Desde mediados de mayo y hasta el 26 de agosto, el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, en La Habana Vieja, alberga una muestra singular. Se trata de Marcas Registradas, obra gráfica de Arnulfo Espinosa (La Habana, 1977) que se mueve en un territorio híbrido entre el diseño y el arte. El expositor parte de marcas comerciales universalmente reconocidas para reintrerpretarlas, resemantizarlas, con grandes dosis de gracejo cubano, acudiendo a la norma del habla común entre los habitantes del archipiélago, su historia, anhelos y frustraciones cotidianas. Un ejercicio de lúcida mordacidad y, en ocasiones, de cálida empatía que se vale del absurdo, la parodia, el sarcasmo y la ironía para tender un puente entre el cubano de hoy y su circunstancia. Es una obra, digámoslo desde un inicio, que apela a la inteligencia tanto del emisor como del receptor.
Arnulfo es Graduado de Diseño Informacional por el Instituto Superior de Diseño (ISDI), promoción de 2001. En el plano profesional, se ha especializado en el “desarrollo de marcas gráficas y sistemas de identificación visual”, ha impartido docencia a nivel universitario e incursionado en la moda, el arte conceptual y el diseño de joyas. Además, es coautor de varios títulos sobre logotipos y tipologías marcarias. Pero, sobre todo, es conocido desde 2016 por ser el creador de LaJabaCity, especie de alter ego, sitio virtual a donde van a dar sus ingenios, tenidos como memes por algunos, y por obras de arte cuasi conceptual, por otros.
Vamos al diálogo
Define a LaJabaCity. Relátanos brevemente su génesis, y cómo ha ido mutando en intenciones, alcance y lenguaje desde 2016 hasta la fecha.
Comenzó siendo lo que es aún: un espacio de pensamiento, sólo que yo mismo no tenía conciencia de esto al inicio. Se inició como desembocadura de reflexiones anteriores al momento de creación. No existía una sincronización intencionada entre el pensamiento y la producción gráfica, no existía un método preestablecido para la obra. Me sentaba a “descargar” graficando con un humor de aparente inocencia, pero lleno de mensajes acerca de todo lo que me impacta. El cambio, entonces, no ocurrió en la esencia de ese alter ego con nombre de marca; el cambio ocurrió en el método de realización y en la concientización de la creación gráfica como proceso y necesidad de expresión personal, sobre todo de aquello que sucede a mi alrededor y me mueve a pensar.
LaJabaCity es la crónica de la Cuba que me tocó vivir, en el registro del lenguaje más popular. Habla en cubano callejero, en espanglish, con doble sentido, acidez e ironía; ingredientes esenciales del humor que nos caracteriza como pueblo.
Tu obra creativa alrededor de LaJabaCity está fuertemente referida al mundo de los memes, que, como expresión de cultura popular, es relativamente reciente. ¿Te inscribes y te reconoces en esa estética plenamente o se trata, en tu caso, de un mero punto de partida para conseguir resultados de mayor alcance comunicacional y artístico?
No es un sitio de memes en redes sociales, el meme es tan solo una estética más de las que se ha valido para transmitir su mensaje, como también lo es el diseño gráfico con sus códigos, géneros y herramientas. De ahí, que haya participado también en desfiles de moda estampada en prendas de vestir, que se haya impreso en formato de carteles serigráficos, y que haya hecho colaboraciones con marcas que desean ser parodiadas desde el prisma conceptual de LaJaba (ROX 950, Rothmans, MSK Music, INAF Instituto de investigaciones agroforestales, Omaigá y MARABÚ).
