La visualidad del Vedado histórico comienza a mudar su rostro. El hecho preocupa sobremanera a profesionales de distintas disciplinas incluida la Estética. Es un fenómeno que va en detrimento del diseño ambiental, urbanístico y por supuesto, de la arquitectura, donde siempre se combinaron sabiamente oficio y arte.
Ante la falta de espacios para la convivencia de las llamadas familias extendidas -término que aplican los psicólogos para explicar la presencia de tres y cuatro generaciones de cubanos en un mismo hogar-, no queda más remedio, en muchos casos, que construir sobre azoteas de antiguas casas. Así la urbe crece hacia arriba. Cada quien agrega a su antojo un piso sobre otro, sin ninguna asesoría profesional, ni fundamentos estéticos.
En busca de algunas consideraciones al respecto OnCuba conversó con el arquitecto y director de arte Juan García Prieto quien posee una vasta experiencia en el Cine, la Televisión –donde ha obtenido varios lauros nacionales e internacionales-, y el Teatro.
Al guionista, diseñador e investigador le complace contribuir a la formación estética de las nuevas generaciones a través de la docencia en facultades como las de Arquitectura, Letras, Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual así como en la prestigiosa Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños (EICTV).
Arquitectura al borde del abismo
El mayor desvelo de García Prieto se relaciona con la falta de visibilidad de la arquitectura en Cuba. Esta redactora es testigo de su sueño por llevar a la pantalla nacional un programa de televisión donde, de manera amena e instructiva, la población cubana reciba elementales nociones de arquitectura.
Sin embargo, hoy temas como la arquitectura y el diseño suelen ser percibidos como sinónimos de malas palabras para los decisores de las parrillas de programación de la televisión cubana.
Pero quien fuera director y fundador de la Escuela Gallega de Cine, en Vigo, España, no cesa en su empeño de poner en práctica todo lo que ha podido enseñar en universidades y naciones como Colombia, Perú, Ecuador, Italia, España y los Estados Unidos.
Las primeras nociones que tenemos de arquitectura nos llegan por la vivencia directa en nuestra casa, nuestro apartamento, que puede atraernos o no y así podemos disfrutarlo estéticamente.
En segundo lugar – precisó-, la arquitectura la vemos de lejos. La ciudad se disfruta caminándola, viendo los edificios. La tercera forma es a través del cine, la televisión, los medios audiovisuales de comunicación.
Gracias a las fotos o el Internet conocemos hoy el Taj Mahal, en la India, las Cataratas del Niágara o la Torre Eiffel. En el siglo pasado las revistas desempeñaron un lugar fundamental.
¿Dónde está la orientación de la arquitectura en Cuba? En el umbral del silencio. No hay programas de televisión, muchos menos revistas que orienten a las personas y donde el arquitecto, el diseñador industrial pueda escribir artículos especializados.
Chapucerías por doquier
Los llamados cuentapropistas, los trabajadores del Turismo y aquellos afortunados que reciben remesas del extranjero ostentan sus riquezas de manera pública partiendo de patrones distorsionados en torno a la arquitectura y el diseño urbanístico.
Lamentablemente, en la Cuba de hoy, este fenómeno no sucede solo a nivel de iniciativa privada. También en las nuevas obras que erige el Estado se recurre, acríticamente, a códigos establecidos por la arquitectura colonial.
De manera casi clandestina, Juan y esta reportera visitamos uno de los talleres privados, -conocido como La Marmolinera de Puentes Grandes, ubicado en el capitalino municipio Plaza de la Revolución-, donde se fabrican de manera seriada, balaustres, pedestales, columnas de carga y disímiles figuras decorativas.
Tal estética kitsch es el último grito de la moda en el entorno urbanístico cubano y centroamericano. Muchas personas encuentran hermosos esos delfines, sirenas, sapitos, leones y otros adornos que colocan a la entrada o en los jardines de sus casas.
El hecho responde al nivel de aspiración en hábitos y formas de la población, a un proceso de consumo y renovación en función de los grupos sociales. Como explica en sus clases universitarias el profesor de estética Eduardo Morales, los gustos del público se estacionan mientras la crítica va por delante.
La ciudad no puede permanecer estancada. Claro que tiene que cambiar. De hecho, se proyectan nuevos edificios. En algunos, se deberá tener en cuenta el valor histórico, en otras simplemente el contraste, por lo novedoso, por la modernidad.
¿No obstante, qué pasa cuando me creo con el derecho de tomar el jardín –que forma parte de la visualidad histórica del Vedado-, y lo techo para construir una cafetería o un mercado, o lo destruyo poniendo cercas, escombros y contenedores de basura?
Resolví mi problema y el resto de la ciudad qué. La ciudad es un ser vivo que cambia y hay que respetarla. Eso afecta la visualidad urbana y me afecta a mí como ciudadano. El fenómeno está presente en todo el país. Desde Oriente hasta Occidente pero la ciudad más afectada es La Habana.
Hoy te encuentras el Centro Histórico de Camagüey muy conservado. Igual sucede con Bayamo y Holguín. La labor del arquitecto Irán Milián, Director del Patrimonio en Cienfuegos, es fabulosa.
Otro ejemplo digno de elogio es la obra del doctor Eusebio Leal Spengler, historiador de la ciudad de La Habana y Presidente de la Comisión Nacional de Monumentos.
Sin embargo, la experiencia de Leal en La Habana Vieja no ha sido traslada como potencialidad económica al resto de la ciudad o a otros centros históricos.
El diseño debe inundar la vida de los cubanos
Hace muchos años, cuando me gradué de la Universidad y fui a la Isla de la Juventud a trabajar entendí que el papel del arquitecto era diseñar la vida en cualquier escala, ayudar a las personas a transformar la vida, aclara García.
El diseño debe estar presente en todos los niveles y a todas las escalas. La población debe tener más opciones que las brindadas por el arquitecto de la comunidad. Como profesional jubilado puedo orientar a mi vecino si me pide un consejo.
En Cuba existen los Talleres de Transformación Integral del Barrio pero… pocos arquitectos de renombre están vinculados a esos talleres. Todos sabemos que el salario no alcanza. Eso se ha dicho en todas partes, hasta en la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Ahora, en estos momentos de cambios económicos en Cuba, ¿por qué los profesionales del diseño y la arquitectura tenemos que permanecer atados a una empresa estatal?
¿Por qué no nos dejan ejercer mucho más libremente la profesión? Quisiera que me dejaran contratarme de manera particular aunque tuviera que pagar impuestos a la ONAT (Oficina Nacional de la Administración Tributaria), a través de una empresa.
Las cosas deben cambiar. Los Lineamientos de la Política Económica y Social deben hacerse más específicos para el caso de la arquitectura y otras profesiones. No nos vamos a enriquecer por eso. El valor en esta sociedad no lo da el dinero: lo da hacer el bien.
Se avecinan nuevos tiempos de cambio, de autonomía en las Empresas y en los Gobiernos locales, de disponibilidades en el factor económico para invertir en la localidad. Ojalá que me dejen trabajar, transformar la vida y ayudar a diseñarla, concluye el arquitecto.
(por: Maya Quiroga)