Prensa cubana: prólogos para un Congreso

A pocos días de iniciarse el 7mo Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) el primer vicepresidente del Consejo de Estado de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, afirmó que se debía “terminar con la gente que sigue practicando el secretismo, con los que tratan de solapar el trabajo de la prensa, o de mellarlo.”

Estas declaraciones se referieren a las fuentes de información institucionales, emplazadas ya en el pasado públicamente incluso por el presidente Raúl Castro, quien llamó en varias ocasiones a modificar la relación con la prensa cubana, atravesada hoy por muchas contradicciones y a las puertas de su congreso entre los días 13 y 14 de julio próximos.

“Yo diría que tienen algún temor, ¡cuando esa es la prensa de Cuba, la prensa de los revolucionarios, la prensa del pueblo! Y el pueblo tiene derecho a que lo informemos, y eso hay que hacerlo con toda la inteligencia y toda la intención política”, afirmó Díaz-Canel, en entrevista publicada la víspera en el sitio digital Cubadebate.

Díaz-Canel consideró un reto “construir entre todos un camino hacia el perfeccionamiento del ejercicio de la prensa que necesita el país en estos momentos, para informar adecuadamente, para confrontar juicios, opiniones, para reflejar la realidad que estamos viviendo con todas sus complejidades y contradicciones.”

Nuevamente el primer vicepresidente de Cuba retomó las novedades que implica el uso de las tecnologías digitales en la prensa cubana. “Hay un combate en las redes en el cual nosotros no podemos estar siempre de manera defensiva.”

En mayo pasado, durante la clausura del Seminario Nacional preparatorio del curso escolar 2013-2014, Díaz-Canel hizo declaraciones que luego no fueron publicadas en varios medios de prensa oficiales: “Hoy, con el desarrollo de las tecnologías de la información, de las redes sociales, de la informática e Internet, prohibir algo es casi una quimera imposible. No tiene sentido. Hoy, las noticias de todos lados, las que son buenas y las que son malas, las que están manipuladas y las que son verdades, las que están a medias, circulan por las redes, llegan a las personas, la gente las conoce. Lo peor entonces es el silencio. (…) Por tanto, nosotros constantemente tenemos que estar dialogando, argumentando, discutiendo para poder lograr que en esa diversidad de información nuestros estudiantes, profesores, y nuestro pueblo en general, puedan discernir las verdades y lo que es el bien de lo que es mal, lo que es favorable para la Revolución de lo que no lo es”.

Este tipo de declaraciones, que muchos en el sector periodístico sienten como un espaldarazo a sus demandas, se suman a un gran debate que podría derivar en los próximos meses en la formulación de una esperada Ley de Prensa o algún otro recurso normativo que regule la acción de la prensa en la sociedad cubana.

Sobre esto Díaz-Canel no hizo promesas: “No me atrevo a decir ahora si ya estamos en condiciones para llegar a una ley de prensa, o si va a hacer falta un elemento jurídico intermedio para después avanzar hacia ella. Creo que será parte de la riqueza de los debates del congreso de la UPEC, que, sin discusión, no resolverá todos los problemas. Puede plantearlos, sentar proyecciones, hacer propuestas que después habrá que analizar y darles seguimiento. Eso lo definirá la inteligencia con que se debata y el aporte que hagan los periodistas.”

En el contexto de los múltiples cambios económicos y legales que se están produciendo en Cuba, cada vez se ensanchan más los límites. Hace pocos días uno de los más importantes y populares columnistas del país, denunciaba en las páginas del diario Juventud Rebelde (JR), la “callada por respuesta” que había recibido de las instituciones, una vez más.

“Era tan profusa la denuncia en cuanto a los ardides más comunes para «tumbarte» algo siempre en las balanzas, que esperábamos —oh, ilusos— una respuesta institucional abarcadora y definitoria ante un mal que está minando nuestra sociedad, tanto en los bolsillos como en el alma. Ni siquiera una llamada telefónica a la dirección de JR, para decir: Leímos, responderemos…”

Y continuaba afirmando Rodríguez: “las respuestas gubernamentales, de organismos e instituciones estatales que llegan cuando se revelan las denuncias, casi siempre son tan puntuales, tan de primeros auxilios, que quedan en la separación de fulano o la sanción a mengano allá abajo, eso cuando realmente se toma alguna medida. Respuestas a remolque, al paso. Sin ir a la raíz del problema.”

Algunos han esperado una especie de glassnot que acompañara los cambios económicos y legales que está viviendo el país. Pero nada indica que será ese el camino. Más de 3 000 periodistas en el país no descartan que este Congreso de la UPEC se convierta en una plataforma que implique cambios radicales en cuanto a la responsabilidad social tanto de las fuentes como de los informadores.

“No es hora de silencios ni de complacencias. Hay que desatar los nudos que paralizan el avance de la democracia socialista, en la misma medida en que se liberan las fuerzas productivas. Es la única manera de «salvar la Revolución y el socialismo», y no minimizar ese desafío histórico en una mera consigna que nos adormezca”, afirmó Rodríguez desde JR.

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