Como diseñador, he trabajado in extenso en proyectos de branding o diseño de sistemas identificatorios. He tenido la oportunidad de diseñar marcas de todos los sectores, actividades y escalas: empresas, grupos empresariales, ministerios, campañas, eventos, agrupaciones musicales, instituciones culturales, sellos discográficos y editoriales…; además tuve la gran oportunidad de escribir dos libros en coautoría con Norberto Chaves, un verdadero gurú internacional del diseño. Estas experiencias constituyeron escuelas para mí y fueron ejercicios de pensamiento que me aportaron los elementos conceptuales para entender a fondo todo lo relacionado con la marca y, en general, sus procesos de creación desde el diseño, de ahí que con la estética de “lo marcario”, “lo diseñado” —dos conceptos de la cultura popular— me resulta espontáneo expresarme.
Marcas Registradas se compone de siete series. A saber: “Superpípol” (2017-2023), “Cuba USA LaJabaCity. Cuba abierta al mundo” (2016-2018), “Historieta” (2018-2023), “Marcas líderes cubanas” (2021-2022), “Mi primer Pala-Piña” (2022), “El mundo entre cuatro paredes” (2017-2023), “Preguntas sin respuestas” (2023) y “Coja la Cola” (2023). ¿Puedes referirnos brevemente cuáles son las características de cada una?
La muestra Marcas Registradas, es mi primera exposición personal dedicada a un trabajo que pertenece más al ámbito de la producción artística que al diseño. Antes había expuesto también en el CDAV trabajos de diferentes áreas de diseño gráfico en una muestra llamada Tipografiando. La actual está dividida en 5 series, como dices. Tanto la escultura (“Mi primer Pala-Piña”), como la súper gráfica y acción (“Coja la Cola”) y la video animación son muestras de que no hay fronteras discursivas para desarrollar este espacio de pensamiento. Constituyen cada una el inicio de caminos que de seguro serán recorridos a través de nuevas obras. La idea de acercar al público estos mensajes es la columna vertebral que articula toda la producción artística de este proyecto. La calle, más que la galería, es su fuente de inspiración y su destino final.
La realidad cubana, como campo temático retomada recurrentemente, va tejiendo una crónica que crece en el tiempo. En esa crónica hay realidades que van quedando atrás y otras que, por el contrario, ensanchan su huella y alargan la vigencia del mensaje de las obras.
La primera serie es la ahora llamada Cuba USA LaJabaCity. Esta discursa acerca del encuentro de las marcas internacionales con nuestra cultura popular en la era del deshielo. Era una parodia acerca del fenómeno cultural que se avizoraba. Historieta comenzó con la COVID, el regreso a las tensiones entre Cuba y USA y la crisis económica que sobrevino. En ella se nota un cambio en el estado de ánimo, el humor se vuelve más cáustico y alcanza su punto máximo en la serie Marcas líderes cubanas. En esta última nuestras expresiones más aireadas se “convierten” en marcas de nuestro registro y encuentran un lugar cimero en la escultura Mi primer Pala-Piña, un juguete de madera que ironiza acerca de la formación cultural a través del lenguaje y cómo en el uso continuado las expresiones más subidas de tono se integran al lenguaje cotidiano. Súper pípol es un homenaje al pueblo, al cubano llevado a escala de súper héroe en tanto se enfrenta diariamente a problemas que los sobrepasan. El mundo entre cuatro paredes pone en perspectiva nuestra propia realidad con aquella en que vive el mundo. El problema universal del ser humano que vive en sociedades en crisis y su interacción con las diferentes instancias de poder.
Caridad Blanco
Durante el desarrollo de este reportaje, Arnulfo estuvo insistiéndome para que no dejara de hablar con Caridad Blanco de la Cruz, a quien se debe la curaduría de Marcas Registradas. A ella fui.
Caridad, sin dudas la obra de Arnulfo Espinosa tiene un fuerte componente satírico y paródico. No pocas personas creen que la llamada “alta cultura” no se puede permitir estas “liviandades”. ¿Qué responderías a los que piensan así?
