Cada 31 de diciembre Santiago de Cuba recibe el nuevo año con la tradicional Fiesta a la Bandera, y el tránsito del 2023 al 2024 no fue la excepción.
Este popular festejo, que se remonta a los albores del siglo XX y entre cuyos impulsores estuvo el patriota y escritor Emilio Bacardí, volvió a reunir en el céntrico Parque Céspedes a cientos de santiagueros y visitantes, en una ceremonia cargada de simbolismo.
Según la tradición, si al ser izada en el edificio del Ayuntamiento la bandera cubana ondea al viento, entonces el año que comienza será bueno. Y en este 2024, justo en su primer minuto, así sucedió, para regocijo de los que allí estaban y de muchos otros que estaban pendientes desde otros sitios.
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Presentaciones artísticas y palabras de autoridades de Santiago formaron parte también del acto que, al menos desde la creencia popular, insufla esperanza a los cubanos luego de un 2023 muy difícil y previsiones y planes oficiales no menos complicados para 2024.
De hecho, apenas unas horas antes, en un mensaje público a los cubanos, el presidente Díaz-Canel consideró que el el 2023 había terminado “como si llegáramos a la cima de una montaña muy alta, por caminos tortuosos” y aseguró que el nuevo año será “desafiante”.
No obstante, invitó a los cubanos “a entrarle al 2024 con toda la pasión y la alegría que necesita y merece la gran tarea de cambiar todo lo que deba ser cambiado”.
Y dijo que “no hemos llegado hasta hasta este 65 aniversario (de la Revolución Cubana, que se conmemora justamente este 1 de nero) para rendir y entregar banderas”.
Con estos vaticinios comienza el 2024 para los cubanos. En 12 meses podremos comprobar si lo augurado esta madrugada en el Parque Céspedes de Santiago de Cuba pudo o no hacerse realidad.
Esperemos que sí.