El Museo Nacional de Cerámica Contemporánea de Cuba inauguró este viernes la muestra “Sosabravo espacio de color”, en vísperas del cumpleaños 95 del incombustible maestro de las artes visuales, en el Centro Hispanoamericano de Cultura, ubicado en La Habana Vieja.
“Esta exposición personal de Alfredo Sosabravo se organizó en un intento por mostrar la frescura de su trabajo en las más recientes décadas transcurridas del siglo XXI”, dijo a la agencia Prensa Latina la directora del museo y curadora de la muestra, Surisday Reyes.
La muestra reúne ocho acuarelas de la serie “Suite Habana”, seis discos de piedra lávica esmaltada y una veintena de platos que conforman “Sosabravo espacio de color”; obras que salieron de la fluente imaginación del artista durante el período 2000-2019.

De acuerdo con Reyes, se trata de piezas bastante recientes en el tiempo al considerar la provecta edad del creador. “Demuestran su necesidad permanente de explorar y trabajar otros formatos y soportes”, añadió Reyes.
Ágil, efusivo y de buen talante, como siempre, se presentó el autor en la inauguración, a la que asistieron su representante, el creador René Palenzuela, la Premio Nacional de Artes Plásticas Zaida del Río, la directora de eventos del Ministerio de Cultura, Lis Cuesta, la vicepresidenta primera y el vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Magda Resik y Yuris Nórido, respectivamente.
El Centro Hispanoamericano de Cultura, ubicado en Malecón No. 17, entre Prado y Capdevila, acogerá la exhibición durante un mes.
Prensa Latina hizo notar que la elección del lugar no es casual, dado que hace un par de décadas el museo de cerámica inauguró allí mismo la exposición “Sosabravo, dueño del espacio”, en homenaje al entonces aniversario 75 del natalicio del maestro de las artes visuales.
Otra expo, pero de gráfica
Hace unos días, el pasado 11 de octubre, se inauguró “Sosabravo. Selección de obra gráfica”, en la sala expositiva de la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en Santa Clara, como parte del tributo por el aniversario 95 del Maestro, quien, con igual talento, ha incursionado como pintor, dibujante, grabador y ceramista.
La muestra contiene 30 piezas, entre xilografías y litografías del gabinete de La Estampa y forma parte del programa Itinerancias, que contribuye a fortalecer los vínculos culturales entre territorios divulgando el trabajo de artistas representativos del país.
Es un conjunto de obras donde se puede apreciar el estilo de Sosabravo desde composiciones sobrias hasta contrastes más definidos por la intensidad cromática.
Las piezas reflejan una mirada al imaginario popular cubano y propone una lectura del arte pop reinterpretada desde símbolos, costumbres y valores de la identidad nacional, en un ejercicio de fusión de tradición y modernidad, indicó un despacho de la Agencia Cubana de Noticias (ACN).

Un niño prodigio del grabado
Alfredo Sosabravo nació en Sagua la Grande, Villa Clara, el 25 de octubre de 1930, y ha recibido entre muchos galardones y reconocimientos, el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1997, la Orden Felix Varela y el Doctorado Honoris Causa del Instituto Superior de Arte, siendo considerado como uno de los artistas cubanos más importantes de las artes visuales y el diseño.
Ha recibido premios internacionales como la Medalla de Oro en el XXXIV Concurso Internacional de la Cerámica de Arte Contemporánea de Faenza en 1976 y la Orden de Mérito Italiana en 2007 por sus obras en Murano.
“En el año 1950 empecé como pintor autodidacta y con pocas condiciones para crear mi obra. En 1956 pude entrar a San Alejandro y tomé algunas técnicas y disciplinas que necesitaba. De ahí en adelante empezó mi carrera como joven artista”, recordaba en 2022 en una entrevista con el portal La Jiribilla.

“Luego de 1959, Acosta León me había dicho que enviáramos un trabajo a un concurso de grabado del Museo Nacional, relacionado con temas de la Revolución. Yo sabía pintar y tenía cierta referencialidad del grabado, pero nunca había hecho uno. Me dio las ideas para hacer una xilografía… Presenté la obra y recibí premio. Era como el niño prodigio del grabado, pues el mío era distinto al del resto. Parecía que había aprendido de los impresionistas alemanes, que ni siquiera conocía en ese momento”.
“Después, incursioné en la cerámica. Las manifestaciones llegaron a mí accidentalmente, y las aprovecho. Una trae de la otra, no están aisladas. Por ejemplo, provenía de la pintura y el dibujo, ello me fue útil para el grabado. Cuando comencé en la cerámica, tenía mucho del grabado, después de la escultura. Algo similar ha pasado con el bronce y el vidrio. Estoy orgulloso de que las distintas manifestaciones hayan venido a mí”, declaró hace tres años.
Varias obras suyas se exhiben permanentemente en el Museo Nacional de Bellas Artes, de Cuba, como Prostituta peinándose, Cosmonauta atascado y Personaje frente al sol, todas de 1967.