En primer lugar, habría que distinguir que se parte de una creencia prejuiciosa. Luego, es preciso subrayar que humor no es sinónimo de liviano. El humor es una capacidad cognitiva y emocional de percepción de la realidad, que tiene, además de una dimensión social, una perspectiva crítica. Es considerado, incluso, una categoría estética y en lo concreto se expresa de distintas maneras; formas que en muchos casos se yuxtaponen o convergen: ironía, absurdo, sátira, farsa, parodia, sarcasmo, simulación, cinismo, obscenidad, grotesco y pastiche. El travestismo puede entenderse, además, como una herramienta a su servicio, y también apreciarse su rol en la complejidad del carnaval.
Sería inconsistente tildar de livianas obras maestras como: la serie de grabados Los Caprichos, de Francisco de Goya; El jardín de las delicias, de El Bosco, o las novelas Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, y Las cartas persas, de Montesquieu, por la presencia y el destaque en ellas del humor.
Igualmente, insostenible sería hacerlo con respecto al arte cubano, ante, personajes como El Bobo de Abela, Salomón, la historieta filosófica de Santiago Armada (Chago); la novela Tres tristes tigres, de Cabrera Infante, o filmes como La muerte de un burócrata, de Tomás Gutiérrez Alea y La vida es silbar, de Fernando Pérez. Un juicio como el que dio pie a tu pregunta se quiebra al examinar la tradición, la ascendencia y puesta en valor del humor en las artes visuales, y mucho más ante los discursos de un grupo de artistas paradigmáticos que desde la década del sesenta, y hasta nuestros días, han expandido la presencia del humor, lo cual es parte de un fenómeno cultural de suma riqueza, imposible de abarcar aquí.
Creer que el humor debilita o vuelve inconsistente al arte, es discriminatorio y un signo del desconocimiento de su verdadera esencia, que, al decir de Bajtín, es reflejo y compresión de la permanente “imperfección” del mundo. Un mundo que el humor disecciona con su propia lógica de “explorador de lo inesperado”, expresión metafórica con que lo definiera N. Dimitrieva al concluir su ensayo El papel heurístico del humor.
De nuevo con Arnulfo
Tienes una formación como diseñador, que es una actividad que combina la destreza técnica con las habilidades artísticas. ¿En este momento de tu trabajo te consideras más artista que diseñador? ¿Pueden separarse en ti ambas actividades? ¿Hacia dónde va tu obra?
Como diseñador, he tenido una labor prácticamente ininterrumpida desde que comencé mi vida profesional. LaJabaCity, sin embargo, surgió espontáneamente y sin proponérmelo se convirtió en el inicio de mi trabajo como obra propia, como espacio de autoexpresión. Ambas son áreas que no se excluyen ni se anulan, pues se alimentan una de la otra. El trabajo de LaJabaCity va desarrollando un recorrido particular que explora formatos y nuevos medios de expresión, y con el transcurso del tiempo solidifica su poética. Mi labor como diseñador la enriquece con experiencias gráficas, al tiempo que incorpora mucho de la libertad creativa y el humor de LaJaba, siempre que sea afín al proyecto de diseño de que se trate. Digamos que propicia en mí “ese estado de juego” de que habla la reconocida diseñadora Paula Scher.
En lo personal, LaJabaCity constituye un modo de expandir mi mundo interior más allá del espacio físico que ocupo. Es una obra que plantea preguntas, inquietudes, añoranzas, exabruptos, disyuntivas, angustias, alegrías, muestra mis demonios y ángeles, y me da plena libertad de creación y expresión.
Y otra vez, Caridad
Es un empeño bizantino tratar de establecer los límites del arte, qué es lo intrínseco de esta actividad humana y qué es lo que no tendría cabida de ninguna manera bajo ese rubro. Aun así, se me ocurre preguntarte si Marcas Registradas se puede catalogar, con todo derecho, como una exposición de arte visual y no como una simple colección de memes.
Primero, hay decir que es posible hacer una exposición de artes visuales a partir de memes, y no solo de memes, sino incluso de otras muchas cosas, aunque esas cosas no sean consideradas arte o no sean definitivamente arte.
