Hay una ciudad ceñida por la historia colonial, una urbe nítida, intensamente católica si se mira su proyección urbanística, y multicultural. La otrora villa de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey, tiene medio milenio de leyendas y tradiciones, algunas de ellas se perciben en un pintoresco festival que desde hace seis años se desarrolla en sus predios: la Fiesta del Tinajón.
Adalberto Álvarez, reconocido sonero y un renovador del género en la Isla, se trajo la idea y un grupo de directivos del sector cultural y gubernamental, así como creadores nacidos en estas tierras, se le sumaron y dieron forma a un evento que se erige como vitrina del arte agramontino.
Siempre en las cercanías de la fecha de entrega del título de Ciudad, otorgado a Camagüey por el rey español Fernando VII un 12 de noviembre hace 197 años, la Fiesta del Tinajón muestra un compendio cultural en apenas cinco días. En varias áreas de la localidad se perciben los resultados del movimiento de artistas aficionados, de la enseñanza artística, de los jóvenes creadores y la vanguardia de la provincia.
Desde el pasado miércoles no se escapa a la mirada del visitante y del citadino, esa tradición músico danzaría cultivada por varios descendientes de haitianos, asentados en esta zona del país y que encuentran un modo de expresión en agrupaciones como Desandann. Otros, con un matiz más cercano al legado del continente negro, también seducen por su sonoridad y danzas, como sucede con el Ballet Folklórico, la Compañía Folklórica Camagua y el grupo Rumbatá.
Pero es Camagüey un espejo de la multicultualidad, algo que pudo apreciarse en esta V edición de la Fiesta del Tinajón. Un desarrollo expedito en este sector hoy puede palparse a través de la Compañía Ballet de Camagüey, creada por Fernando Alonso y Vicentina de la Torre; y que cuenta con un reconocimiento más allá de las fronteras de la Isla. En cuanto a la música de concierto, varias agrupaciones se adueñaron de espacios como el Teatro Principal y las más importantes salas citadinas, entre ellas encontramos a la Sinfónica y el Coro de Camagüey.
Un pasado cultural intenso, con raíces en el quehacer literario de Gertrudis Gómez de Avellaneda en el siglo XIX y en el poeta Nicolás Guillén en la anterior centuria, fue reverenciado en estas jornadas.
Para quienes prefieren adentrarse en las investigaciones sobre la cultura de la región, un programa teórico desarrollado en el Centro de Convenciones Santa Cecilia, puso de relieve los estudios de un grupo de especialistas sobre la música camagüeyana. Allí sobresalieron ponencias que develan el papel de la mujer en el canto lírico y la pianística locales, o la contribución de compositores oriundos de la ciudad al panorama sonoro insular.
Y los bailadores del más genuino son montuno se regocijaron en la Plaza de la Libertad (más conocida como Plaza de La Caridad). La pista fue calentada con el cadencioso ritmo de las Maravillas de Florida, charanga emblemática de la provincia. Luego todos aguardaron por el concierto de la Aragón y Adalberto Álvarez y su son, el sábado en la noche.
Para el cierre, Rafaelito Lay y la Aragón regalaron su música en el Teatro Principal, momento que sin dudas coronó un espacio de confluencia de las manifestaciones artísticas en una ciudad majestuosa.
me encanta ver reflejado mi Camagüey en estas maravillosas páginas de ONCUBA. la Fiesta del Tinajón ha sido, más q un éxito en estos años, un regalo al pueblo camagueyano pues la sinsabor semana de la cultura en febrero y el populachoso, violento y borracho San Juan van quedando, salvo raros momentos, en algo como para no salir de la casa. Se nota cultura, ganas de una sana diversión, aunq siempre hay sus puntos grises; pero la familia puede salir hasta de noche. Este es siempre un buen indicador, salir en familia. cuando a un evento popular usted ve familias enteras disfrutando, es porq hay para todos. Saludos a Adalberto y a los camagueyanos q hacen posible esta fiesta. Una recomendación: dar espacios tipo feria a lo mejor de los cuantapropistas, cooperativas y proyectos personales o colectivos no asociados a instituciones estatales