En medio de lagunas, dispersión normativa y de una baja cultura empresarial, muchos emprendedores cubanos incurren en malas prácticas en sus negocios; algo que, en algunos casos, puede conducirlos al fracaso o a cometer errores de envergadura incalculable.
De cómo evitarlos y de cómo compartir el conocimiento trató el panel Te digo lo que sé. Emprendedores crean redes a través de OnCuba, que tuvo lugar en el stand compartido por Fuego Enterprises Inc, Katapulk y OnCuba News, durante la edición 40 de la Feria Internacional de La Habana, suspendida de forma prematura la pasada semana.
El día antes de que el huracán Rafael dejara su estela de destrucción por el Occidente del país, tuvimos la oportunidad de celebrar este conversatorio con la participación de los jóvenes empresarios Mariam Rodríguez, líder de Petra, emprendimiento orientado a los temas de propiedad intelectual y registro de marcas, y Carlos Arce, informático de formación que hoy actúa como profesor, máster en dirección de empresas y asesor de marketing, y quien impulsa un proyecto sobre esta área.
Mariam Rodríguez es la autora de una serie de cuatro artículos, bajo el título “De la idea al derecho: Propiedad Intelectual para emprendedores” que publicó OnCuba entre junio y julio de este año.
Más adelante se lanzó la serie “Branding en cuatro tiempos: Guía mínima sobre identidad de marca“, bajo la autoría de la diseñadora, comunicadora y creadora de contenido Betina Díaz.
A estas entregas se sumará en las próximas semanas la colaboración de Carlos Arce con un especial sobre las bases del marketing enfocado en las necesidades del contexto cubano.
Cada una de estas y otras colaboraciones especiales está dirigida a los protagonistas del sector privado de la isla, para contribuir en su formación continua, en ampliar su bagaje y posibilidades de enfrentar los muchos retos que deben sortear.
OnCuba, que aspira a acoger a estos y otros muchos emprendedores en sus páginas, se convierte en promotora y colaboradora de esta red de emprendimiento que sigue creciendo por todo el país y que constituye una de las mayores oportunidades para la nación.
Así lo explicó la directora editorial, Milena Recio, quien moderó este diálogo en el que participaron además personas del público.
De la idea al derecho: Propiedad Intelectual para emprendedores
OnCuba se ofrece como “casa para este trasiego de conocimientos”, explicó Recio. “Todos los emprendedores pueden convertirse en educadores de otros; el que sepa algo y quiera compartirlo, puede hacerlo desde aquí”.
“Las distintas áreas de experticia son necesarias para seguir haciendo evolucionar la cultura empresarial de todos. Es una oportunidad, además, para que los emprendedores den a conocer sus propios proyectos a través de nuestra plataforma”, agregó.
Branding en cuatro tiempos: Guía mínima sobre identidad de marca
Dispersión normativa
En su intervención, la Máster en Ciencias Mariam Rodríguez lamentó que existe mucha “dispersión normativa”, y “mucha falta de cultura jurídica y empresarial” dentro del sector privado de la isla.
Se trata de una desventaja que se explica por la poca experiencia de los emprendedores al frente de pequeñas empresas, un proceso que solo arrancó oficialmente en 2021 a partir de una casi inexistente cultura empresarial en un país con más de medio siglo de estatización de su economía.
“Hay normas que cada día las van modificando más y yo misma, que soy jurista, muchas veces estoy luchando para encontrar información nueva y poder interpretarlas”, reconoció Rodríguez.
Incluso, la experta dijo que los propios legisladores que diseñan los marcos regulatorios se encuentran “en la encrucijada de cómo legislar desde una práctica que no tienen”.
Propiedad intelectual
Para la conocedora de los entresijos jurídicos relacionados con los temas de propiedad intelectual, una de las claves del éxito radica en dominar las claves de este ámbito, asignatura pendiente en la mayoría de los negocios.
“Soy fiel defensora de la propiedad intelectual, porque si se usa bien puede ayudar a las mipymes a alcanzar el éxito empresarial”, manifestó.
Para respaldar su tesis, citó un estudio de 2021 de la Unión Europea, el cual arrojó que 67 % de las pymes europeas que tienen derecho de propiedad intelectual en su empresa han logrado mayor crecimiento e ingresos.
Otro punto importante es el networking; real, no solo retórico.
“El conocimiento hay que socializarlo”, demandó Rodríguez, quien reconoce la emergencia de numerosas redes de trabajo, asesoría y apoyo, pero aún en número insuficiente.
Para Carlos Arce hay tres elementos clave para no fracasar. Uno es el área financiera. “Hay necesidad de saber trabajar el tema de las finanzas, más allá de la contabilidad básica, y saber aprovechar las herramientas financieras que existen para los beneficios y las relaciones contractuales”, recomendó enfáticamente.