Fui consciente desde el inicio de que el material de LaJabaCity podía ser percibido solo como meme. Sin embargo, las ideas que Arnulfo Espinosa expone con los mensajes de su alter ego, van más allá de esa designación. “Preguntas sin respuestas”, una obra en video dentro de Marcas Registradas, juega con la pregunta ¿Qué es LaJabaCity?, y lanza otras muchas cuestiones al respecto sobre lo que ella puede ser (o no) además, y deja en la indefensión a todo el que precisa encasillar, poner límites a la creación, a su entendimiento, a los sentidos que ante expresiones como ésta (y aún otras) se abren.
Más allá de reiterar que LaJabaCity es ese espacio de pensamiento que descubrí durante la pandemia –algo que se ha mantenido y puede corroborarse al inventariar y someter a análisis su abundante “mensajería”–, no es de mi interés intentar constreñirla, delimitarla, ni fijar definiciones o maneras de interpretarla que den realce a los ojos de los lectores y de quien la valora. Sería como traicionar lo que de conjunto suscribimos Arnulfo y yo con la video animación Preguntas sin respuestas, y con la exposición en su totalidad, que es igualmente un texto para ser leído; el de la propia curaduría (en lo verificable y en lo ignoto), y que no se reduce a las breves palabras impresas en el plegable que acompañan a la exhibición.
En esas escrituras: la de las obras de Arnulfo (carteles, juguete escultórico, videoanimación y supergráfica) y la suscrita por la puesta en escena de LaJabaCity que es Marcas Registradas, existen fundamentos que hacen que la muestra clasifique dentro de eso que llamas una exposición de arte visual, aunque haya quienes puedan pensar lo contrario.
¿Cuál fue tu desafío mayor como curadora al enfrentar la elaboración de un discurso inteligible y atractivo a partir de las piezas de Arnulfo Espinosa?
Mirando hacia atrás la totalidad del proceso, tuve varios desafíos. Primero, discernir dentro de más de 400 obras —resultado de trabajo de 7 años por parte de Arnulfo— cuáles eran algunas de las más meritorias regularidades que este fenómeno tenía y era preciso mostrar. También, que obras merecían estar entre las 60 que finalmente conformaron la exhibición. Por otra parte, construir una exposición que llevara a LaJabaCity a un nivel superior, sacarla de sus zonas de confort, a la par de concebir una exhibición que trascendiera su forma habitual de discursar en las redes (Instagram, Facebook) y que no se pareciera a lo hecho anteriormente en torno a ella. Esto, unido a la necesidad de lograr una selección (y una conceptualización) que permitiera mostrar la riqueza de este tipo de obra, nuevas posibilidades de expresión que vislumbraba para ella y, argumentos para demostrar como estos mensajes, nacidos en el ámbito del diseño gráfico con LaJabaCity, expanden y enriquecen nuestra tradición del humor.
En Marcas Registradas convergen múltiples relatos. Trenzar los distintos niveles de narratividad que existen en ella resultó retador en más de un sentido, pero sin dudas fue en su totalidad un ejercicio enriquecedor y también divertido, como ocurre con el humor, que no es por ello menos serio, desafiante y liberador.
Cierro con Arnulfo
El humor, esa expresión que demanda, a un tiempo, rapidez mental y capacidad de autorreconocimiento, se ha señalado como uno de los signos identitarios del cubano. La aparición de ese recurso se da en ti de manera espontánea o se trata de una estrategia comunicativa autoimpuesta.
El choteo, ese modo de ser intrínsecamente cubano, es una vara de equilibrio ante la inestabilidad que habitamos. Vara que sirve, además, para medir las cosas. Como tiene filo en los extremos, también es lanza. Hablamos con humor de temas serios para entenderlos con hondura y, finalmente, marcamos el hallazgo intelectual con la señal de la sonrisa cómplice. Cuando Ochún, deidad yoruba que se sincretiza con la Virgen de la Caridad, patrona de Cuba, ríe a carcajadas, significa que está encolerizada.
Me encanta lo q he visto aquí, voy a ver la exposición, que buen trabajo!!!,