Cuando Luis Sánchez-Harguindey, copresidente español de la compañía Habanos S.A., enumera los valores que representa el Festival del Habano –cuya edición 22 abrió este lunes y se extenderá hasta el próximo viernes en la capital cubana–, menciona experiencia, innovación y lujo, pero también identidad, tradición y cultura.
Ese es justamente un eje fundamental del evento: la promoción de una cultura centenaria, de una tradición enraizada en la Isla desde los tiempos de la colonia, convertida en elemento indisoluble de la identidad nacional que ha consolidado su prestigio y carácter global gracias en buena medida a la labor de la empresa mixta cubano-española, fundada hace 25 años y que es hoy la líder mundial en la comercialización de puros Premium.
Por ello, este festival es la cita más importante de su tipo en el planeta, capaz de reunir en este 2020 a unos 2.200 participantes de más de 70 países, interesados no solo en adquirir el afamado tabaco cubano y deleitarse con las novedades concebidas para la ocasión, sino también en conocer de primera mano sus más diversos aspectos, desde su siembra en las vegas de Vuelta Abajo hasta su elaboración totalmente a mano y la fabricación de cajas, humidores y las imágenes identificativas de sus marcas y vitolas.
“El Festival está más vivo que nunca –asegura a OnCuba José María López Inchaurbe, vicepresidente de desarrollo de la compañía–. Celebramos su 22 aniversario luego de un 2019 en el que cumplimos un cuarto de siglo y reportamos ventas de 531 millones de dólares, un incremento global del 2% al tipo de cambio constante con respecto al año anterior. Hemos logrado consolidar el crecimiento de la empresa y promover la cultura asociada a nuestros productos, principalmente en los mercados emergentes, y contamos con la importante labor que en este sentido realizan las Casas del Habano, una franquicia de la cual nos sentimos muy orgullosos y de la que estamos celebrando ahora su 30 aniversario”.
“Cuando nuestros clientes entran en cualquier Casa del Habano sienten la atmósfera de Cuba y pueden descubrir todos los valores de nuestros tabacos”, afirma López Inchaurbe sobre esta franquicia presente hoy en 58 países y 118 ciudades, desde su nacimiento hace 30 años en México.
Esta edición del festival también se dedica a varias de sus principales marcas: Partagás, por su 175 aniversario; Romeo y Julieta, por sus 145 años, y Montecristo, por sus 85. Ellas son también protagonistas de las galas nocturnas –en las que actuarán importantes figuras y agrupaciones de la música cubana–y los principales lanzamientos –Partagás presentará su edición limitada “Legado”; Romeo y Julieta su Línea de Oro, y Montecristo su vitola “Herederos”–, a los que se unen otras marcas como Bolívar, que presentará sus “Belicosos Finos Reserva Cosecha 2016”, H. Upmann su “Súper Magnum” y Juan López una “Selección Especial” por su 150 aniversario.
Además, como ya es tradicional, los participantes visitarán plantaciones, esta vez en la provincia de Artemisa, y las fábricas La Corona y Partagás, para conocer sobre la producción de los afamados tabacos de la Isla. También podrán asistir a degustaciones y maridajes de Habanos con diferentes bebidas, entre ellas brandies y vinos de la firma española Bodegas Torres, escuchar conferencias sobre la cultura tabacalera, y presenciar la tercera edición del Concurso Habanos World Challenge, en el que parejas de aficionados deberán demostrar todo su conocimiento sobre los puros Premiun cubanos.
Un contexto complejo
Esta edición del Festival del Habano tiene lugar en un momento especialmente complejo para Cuba. Las sanciones de la administración estadounidense de Donald Trump no solo han dado marcha atrás al deshielo promovido por su predecesor Barack Obama, sino que han tensado aún más a la golpeada economía cubana, afectando el arribo de combustible a la Isla y a sectores clave como el turismo.
“A nosotros nos encantaría tener un entorno económico y político estable, pero no siempre es posible –comenta Sánchez-Harguindey a OnCuba–. Afortunadamente, frente a cualquier inestabilidad, no solo en Cuba sino también en otros mercados, nos ayuda mucho tener un negocio global tan reconocido y respetado históricamente. Nuestros Habanos se consumen en más de 140 países, y eso permite que, ante situaciones complicadas, podemos compensar la baja de algún mercado con el crecimiento de otros”.
“En Cuba, por ejemplo, a pesar de que el pasado año descendió en más de 400 mil la cifra de turistas como resultado de medidas del gobierno de EE.UU. –entre ellos el número de los propios visitantes estadounidenses–, sigue habiendo turistas muy atraídos por la Isla y la cantidad de visitantes se mantiene alta, incluso con incrementos en algunos países. Eso ha permitido que Cuba se mantenga entre nuestros primeros cinco mercados en valores, solo superada por España, China, Francia y Alemania”.
El copresidente de Habanos S.A. lamenta que “ahora mismo no podamos distribuir nuestros productos en el mercado estadounidense, a causa del bloqueo”, pero asegura que “aunque no sabemos cuándo terminará este” su compañía está lista para asumir una posible entrada en el poderoso mercado estadounidense.
“Es una fotografía que tenemos visualizada desde hace tiempo, y cuando llegue el momento estaremos listos para competir en los Estados Unidos”, dice.
Aun cuando sabe que otras compañías han sido demandadas tras la activación del título III de la Ley Helms-Burton –que permite a ciudadanos estadounidenses demandar a las empresas que se beneficien de propiedades nacionalizadas en la Isla tras el triunfo de la Revolución de 1959–, Sánchez-Harguindey asegura que hasta la fecha no han tenido ninguna afectación en este sentido y no esperan “ninguna medida en contra de nuestro negocio”.