Arce consideró que otro de los ejes son las inversiones en el sector privado. “Hoy, hablar de inversiones en el sector privado es quizá marginal, porque no tenemos todos los mecanismos aprobados para recibir inversiones, incluso con el banco; o a través de la inversión extranjera; o dentro del propio entorno nuestro: dígase entre actores económicos, que puedan hacer inversiones y tal”.
Tercera clave: conocer el tema logístico, cómo funcionan las cadenas de valor y de suministro, y en cuál de esos eslabones se acomoda el protagonismo del emprendedor y su responsabilidad.
Según Arce, iniciativas como Cubaemprende, del Arzobispado de La Habana, y los talleres impartidos en el Centro Loyola, ambos gestionados por la iglesia católica, así como la Universidad de La Habana y el proyecto 999+ de Desarrollo Local, acercan al sector privado a un estado de articulación del conocimiento empresarial en la Cuba de hoy, donde más de 11 mil mipymes están cambiando la faz económica del país.
El experto contó cómo le parecían un sueño para Cuba las acciones que se toman en este campo en naciones asiáticas como Japón, China o Vietnam conocidas durante un evento en La Habana con consejeros nipones.
Integración de actores económicos
“Me decía: ‘Pero eso lo podemos aplicar en Cuba. ¿Qué nos está faltando?’. Y cuando visualizábamos lo que nos faltaba era la integración entre sector público y el privado por un interés común”, dilucidó Arce.
De acuerdo con el especialista, en la isla hay un sector empresarial único, integrado por empresas estatales y privadas, las cuales apenas se imbrican entre sí o con el capital extranjero.
“Podemos hacer empresas mixtas, contratos de producción cooperada, de los cuales hoy apenas existen experiencias”, adelantó para un escenario futuro.
En cuanto a su especialidad, el marketing, Arce enfatizó que es necesario comprender la importancia de esa disciplina más allá de “una acción de comunicación y publicación que genera un gasto”.
Malas prácticas. Un prontuario
Mariam Rodríguez, quien no gusta decir “actores no estatales” sino “empresas privadas”, porque “es lo correcto”, presentó en su charla un listado de malas prácticas. No están todas, pero sí las más comunes y dañinas para los emprendedores.
El inicio de negocios y el lanzamiento de productos y servicios al mercado sin haber registrado las marcas y, mucho peor, sin verificar que pueda ser una marca o nombre comercial registrable como tal, es uno de los errores frecuentes, según el prontuario de yerros que compartió Rodríguez durante el conversatorio.
“Puede traer problemas, como una demanda por violación del derecho de propiedad intelectual de terceras personas”, advirtió.
Por otra parte, en su catálogo de advertencias, la especialista alertó que “una marca no puede ser descriptiva o genérica, o que induzca a errores en los consumidores”. Además, dijo, antes de emprender cualquier negocio, el interesado “tiene que verificar que sea protegible, que se pueda tener derecho sobre la marca”.
Añadió que las nuevas normativas establecen que los nombres comerciales no pueden tener palabras en inglés, “a menos que se tenga registrado como un derecho de propiedad intelectual”.
Otra mala práctica tiene que ver con los acuerdos de cotitularidad, en personas y empresas. “Si no firman dicho acuerdo, es un problema; y si hay una futura separación, ¿cómo será esa situación?”, se preguntó la experta.
Se suman a los errores comunes los estatutos sociales y una pobre información respecto a la propiedad intelectual; la firma de contratos que no se hacen, y la propiedad intelectual que se solicita a nombre de los socios de la mipymes, cuando su uso solo recae en la mipyme.
Rodríguez citó, además, como una práctica perniciosa, la importación de productos de terceras personas por empresas privadas que no los producen.
“Están registrando las marcas de esos productos como una exclusividad en el mercado y la ley de propiedad intelectual dice que si tienes derechos sobre esta marca, puedes prohibir su uso por terceros”, indicó.
Según Rodríguez, “ese problema está creando un freno en la economía, porque de mala fe alguien quiere tener el monopolio de la comercialización en Cuba”.
“También es una falta frecuente la exportación sin el registro de patentes en el extranjero y sin verificar que su exportación no viola derechos de terceras personas”, manifestó e indicó registrar previamente el producto en los mercados ante la eventualidad de que un pirata marcario haga de las suyas e interponga una demanda por usurpación de marca.
Y, por último, previno la experta en legislación comercial: los emprendedores que exportan tienen que conocer qué vocablos resultarían ofensivos en un contexto lexigráfico que, aunque hispanoamericano, resulta diferente al cubano en algunas terminologías.
“Hay un caso muy conocido en Cuba que es el de Conchita, la marca de la guayaba… Cuando fueron a exportar el dulce a un país del cono sur americano, el término Conchita tiene una connotación negativa (diminutivo de vulva o genital femenino) y tuvieron que hacer un cambio nominal para poder entrar al mercado”, narró Rodríguez.