Aparentemente, sigue habiendo buenas noticias para el arte cubano. El pasado viernes el Departamento de Estado de los Estados Unidos levantó buena parte de las restricciones que pesaban sobre la importación de bienes y servicios desde Cuba y las obras de arte también figuran en la nueva lista.
Luego de las conversaciones bilaterales el pasado 17 de diciembre ya se auguraba que más coleccionistas, entendidos en arte y representantes de distintas instituciones se preparasen para viajar a Cuba en el nuevo escenario, si bien la devoción y curiosidad de muchos de ellos por el arte cubano ya los había traído a la Isla mucho antes de que Barack Obama y Raúl Castro hicieran público su diálogo.
El arte cubano, su valor en el exterior y sus posibilidades de expansión en el mercado internacional parecen tener un futuro promisorio con el nuevo panorama. Muchos especialistas han puesto sobre aviso que Cuba incluso debería prepararse para una “invasión de coleccionistas”.
Ante un camino del que se develan ya algunas aristas, pero del que no se sabe en definitiva su desenlace, surgen entonces algunas cuestiones inciertas, propias del nuevo contexto: ¿Podría 2015 marcar la irrupción del arte cubano como la anunciada meca del arte mundial, tal y como muchos han vaticinado? ¿Qué artistas se beneficiarán a la larga con las flexibilizaciones? ¿Qué pasará con nuestro arte, una vez que pierda su atractivo de “fruto prohibido” y se pueda comprar y vender sin las restricciones que han persistido por décadas?
OnCuba contactó vía Internet con Ulises González, un artista cubano radicado en México desde 1991 y cuya carrera se ha desarrollado fuera de Cuba, pero nos ofrece una visión interesante sobre el nuevo escenario que se vaticina para el arte en la Isla.
González, quien ha expuesto en las mejores galerías mexicanas, entre ellas la Alejandro Gallo, la Nina Menocal, la Oscar Román y la de Arte Actual Mexicano, opina que “la reanudación de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos desde luego abrirá una puerta al arte cubano; lo mismo ocurrió cuando la Perestroika en la Unión Soviética, era un tema que estaba de moda.
“En el caso del arte cubano es curioso e interesante el morbo que ha producido en la prensa y en la opinión internacional por el aislamiento de tantos años. Esto es algo que lo hace mucho más atractivo; hay que aprovechar este momento”.
Y ciertamente los precios han estado subiendo, lo cual ha sido impulsado por coleccionistas como Howard Farber y la filántropa de Miami, Ella Cisneros, además de grandes museos como el Tate, de Londres. Hoy, los precios de obras de estrellas vivientes del arte cubano como Yoan Capote, Carlos Garaicoia y el dúo de arte conceptual Los Carpinteros oscilan entre los 5 mil y los 400 mil dólares.
La obra Idolo (Oya/Divinit‚ de l’Air et de la mort), del ya desaparecido Wifredo Lam, se vendió en Sotheby´s por 4 millones 600 mil dólares hace dos años, lo cual significó un precio récord para el artista.
Subasta Habana es un evento del que no muchos cubanos conocen, pero que tiene su edición todos los años en Cuba y en el que los compradores tienen la opción de asistir a la subasta en vivo, comprar por medio de un representante o seguir la puja por teléfono o vía Internet. Este evento pone a disposición de los compradores el arte cubano más representativo de todos los tiempos, incluyendo artistas desde principios del siglo XX hasta los más contemporáneos.
En la pasada edición, la pieza Flora recogedora de sueños (escultura en bronce del artista Cundo Bermúdez) fue de las más valoradas, con un precio estimado entre 150 mil y los 160 mil euros.
Uno de los creadores cubanos más exitosos en el mercado actual, Kadir López, contaba hace poco al diario argentino Clarin.com la historia de cómo hace alrededor de un año el actor Will Smith y sus esposa Jada Pinkett tocaron la puerta de su casa en La Habana y se llevaron, por 45 mil dólares, su Coca Cola Galiano, un cartel de la bebida más célebre sobre el que Kadir superpuso una foto de la calle Galiano de la década del ´50.
Stevie Wilson, coleccionista de Kentucky, dijo a este mismo diario que ha comprado recientemente varias piezas en la Fábrica de Arte Cubano, por valores entre los 1500 y los 15 000 dólares. Wilson dijo que le gustaría crear residencias en estados Unidos para artistas cubanos y viceversa.
A partir del pasado viernes 16 de enero entró en vigor una serie de puntos para comenzar a restablecer las relaciones bilaterales. El turismo sigue prohibido, pero los estadounidenses autorizados a viajar a Cuba ya no necesitarán permisos especiales del Departamento del Tesoro, pues podrán hacerlo con una licencia general, mientras las instituciones financieras de USA podrán abrir cuentas en los bancos cubanos.
Esto ocurre luego de que, por años, los coleccionistas estadounidenses eludieran el embargo llevando a Estados Unidos las obras de arte de manera legal, al Washington clasificarlas como “activos culturales”, a diferencia del ron o los cigarros.
En una entrevista aún inédita para ArtOnCuba, el artista cubano Roberto Diago adelantaba en su Casa-Estudio de Santos Suárez sus opiniones sobre el impacto real de los cambios en los artistas cubanos y el reconocimiento y posibilidad de comercio que podría tener su obra ahora.
Diago dice tener sus dudas con el asunto, pues “Ya había un grupo de nosotros (artistas cubanos) que siempre expusimos en ferias en los Estados Unidos. La presencia era pequeña, pero era presencia. La Galería Habana participaba con un grupo de artistas en ferias y exposiciones importantes. Se hizo una exposición importante en el Brooklyn Museum, donde participamos un grupo de artistas cubanos y del Caribe contemporáneo”.
Algunos artistas como Diago ya trabajaban con galerías en Miami o en Nueva York y la obra de algunos de los cubanos más “establecidos”, se estaba viendo en Estados Unidos.
“Ahora lo que está ocurriendo es una mayor afluencia”, agrega Diago, quien asegura no parar de recibir llamadas de personas interesadas en comprar su obra.
Su representante es el coleccionista estadounidense Alberto Magnan. Magnan, quien es dueño de la galería Magnan Metz en Manhattan, especializada en arte cubano, dijo hace semanas haber recibido quizás 25 llamadas el propio 17 de diciembre, luego de hacerse públicas las conversaciones de Obama y Castro. Magnan también conversó con ArtOnCuba, y cuenta que, “además de los coleccionistas de siempre, hay muchos que están viniendo por primera vez a comprar arte cubano”.
Para el coleccionista estadounidense, estos compradores “están buscando piezas buenas de gente que ya estaba en el mercado. Y también están buscando gente nueva. Lo otro es que, además de venir gente aquí, también se está vendiendo muy bien en los Estados Unidos”.
Magnan no parece estar preocupado porque se pierda el interés en el arte cubano luego de que el acceso a su compra se flexibilice. “Esto puede pasar si se trata de artistas no conocidos. No creo que pase con los artistas serios que son respetados por museos, curadores, etc.”.
Su atención se desvía más bien hacia la calidad de la obra, que podría verse afectada en un contexto en el que hay muchos compradores proponiendo buenos precios para las piezas. “Lo que yo no quiero que pase es que los artistas hagan obras solo por el dinero, porque aquí va a venir mucha gente y van a vender”, dice.