Los tornados constituyen eventos meteorológicos concomitantes con los complejos convectivos
de mesoescala, y están asociados a otros fenómenos severos como lluvias localmente intensas,
granizo, actividad eléctrica excepcional, y rachas de gran poder destructivo como las que se
generan en las aeroavalanchas.
Un tornado de este tipo ocurrió en la noche de ayer, 27 de enero, dentro de una línea de
tormentas eléctricas severas prefrontales, causando enorme destrucción en al menos cuatro
municipios de la ciudad de La Habana: Diez de Octubre, Regla, Guanabacoa, y parte de La Habana
del Este. Al momento de redactar esta nota se cuentan tres personas fallecidas y más de un
centenar de lesionados.
Analizando la información disponible, y siempre como resultado preliminar, opinamos que el
vórtice se generó alrededor de las 8:15 pm. (hora local) del 27 de enero, y se mantuvo sobre tierra
durante los siguientes 15-20 minutos, siguiendo una trayectoria media hacia al NE hasta salir al
mar.
La historia recuerda hechos similares acaecidos en fechas relativamente recientes.
Según nuestra base de datos, el más reciente tornado que afectó al área urbana de La Habana fue
observado al final de la tarde del 13 de marzo de 2012, aunque no alcanzó gran intensidad. Con
anterioridad pueden citarse otros, sin tanta celebridad como los que se generaron dentro de línea
de tormentas prefrontales del 13 de marzo de 1993 (conocida como “Tormenta del Siglo”, aunque
el calificativo no es acertado). Antes, hallamos un tornado reportado en Santiago de las Vegas, que
surgió en un brote de tormentas ocurrido el 13 de junio de 1982.
Es pertinente destacar que la información disponible en cada uno de estos eventos está siempre
condicionada por imprecisiones significativas, debidas, entre otros factores, a la subjetividad y la
carencia de mediciones instrumentales directas. En el caso del tornado de ayer interviene la
oscuridad de la noche, que impidió observar la nube de embudo, bien llamada por nuestros
campesinos “rabo de nube” o “manga de viento”.
Finalmente citamos otros casos de tornados significativos en los últimos 90 años, que provocaron
daños dentro de lo que hoy es la provincia de La Habana: Arroyo Naranjo, 6 de junio de 1929 (al
parecer de gran intensidad); El Cerro, 19 julio de 1930; Bejucal, 26 de diciembre de 1940 (también
de gran intensidad, causante de una veintena de muertes y unos 250 heridos. Se estima que
alcanzó la categoría F-4); Santiago de las Vegas, 10 de junio de 1945; San Miguel del Padrón, 2 de
julio de 1950; y finalmente otro ocurrido el 31 de agosto de 1961.
Debe tenerse en cuenta en los casos antes señalados, que, en su momento, algunas de estas
localidades se hallaban desde el punto de vista político-administrativo fuera de los límites de la
Capital.
Los tornados, como fenómenos meteorológicos severos, producen siempre enorme destrucción y
mortandad donde quiera que estos ocurran. Pero, sin dudas, las áreas urbanas constituyen el peor
de los escenarios para este tipo de eventos.
La celda convectiva de este intenso sistema se desplazó a unos 500m de mi punto de observación.
Fue impresionante el viento, los chispazos en las redes de transmisión de energía, y el ruido
exactamente igual a las turbinas de un jet a punto de despegar.
Es posible que el tornado de 27 de enero de 2019 pase a la historia como uno de los más intensos
sufridos en La Habana en los últimos 70 años.
*Este texto fue publicado originalmente en la cuenta de Facebook de su autor y explícitamente autorizaba su reproducción total o parcial.