Aunque es un guitarrista frustrado, incapaz de rasgar las cuerdas y cantar a la misma vez, el caricaturista cubano-mexicano Ángel Boligán acepta que su obra está marcada por la música, una idea imposible de ilustrar con palabras.
“Mis dibujos llevan música por dentro. A la hora de los trazos, hay lirismo, siento el pincel seco, manchas gruesas, tambores y trombón; es raro de explicar”, aseguró el artista este sábado en una entrevista al periodista Gustavo Borges, de Efe.
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— European Press Prize (@EuroPressPrize) August 15, 2023
Boligán, ganador del Trofeo de Plata, de la 8va edición de los WORLD HUMOR AWARDS, con el tema La Biodiversidad, recogerá su premio en dos semanas. Además está nominado como uno de los finalistas del European Cartoon Award.
Para el dibujante el reconocimiento tiene un valor agregado porque la obra que exaltarán trata sobre la ecología, uno de sus temas recurrentes.
“Tener más o menos premios no está relacionado con la calidad del artista, pero para mí es gratificante; la ecología me interesa. El concurso es por invitación; este año participaron unos 200 dibujantes, todos profesionales”, explica.
Boligán hace caricaturas personales, humor blanco, político, o sobre el día a día de la sociedad. Publica en el periódico mexicano El Universal y cada domingo el diario argentino La Nación le reserva un espacio para sus historietas.
“Hace de todo y todo lo hace bien, pero su fuerte es el Gran cartoon”, aseguró a Efe el prestigioso dibujante portugués António Antunes, quien coincidirá con Boligán el próximo mes, cuando el cubano-mexicano hará una exposición personal en una galería en la Rue Blanche, a 800 metros de la Ópera de París.
Arte con pureza infantil
Nacido en San Antonio de Los Baños, a unos 35 kilómetros de La Habana, de niño Boligán se benefició del aire del campo. A los siete años solía levantar piedras y observar por horas los insectos; escarbaba en la tierra y se imaginaba mundos mágicos.
“Yo jugué en la tienda de juguetes más grande del mundo, el campo, donde aprendí a fantasear. Eso lo aplico a mis trabajos”, explica.
Observar un dibujo del artista, residente en la Ciudad de México desde 1992, es someterse a un ejercicio de reflexión. No necesita decir dictador para retratar a un soberano todopoderoso; mejor delata rasgos del personaje y de manera inteligente lo denuncia.
“Estoy seguro de no tener certeza de nada; no tengo la verdad absoluta, sólo cuestiono. A veces hay un consumista obsesivo y trato de que la gente reflexione sobre el tema. Mis dibujos desnudan absurdos, quien los ve, a veces se ríe de sí mismo”.
El machismo, el calentamiento global, los que van por la calle como zombis con su celular y las mentiras de los políticos son temas de las caricaturas de Boligán, quien también tiene dibujos sólo de celebración como el de la novelista Elena Poniatowska a quien pintó el día del cumpleaños 90 de la escritora.
Lejos de Eva María, la del bikini de rayas
En la pubertad, Boligán oía las canciones de moda. Al escuchar “Eva María se fue”, un éxito de la época cantado por el grupo español Fórmula V, se imaginaba en la playa con una chica de bikini de rayas. Fue así hasta que por sus oídos entraron unas canciones raras cantadas por un tipo de su barrio.
“Un día descubrí las de Silvio Rodríguez, de San Antonio como yo, y empecé a reflexionar sobre imágenes suyas como esa de que la era está pariendo un corazón. Es curioso, Silvio empezó como dibujante y terminó en la música; yo quería ser guitarrista y acabé en el dibujo; somos amigos y a veces hablamos de eso”, cuenta.
Apreciar las letras de Silvio y luego las de Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, Pablo Milanés y Joaquín Sabina, le sirvió para hacer más poéticos sus dibujos. Más adelante sacó provecho de las frases de los maestros para conquistar a Sandra, una niña del pueblo, su esposa hace más de 30 años.
“Ella y mi nuestro hijo, David, son mis primeros editores. Han desarrollado una mirada fina y le hacen interpretaciones exactas a mis dibujos. Ayuda tener un par de críticos en casa”, confiesa.
A diferencia de un cubano promedio, Boligán no baila bien y casi no canta. Su música está reservada para sus pinturas.
“Lo importante no es sólo de la idea, sino cómo plasmarla. Los trazos, la composición y los colores son los sonidos de mis dibujos”, insiste.
Gustavo Borges/Efe/OnCuba.