Sólo por hoy… no te preocupes
Sólo por hoy… no te irrites
Sólo por hoy… agradece
Sólo por hoy… trabaja duro
Sólo por hoy… sé amable con los demás
Principios del Reiki
Un gato y una enorme pancarta con una cartomántica es lo primero que se ve. Estoy en la entrada de la única Biblioteca Esotérica Digital que, creo, hay en Cuba y es el felino acomodado dentro del mostrador (como un libro más), con su cuerpo aplastando una edición del Kamasutra, quien me recibe.
Si usted desanda La Habana en guagua y es una persona curiosa, es difícil que no haya visto alguna vez esta casita. Está en Infanta, casi en el cruce con Carlos III, y podría apostar que no pocos de quienes viajan frecuentemente, por ejemplo en un P1, se habrán preguntado qué lugar es ese, en qué enigmático negocio se habrán metido los cubanos que viven ahí.
Hoy me bajo en “la parada de Emergencias” y camino hasta la vivienda. Afuera, como para que se vea bien lo legal que es el negocio, dos carteles: uno anuncia que hay una “biblioteca” de misterios y el otro que se arriendan “habitaciones y espacios”. Dos pájaros de un tiro.
Tania de las Mercedes Calá Mauso y José Juan Bas Valdés, viven ahí y —dicen— son maestros reikistas desde 2003. Explican que el Reiki es una disciplina japonesa de sanación y autosanación, y que sobre eso venden libros, y también sobre radiestesia, hinduismo, budismo, psicología, astrología, radioterapia, cristaloterapia, gemoterapia, decodificación, emoción, motivación, karma, programación neurolingüística, la orden Rosacruz, masonería, personajes famosos de las ciencias ocultas o líderes de la autoayuda, y un montón de temas más.
“Esto es una librería. Se equivocaron en el cartel y no lo hemos corregido”, comenta el dueño, que ya lleva tres años con su curiosa oferta de PDFs a 20 pesos en moneda nacional, audiolibros a 25 y videolibros a 30.
Su “catálogo”, desplegado en más o menos un centenar de carpeticas digitales, recuerdan el Paquete de la semana, esa suerte de Internet offline que circula por el archipiélago, aunque esta oferta es más cara y menos popular.
También poseen libros impresos y uno de los más buscados es El Secreto, best seller de Rhonda Byrne publicado en 2006 y que defiende la llamada “ley de la atracción”, según la cual los pensamientos de una persona (conscientes o no) así como las emociones, las creencias y las acciones atraen consecuencias que corresponden a experiencias positivas o negativas, o sea, obtienes lo que piensas y tus pensamientos determinan tu experiencia.
“Esto tiene sus días. A veces nadie viene y en ocasiones se acerca la gente a curiosear o buscando cosas que no tenemos como libros de idiomas o atlas para los niños”, comenta José Juan.
Antes, hará unos 20 años, este matrimonio tenía una cafetería pero “en 2011 analizamos que si antes de la ampliación del trabajo por cuenta propia era difícil conseguir suministros, ahora con competencia iba a serlo todavía más, y colgamos los guantes”.
Pero solo por un tiempo. “Un día —narran— vimos que las personas tenían problemas de autoestima, de identidad, y mucha necesidad de información. Nos visitaban para conseguirla, así que comenzamos a ofertársela”.
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En Cuba no es raro ver comerciar con las creencias.
De hecho, entre las actividades aprobadas a través de la Resolución No. 353/2013 para ejercer el trabajo por cuenta propia, están las cartománticas, que pagan al fisco una cuota mínima mensual de 150 pesos en moneda nacional; los productores/vendedores de artículos religiosos (excepto las piezas que tengan valor patrimonial según regula el Ministerio de Cultura) o vendedores de animales para estos fines, que abonan 100 pesos; y recolectores/vendedoresde hierbas medicinales, que pagan 80.
Todos aprovechan lo que Saira Pons Pérez, profesora e investigadora del Centro de Estudios de la Economía Cubana, llama “un espacio de mercado”. Ocupar esos vacíos, dice, es propio del emprendimiento en todo el mundo y en el país hay posibilidades ilimitadas de ideas para emprender.
Durante la entrevista, Pons ilustra con una historia personal: “Cerca de donde vivo unos vecinos tienen licencia para arrendar espacios para fiestas, pero últimamente lo alquilan para eventos religiosos porque unos estudiantes africanos que necesitaban un espacio para practicar su religión, no lo tenían y ellos se lo facilitaron”.
Y hay otras muchas personas dispuestas a satisfacer las tantas necesidades espirituales de la ciudadanía. Está Mercedes, “la gitana” camagüeyana (ahora vive en La Habana) que tira las cartas y lee las manos.
—Me llaman hasta de otros países para que yo les dé consejos. Preguntan de todo ¿me caso o no me caso? ¡Hazme un remedio gitano para que él me vuelva a querer! Me llaman por un niño enfermo o para saber si empiezan algún negocio, dijo en entrevista con la revista Cubahora.
También está Lino Bárbaro Tomasén quien, según vecinos del municipio de El Cerro, es “uno de los mejores curanderos de Cuba”. Cobra por cada sesión 20 pesos (en moneda nacional a los cubanos y en CUC a los extranjeros) y dice que de nadie heredó la habilidad para sanar (aunque confirmó haber estudiado Medicina) y que— sin que se haya podido ratificar— ha curado a varios hijos del líder de la Revolución Fidel Castro.
En La Habana, incluso, se realizó en marzo del 2013 el séptimo Congreso Espírita Mundial. Estuvieron más de mil delegados de 34 naciones y, según Edwin Bravo, uno de sus organizadores, en el foro se habló del origen y base del espiritismo, de su práctica como ciencia, y la neurofisiología de la mediumnidad.
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El tema de las adivinaciones, el espiritismo y la parasicología en Cuba es viejo. Quienes han visto filmes como Las profecías de Amanda o Se vende, sabrán que ni siquiera el arte ha escapado a sus influjos.
Sus manifestaciones más concretas se ven en las calles, donde la gente cree en el “hermano José”, esclavo africano cuyo espíritu, de acuerdo con las leyendas, reencarnó en más de 50 médiums; o en Amelia Goyre de la Oz, “La Milagrosa”, a quien le piden en la Necrópolis de Colón por el alma de los fallecidos o por alguna gracia.
Sobran también las supersticiones. Se recomienda cruzar los dedos índice y del medio de una o ambas manos cuando se dicen mentiras, mojarse en el primer aguacero de mayo para la suerte, colocar vasos espirituales para que los difuntos descansen en paz, tocar madera para evitar maleficios o usar un amuleto de azabache para alejar la mala fortuna, y muchos más.
Yo, por ejemplo, soy el vivo ejemplo del irrespeto a una de esas creencias, al menos eso comentan en la familia. En mi cuello, muy cerca de la garganta, reposa una marca que no pocos conocidos (y desconocidos) han confundido con besos indiscretos. Quienes conocieron a mi madre cuando gestaba afirman que es un “eclipse de Luna”, marca que cargo porque “ella era terca, se tocó la barriga y anduvo al aire libre”.
Lástima que no tenga la forma del astro como dicen por ahí que debe ser, eso me hubiera ahorrado, créanme, un montón de explicaciones…