Monseñor Thomas Wenski, máxima autoridad de la Iglesia Católica en Miami, visitó Cuba por primera vez en marzo de 1996. “Acompañé a una delegación de Catholic Relief Services con una donación de insulina a Caritas. Fue solamente unos días después del incidente de las avionetas, así es que tuvimos que volar vía las Bahamas ya que los vuelos directos fueron suspendidos, recuerda a OnCuba desde la Arquidiócesis de Miami.
“Volví más tarde, en octubre de ese año, en un vuelo directo con donaciones de alimentos de los cubanos de Miami para las víctimas del huracán Lily. En enero del 2007, retorné en un segundo vuelo con más ayuda destinados a los damnificados. Esta fue la primera vez que una ayuda humanitaria tan grande a Cuba se originaba de Miami”.
“Contar de las diversas dificultades que se presentaron (en Miami y en Cuba) y que se sobrepasaron tomaría más tiempo que lo que nos ofrece esta entrevista. Sin embargo, todo esto tuvo éxito y se logró que la labor de Caritas fuera más conocida en Miami. Creo que fue un pequeño pero importante paso en fortalecer la necesaria colaboración entre la Iglesia de Miami y la Iglesia en Cuba. Desde entonces viajo a Cuba una o dos veces al año, siempre apoyando la Iglesia de Cuba cuanto pueda”, rememora el Arzobispo, quien ya estuvo en La Habana este año y volverá a fines de mayo para la ordenación del nuevo Arzobispo de La Habana Juan de la Caridad Rodríguez.
“Le conozco desde hace muchos años. Estuve presente cuando él asumió su cargo de la diócesis de Camagüey en el 2002; y, espero poder estar presente para su próxima instalación como Arzobispo de la Habana el 22 de mayo. Es un pastor y un misionero que ha dedicado su vida al servicio de la Iglesia en Cuba, a pesar de todas sus complejidades y desafíos. Es una persona que está cerca de su pueblo y también de sus sacerdotes. Participó en la reunión de Aparecida de la Iglesia de Latinoamérica en el 2007, estando plenamente consciente de su impulso misionero. Sé que él está muy bien preparado para dirigir la Iglesia de la Habana durante este período de gran transición dentro de la sociedad cubana. Sé que tanto su discreción, como su valor y su liderazgo pastoral, serán muy importantes para la Iglesia de Cuba y para la propia Cuba. Este es un momento crucial en la historia de Cuba: el gran desafío para el pueblo cubano es el poder caminar con éxito el camino estrecho entre el miedo que cede ante el mal, y la violencia que bajo la ilusión de luchar contra el mal solamente lo empeora”.
¿Cuáles son sus valoraciones sobre el papel desempeñado por el Cardenal Jaime Ortega en sus casi 35 años al frente del Arzobispado de La Habana?
El papel del Cardenal Ortega ha sido de gran importancia y ha contribuido grandemente en los esfuerzos que la Iglesia ha hecho para alcanzar el espacio que ella requiere y así llevar adecuadamente su misión. La Iglesia ha sufrido mucho en las últimas décadas –y el Cardenal Ortega ha compartido en este sufrimiento. Un aspecto de ese sufrimiento es la incomprensión de muchos fuera de Cuba que han cuestionado y a veces juzgado numerosas iniciativas de la Iglesia, iniciativas que estaban muchas veces obstaculizadas por realidades internas y externas a la Iglesia de Cuba. Sin embargo, creo que el Cardenal siempre actuó complaciendo al Señor y no consideró necesario ganarse la aprobación de los hombres. Los líderes siempre tienen que dirigir y no siempre sabrán de antemano cómo van a resultar las cosas.
El Cardenal Ortega era el Arzobispo de la Habana, no fue el Arzobispo de Cuba. La Habana, por supuesto, es una sede influyente; pero el Cardenal es uno de varios obispos. Y, aunque cada obispo tiene su propia personalidad, su propio estilo y diferentes prioridades, los obispos cubanos han logrado mantener una unión admirable entre ellos y es esta unión la que siempre les ha ayudado a proteger la independencia de la Iglesia de aquellos que han querido controlarla. Como Cardenal, ciertamente elevó el perfil de Cuba en el mundo y su liderazgo fue muy positivo para toda la Iglesia en Cuba. Durante el tiempo en que el Cardenal Ortega fue arzobispo de la Habana, tres papas visitaron Cuba. Este hecho por sí mismo dijo algo tanto de su eficacia en conquistar más espacio para la Iglesia dentro una sociedad dirigida por un gobierno primero ateo y luego laicista, como de la confianza que cada uno de estos papas depositaron en él.
¿Cómo ve la actual relación de la Iglesia Católica de Cuba con la comunidad católica de Miami donde vive la mayoría de la emigración cubana, después del 17D?
El pueblo cubano sigue siendo un solo pueblo; y la Iglesia cubana sigue siendo una sola Iglesia. Durante casi 20 años, ha habido reuniones anuales entre representantes de la Iglesia cubana en la isla (obispos, sacerdotes, y laicos) con representantes de la Iglesia en la diáspora. Estas reuniones han contribuido a edificar puentes de mayor comprensión. Los cubanos en Miami quieren ayudar y apoyar a la Iglesia en Cuba. Aquí puedo resaltar la labor de la Asociación Cubana de la Orden de Malta quienes han estado trabajando por casi veinte años apoyando la labor de la Iglesia con los comedores de ancianos. Hoy en día en Miami hay un mayor conocimiento de la actividad de la Iglesia en Cuba del que había hace solo unos pocos años. Por supuesto, que en los últimos diez años, más de 200 000 cubanos se han mudado de Cuba a los Estados Unidos –con una mayor aceleración en el crecimiento que en las décadas anteriores. Yo creo que si bien no es unánime, la mayoría de los cubanos en Miami le dan la bienvenida al restablecimiento de la relación entre los Estados Unidos y Cuba. Entre ellos puede haber discrepancias en cuanto a tácticas o estrategias pero todos quieren para “la casa Cuba” un futuro de esperanza para todos los cubanos”
Su más reciente viaje a La Habana ocurrió luego de la histórica visita de Barack Obama a la Isla que incluyó un llamativo discurso trasmitido en vivo por la televisión estatal. Posteriormente se celebró un Congreso del Partido Comunista Cubano para, sobre todo, impulsar reformas económicas… ¿qué opiniones se forjó de este nuevo contexto en la sociedad cubana?
Me pasé la semana de Pascua en Cuba, viajando por la Isla y tuve la oportunidad de reunirme con casi todos los obispos. La visita de Obama –y la atención que los medios de comunicación dieron a la Isla– fue vista positivamente tanto en Miami como en Cuba. Obviamente, este es un baile muy delicado y los bailarines todavía no parecen no estar seguros del ritmo, así es que no es de sorprenderse el verlos dudosos al bailar. Los pasos son difíciles pero hay que prestar atención a la música. Lo importante es seguir bailando. O para hacer otra analogía, Cuba es como un avión en vuelo y hace falta repararlo mientras sigue volando para que haya un aterrizaje suave. No le queda más opción que repararlo –y cuanto antes.
Qué cámara mas bonita tiene ese camarógrafo…
no quiero sonar un poco pesado con esto pero lo hago por bien porque ademas supongo que en otros momentos se publicarán otros trabajos en los que se hable sobre la iglesia cubana y el nombramiento de mons. juan como arzobispo de La Habana; solo un detalle: los obispos no se ordenan, se consagran
y en le caso de mons. juan, ni lo uno ni lo otro..el tomará posesion de la arquidiocesis..