Su proyección, afirma, “no puede ser otra que seguir creciendo”.
“Hemos tenido un crecimiento sostenido en los últimos años y nuestra perspectiva en 2020 es mantener esta tendencia. Estamos cada año sorprendiendo a nuestros clientes con nuevos lanzamientos que cubren todo el segmento de precios de nuestro portafolio, con vitolas de marcas muy importantes para nosotros, y siempre intentamos sacar al mercado productos que aporten un percepción alta del valor del Habano para nuestros consumidores. Este festival es, sin dudas, una prueba de ello”, reafirma.
Ver, descubrir, vivir
Un espacio relevante del Festival del Habano es su Feria Comercial. Inaugurada la tarde de este lunes en el Palacio de las Convenciones de la capital cubana, este año participan en ella 239 expositores de nueve países, un 5% más que en la edición precedente de acuerdo con los organizadores.
Las principales marcas y elementos asociados al Habano están presentes en la feria, como un vasto muestrario de una cultura que trasciende las plantaciones y las fábricas de tabaco. De ello da fe Lázaro Vergara, un coleccionista que ha dedicado más de 20 años de su vida a atesorar artículos relacionados con los puros cubanos y que ha participado ya en 18 ediciones del festival.
Aunque nunca tuvo un vínculo profesional o personal con el mundo del tabaco, más allá de haber sido fumador hasta hace pocos meses, Vergara –también coleccionista numismático durante cuatro décadas– exhibe ahora una muestra de sus más de 5 mil piezas –las más antiguas de su colección son de inicios del siglo XX– entre ellas anillas, etiquetas y vistas utilizadas para decorar las cajas de tabaco por fuera y en su interior, litografías que, para su creación, “pasaba hasta por más de 12 piedras en un proceso complejo y hermoso que le otorgaba una imagen distintiva al producto”, explica a OnCuba.
También exhibe estuches de varios tipos y dimensiones, entre ellos una caja de los años 20 “en muy buen estado de conservación” y cepos de antiguas fábricas de tabaco, utilizados para verificar el diámetro y la longitud de los puros y que revelan un momento del devenir de la producción tabacalera en Cuba. Ese, asevera, es uno de los valores de los coleccionistas como él, “indagar en la historia de esos objetos, en su origen y evolución, y también explicar acerca de su valor histórico y artístico” a las personas –la mayoría extranjeros– que se acercan a su stand durante el festival.
“Somos como un museo”, asegura Vergara, quien es miembro a la Asociación Vitolfílica de Cuba, la cual agrupa a los coleccionistas de artículos relacionados con el universo del tabaco.
Tener una colección como la suya, narra, ha sido un proceso “largo, paciente, de mucha voluntad y perseverancia”, en el cual ha ido comprando las piezas, o recibiéndolas como donaciones y obsequios. En este empeño, explica, no basta con coleccionar, “también hay que conservar con mucho cuidado, con celo”, porque “estamos hablando de nuestra identidad, de las raíces de Cuba, y es importante saber de dónde se viene para saber a dónde se va”.
Una de las indiscutibles atracciones de la feria es un Capitolio de La Habana hecho de madera, un monumental humidor de 1.65 metros de largo por 0.87 de ancho y 0.90 de altura que impresiona a todo el que lo contempla. Su autor, el artesano artista Alfredo Gómez, comenzó a participar en el festival con sus obras en 2007, pero no fue hasta seis años después que se atrevió a fabricar su primer humidor. Y qué humidor: una réplica del Hotel Nacional, que le ganó numerosos elogios y abrió un camino que ha continuado hasta hoy.
“Hasta ahora solo he hecho humidores inspirados en construcciones relevantes, porque me gusta mucho la arquitectura”, dice a OnCuba Gómez, quien también construyó uno nombrado “Mi Habana”, en el que incluyó símbolos de la ciudad como el Paseo del Prado, una fachada del propio Hotel Nacional, el Morro y dos Giraldillas, “todo en una misma pieza”, y que como la obra con la que hizo su debut en este mundo, fue subastado en una Casa del Habano.
“Ahora elegí el Capitolio, porque es una de las obras emblemáticas de La Habana, muy vinculada a la propia historia de Cuba y con muchos detalles arquitectónicos que me fascinan –explica–. Fue muy arduo hacerlo, empleé como un promedio de 14 horas diarias en su elaboración, pero también lo disfruté mucho. Recién este domingo le di el encerado final y ya está acá.”
Este humidor, que para su autor “es invaluable por lo que significa”, tardó año y medio en crearse, y fue exhibido dos veces en 2019 “todavía con algunos detalles por terminar”. En este tiempo, no detuvo su trabajo como artesano y al frente un proyecto comunitario en el que enseña a niños y jóvenes de su comunidad, en el municipio habanero del Cerro, pero “me concentré principalmente en terminarlo. Hasta soñaba con él”.
Gómez no conoce todavía cuál será el destino final de su pieza, pero espera que su exhibición en la feria sirva para confirmar la importancia de obras de atre como estas dentro del universo del Habano.
“La elaboración de humidores es un elemento muy importante de la cultura del tabaco, necesita de mucho detallismo y conocimiento, y tiene su propio espacio, con artistas que se han especializado en su creación y también con muchos aficionados, que los compran en las subastas y las casas del Habano, que los coleccionan”, cuenta.
“Me he sumado a esta labor siguiendo lo hecho por otros artistas que tienen una gran experiencia y resultados en la creación de humidores, incluso basados en obras arquitectónicas, que es lo que me gusta –concluye–. Pienso seguir haciéndolos porque me motiva rendir tributo con mi obra a la cultura cubana, a su arquitectura y, a la vez, a los famosos tabacos, y contribuir modestamentre al sitial reconocido que tienen en el mundo.”