Hay, en Sancti Spíritus, a orillas del río que parte en dos a la ciudad, una casa que atesora, en sus salas, entre las alforzas que dan cuerpo a las camisas cuidadosamente dispuestas y catalogadas, tanta historia y mitología como la prenda que le da nombre. Desde el año 2012, la Quinta de Santa Elena, rodeada de calles empedradas y olor a Yayabo, se convirtió en la Casa de la Guayabera, institución que posee actualmente una colección de cerca de 200 piezas entre camisas, documentos y fotografías, y que defiende, sobre todas las cosas, el origen cubano —y espirituano— de la guayabera.
Entre sus piezas se exhiben prendas de muchísimas personalidades que las han donado a la colección, o que la Casa ha podido recuperar mediante familiares o amigos. Algunas de ellas pertenecientes a presidentes latinoamericanos como Rafael Correa o el propio Raúl Castro, o a intelectuales y artistas como Alicia Alonso, Nicolás Guillén, Gabriel García Márquez, etc. La lista es tan numerosa como los mitos alrededor del origen de la guayabera, y que comienzan justamente en la ribera del Río Yayabo.
Desde que el gobierno cubano estableciera en el año 2010 la guayabera como prenda oficial en ceremonias diplomáticas mediante el Decreto-Ley No. 279, la prenda ha adquirido más relevancia. Incluso antes. Actualmente se puede hablar de su retorno a la moda de la Isla, en mayor cantidad de diseños y variantes, aunque a precios elevados. Para develar algunos misterios de su origen y su presencia en la sociedad cubana, OnCuba conversó con Carlos Figueroa, director de la Casa de la Guayabera de Sancti Spíritus.
“La guayabera ha sido objeto de mucho estudio y la historia que la rodea está llena de mitos. Absolutamente todas las referencias históricas de principios del siglo XVIII hablan del famoso cuento del matrimonio andaluz de José Pérez Rodríguez (Joselito) y Encarnación Núñez García, que se asentó a orillas del Río Yayabo y en la que el marido le pidió a la esposa que le cosiera una camisa holgada y cómoda para guardar las herramientas de trabajo. Digamos que ese es el antecedente más antiguo.
“A mí todo eso me parece muy raro. O sea, que hubiese alguien anotando, a inicios del siglo XVIII, este tipo de cosas. Pero ese es el punto de partida que se conoce hasta hoy, y después de eso hay un salto en la historia hasta finales del siglo XIX. Estamos hablando de casi cien años o más sin una mención a la guayabera.
“También se habla de unas décimas de El Cucalambé, de principios del siglo XIX, que las refiere todo el mundo. Digamos que tanto el cuento de Joselito y Encarnación como las décimas de El Cucalambé, son las evidencias mitológicas más fuertes que hay. El Cucalambé nunca pudo escribir estas décimas, porque desaparece en 1862 y la Guerra de Independencia comienza en 1868 y en las décimas se habla de los mambises. De pronto aparecieron fotos y trataron de demostrar que los mambises las usaban, pero no fue así, ellos usaban chamarretas, parecidas a las españolas.
¿Cuándo aparece una evidencia más seria del uso de la prenda?
La gran explosión es a finales del siglo XIX con la conclusión de la guerra, porque si uno busca en la historia, todos los veteranos de la Guerra de Independencia en Cuba se identifican vestidos de guayabera.
Se ha hablado de que Marcos García —anexionista espirituano—, alrededor de 1890 convoca a una reunión contra España en el teatro de Sancti Spíritus y que todos los participantes se vistieron de guayabera, pero no hay evidencia gráfica, aunque sí en la prensa de la época, sobre todo el uso del vocablo guayabera, (corruptela de yayabera, el nombre original).
Ella tuvo además variables dependiendo de la zona, por ejemplo se le ha llamado camagüeyana, o trochana, por la Trocha de Júcaro a Morón en Ciego de Ávila. En La Habana se le dice guayabana a un modelo específico de guayabera, que no lleva bolsillos arriba, solo dos en la parte de abajo.
¿Entonces se defiende el origen espirituano de la guayabera?
No hay ninguna evidencia que diga que la guayabera es espirituana, pero no hay ninguna que lo contradiga. Todo el mundo dice que lo es, de eso no cabe la menor duda.
Lo cierto es que aquí se dinamizó y se apropió la gente de su uso. De hecho el fabricante más importante llamado Rey de las Guayaberas en Cuba fue Ramón Puig, natural de Zaza del Medio en Sancti Spíritus, que emigró a Estados Unidos después de la Revolución y montó en la Calle 8 de Miami su famosa Casa de las Guayaberas donde siguió cortando hasta el año pasado, cuando murió a los 93 años de edad.
¿Qué no puede faltar en una guayabera para hacerla lo que es?
Las alforzas, para mí son clave, el uso del botón (una guayabera lleva más de 25 botones), y un elemento importante, muy discutido, pero a mi juicio muy acertado: la guayabera cubana lleva cinco juegos de alforzas y todas comienzan y terminan en forma de triángulo con un botón, y la lectura semiótica es que simboliza a nuestra bandera. Además la guayabera cubana debe ser blanca y llevar entre 27 y 29 botones, en dependencia de si es de mangas largas o cortas.
¿Cómo surge la idea de crear la Casa de la Guayabera y la colección que posee actualmente?
La Casa de la Guayabera es circunstancial. Nosotros éramos un proyecto sociocultural de igual nombre que funcionábamos en el barrio de Jesús María, y luego nos otorgan por sede la Quinta de Santa Elena, en el Centro Histórico, con la condición de que debíamos vivir de nuestros propios ingresos. Entonces creamos un proyecto de desarrollo local que es la Casa propiamente, con sala museable, galería de arte, taller de costura, snack bar, parrillada, etc., más actividades culturales y cursos que ofrecemos”.
La colección surge en el 2007, con la ayuda de Ciro Bianchi y su esposa, pero se nos fue de las manos por la magnitud y la importancia de las piezas que eran donadas. Ya es una colección institucional, no pertenece al sistema de la dirección de patrimonio de esta institución, y tiene alrededor de 200 piezas, en las que se incluyen los documentos que las acompañan, las fotos, etc.
¿Cree usted que se pueda hablar de un rescate de la prenda?
Yo creo que sí, el hecho de que nosotros lográramos que se emitiera un decreto en el 2010 declarándola como prenda oficial, ha sido el mejor resultado de todo lo que veníamos haciendo en Sancti Spíritus por restaurar el lugar de la guayabera dentro del patrimonio espirituano. Hoy todavía tenemos que lograr que se declare el 25 de julio como día oficial de la guayabera, aunque en Sancti Spíritus se celebra hace años.
¿Dónde está el problema? En el mercado. Porque los diseñadores hacen cosas muy buenas, pero se quedan para el grupo que puede pagarlas. Una guayabera, la más barata, vale 30 CUC. Hasta que esas condicionantes económicas no cambien y los diseñadores fabriquen para los jóvenes, la prenda no va a ganar en popularidad entre estos y de así contribuir a su restauración.
En el periódico “El Correo Militar” del 20 de agosto de 1886 se habla de la guayabera como parte del uniforme de campaña.