreno (2012), hay instrumentistas y cantantes de nuestro país que no carecen de variadas opciones laborales dentro del ambiente musical en Miami, entre los que cabría citar la agrupación timbera Tiempo Libre, los vocalistas Luis Bofill, Jourgensen Rodríguez, Gema Corredera, Malena Burkey su hija Lena (ganadora en el 2011 del Premio Grammy en su versión latina), el salsero Rey Ruiz proyectos de clara orientación hacia los sonidos híbridos al corte de Los Tres de La Habana y Leslie Cartaya y el grupo Palo, el bajista y arreglista Omar Hernández, el productor Ricardo Eddy Martínez (“Edito”), los cantautores Donato Poveda, Francisco (“Pancho”) Céspedes y Amaury Gutiérrez; un aspecto que no debe soslayarse es que dicha ciudad también resulta un reservorio para otroras muy populares músicos cubanos, que hasta su salida de Cuba entre fines de los ochenta e inicios de los noventa del pasado siglo, llenaban todos los espacios en los que se presentaran en la isla y no salían de la programación en la radio y la televisión,así como de los estudios de grabación de la EGREM, por entonces la única empresa discográfica existente en el territorio nacional.
Tales figuras encabezan un nutrido grupo de artistas nuestros que al trasladarse a vivir en el sur de la Florida, no han podido continuar su carrera por la carencia allí de instituciones con interés cultural genuino, así como por la existencia de mecanismos que dificultan o que para no pocos tornan imposible la difusión de una obra. Por lo anterior, a pesar de ser en algunos casos valiosísimos representantes de nuestra música, en el lugar donde ahora residen y para sobrevivir, han tenido que realizar trabajos sin ningún vínculo con su profesión o de escasa relevancia en el mundo musical.
Por semejante situación, incluso algunos de los músicos cubanos radicados en Miami han afirmado públicamente que ellos les recomiendan a sus colegas en Cuba que se queden en el país y que no se trasladen hacia la Florida.
Porque a decir verdad, como entorno de acogida Miami es un condado más en la geografía de Estados Unidos y, al margen de que hoy sea una urbe multicultural y diversa, allí sigue predominando un estilo de vida y una cultura anglosajones. El músico cubano que se radica en dicha ciudad es ante todo un inmigrante que compite por el público con infinidad de bandas de rock, estrellas del pop y del rap que cantan en inglés (el idioma predominante en la población de la zona, aunque el español cobre cada vez mayor fuerza), además de con una nutrida representación de artistas reconocidos de América Latina y España que van a ofrecer conciertos en esa, una plaza segura para su arte.
En el caso específico de los representantes de esta nueva generación de músicos cubanos afincados en Miami, en relación con sus colegas residentes en Cuba, no cabe hablar de la existencia de dos comunidades que se des-obran la una a la otra y que se ven respectivamente como una parte maldita a partir del establecimiento de un límite radical entre ambos grupos, según el modelo establecido por Jean Luc Nancy (2001: 76-77). Todo lo contrario, pues la motivación creacional, el fundamento y desarrollo de la propuesta artística no es la exclusión del otro por ninguna de las dos partes.
No se puede aludir, por tanto, a que haya una fractura o enfrentamiento sino más bien lo que se ha impuesto es la fluida interlocución entre artistas de las dos orillas, como lo corroboran los proyectos en común que se vienen realizando. Así, una de las principales ganancias de los representantes de la Música Cubana Alternativa radicados en Miami, en complicidad con sus compatriotas de dentro de la Isla, es que ambos grupos han podido involucrarse unidos en discos como los llevados a cabo por Descemer Bueno, Luis Bofil y Elain Morales, músicos residentes en Miami y que han grabado sus fonogramas con la intervención de artistas de Cuba radicados tanto en el país como en USA. La existencia de Internet, el desarrollo de la telefonía y el abaratamiento del transporte aéreo son factores que hoy posibilitan concretar realizaciones así a partir de establecer vínculos transnacionales de cualquier tipo. Con la concreción de trabajos de tales características, sus participantes hacen borrón y cuenta nueva de la fractura bipolar isla y diáspora, nación y emigración.
Es válido indicar que lo descrito en estas líneas tiene que entenderse en un sentido procesual, es decir, no como parte de un camino siempre rectilíneo y ascendente. Así, si bien en el período entre el 2000 y el 2008, la tendencia aquí comentada vivió una etapa de auge, la crisis económica producida en dicho último año motivó un retroceso en el accionar y la aparición de proyectos musicales como los aquí comentados. No es hasta 2012 que comienza a apreciarse un resurgir de la corriente, claro que desde los márgenes de la alteridad (obviamente,este tipo de creación sonora no está llamado a ser parte de la corriente principal del mercado de la música), concebida en sus dos funciones, o sea, como ganancia cultural y principio transformador.
Lo significativo para el análisis del devenir de las dinámicas culturales en Miami en los últimos años a propósito de esta nueva generación de músicos cubanos radicados allí, viene dado por el hecho de que a partir de que estos artistas pasaron a vivir en Estados Unidos, fue el momento cuando en su discurso artístico asumieron planteamientos ideoestéticos de corte social y naturaleza progresista. Decididamente, desde una perspectiva culturológica, la pregunta no debería ser “¿por qué?, sino, ¿qué significa esto?”
En mi caso, opino que ello evidencia que Miami ya no es la misma que hace unos pocos años atrás. Pues los nuevos emigrantes cubanos, como parte de la sociedad civil de dicha ciudad, han jugado un papel vital en la renovación del pensamiento anquilosado que durante mucho tiempo allí prevaleció. En tal sentido, el coro de un tema interpretado tanto por Cubiche como por Haka es ilustrativo:
“Deja la política,/ deja el perico/ y deja la retórica,/ y ¡ponte pa’ la música!”
Publicado originalmente en El Caimán Barbudo
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
______________________. 2009. CONcierto Cubano. La vida es un divino guión. Barcelona, Linkgua Ediciones S.L.
Coastworth, John H. y Carlos Rico (eds.). 1999. Images of Mexico in the United States. San Diego, Center for US-MexicanStudies.
Moreno, Sarah. 2012. “Miami, ¿la tumba del artista cubano?”. El Nuevo Herald (viernes 27 de enero), <http://www.elnuevoherald.com/2012/01/27/1111801/zona-franca-miami-la-tumba-del.html>[Consulta: 28.01.2012].
Nancy, Jean Luc. 2001. La comunidad desobrada. Madrid, Arena Libros.
Prieto, Alfredo. 2011. “Habana-Miami: puentes sobre aguas turbulentas”. En Cuba Futures: Cuba and the World, ed. Font, M. Cuny, Bildner Center for Western Hemisphere Studies, pp. 93—122.
Silot Bravo, Eva. 2011a. “Cubiche: una nueva era en la música cubana”. Encuentro en la Red (diario digital), edición del 30 de junio, <http://www.cubaencuentro.com/cultura/articulos/cubiche-una-nueva-era-en-la-musica-cubana-264775> [Consulta: 01.07.2011].
________________. 2011b. “Mr. Haka: Crónicas de un escribano “underground” en Miami”. Encuentro en la Red(diario digital), edición del 24 de noviembre, <http://www.cubaencuentro.com/entrevistas/articulos/mr-haka-cronicas-de-un-escribano-underground-en-miami-270873> [Consulta: 25.11.2011].
Triff, Alfredo. 2012. “¡Havanízate!”. Tumiamiblog(bitácora personal), edición del jueves 16 de febrero, <http://www.tumiamiblog.com/2012/02/havanizate.html> [Consulta: 17.02.2012].