Hace más de medio milenio Giovanni Boccaccio escribía aislado El Decamerón, en plena etapa de confinamiento por la Peste Bubónica que azotaba Europa en el siglo XIV; se dice que William Shakespeare terminó de escribir El Rey Lear y Macbeth, mientras permanecía encerrado en casa por la Peste Negra que azotó Londres a principios del siglo XVII; ya en la pasada centuria, Edvard Munch sufrió los embates de la primera pandemia global en aquella época: la Gripe Española, a la cual sobrevivió, junto con las obras creadas mientras permanecía aislado por la enfermedad.
En estos tiempos de crisis, muchos artistas aprovechan para dar rienda suelta a su talento, incorporando elementos y experiencias de la etapa vivida, lo cual se refleja en su obra, y los frutos ya se empiezan a apreciar a nivel mundial, con la creación del Covid Art Museum, un espacio virtual donde artistas de todas partes del orbe muestran sus trabajos.
Behart es uno de esos proyectos que salen a la luz por estos días aciagos, para combatir el estrés del distanciamiento físico y poder compartir lo más reciente y variado en materia de arte visuales hecho por creadores cubanos.
Definido como una galería online colaborativa, con características de redes sociales y de negocios, además de incorporar elementos de galerías virtuales, Behart aglutina a jóvenes artistas visuales, pero también incluye a curadores, críticos de arte, coleccionistas, galerías y aficionados, todos unidos por el gusto por las artes.
Adrián Fonseca, uno de los creadores del espacio, comenta a OnCuba cómo surgió esta iniciativa: “En mi experiencia como desarrollador web, he tenido la dicha de trabajar varias veces con artistas visuales, todos con intereses y perspectivas diferentes, pero con una necesidad en común: un espacio para potenciar su arte. Cada uno de esos proyectos sirvieron, de guía y base, para aclarar mis sospechas: una vez mostraban sus trabajos, el sitio quedaba ahí, sin ambiciones aparentes”.
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Entonces -agrega- fue “cuando tuve el Eureka. Entendí que no solo se trataba de crear un sitio web para un artista que cumpliera con sus modestas expectativas, sino de crear un espacio donde además de exhibir su obra en forma de catálogos, se fusionara diseño, optimización, segmentación de datos, filtros avanzados y buenas prácticas en función de lograr una mayor visualidad en Internet”.
Behart, a decir de Adrián, genera una armonía entre todos los roles: artistas, galerías, coleccionistas, curadores, críticos, aficionados y amantes de las artes en general. “Somos jóvenes (poco más de tres meses de fundado) con muchas expectativas, pero nuestro objetivo fundamental es crear una comunidad colaborativa que impulse la visualización y promoción del arte visual cubano y, por ende, que traiga consigo el acercamiento del arte a la sociedad”.
Kina Matahari es una de las curadoras ligadas al proyecto desde sus inicios. “Adrián me contactó y propuso formar parte del equipo de trabajo de la plataforma, atender los criterios de curaduría y selección, así como implementar nuevas herramientas para mantener una dinámica activa y atractiva para los usuarios”.
Por otra parte, Sandra García Herrera, directora de la Galería Galiano, uno de los espacios institucionales cubanos que aboga por el arte joven, precisa que “la idea de crear un espacio para exposiciones se origina en un momento en que las galerías físicas quedan vedadas y es necesario seguir llevando el arte a la vida, en esta ocasión a través de las posibilidades que brinda la tecnología, sin que eso implique necesariamente la pérdida de interés hacia las formas tradicionales de concebir una exposición o una obra -y añade que- la realidad para los artistas cubanos, sobre todo radicados en la Isla, es que la mayoría de esas plataformas online precisan de una tarifa mínima para acceder a sus servicios, así como la condicionante, en más de un caso, de que el artista puede ser publicado únicamente por una galería que lo represente”.
La joven galerista explica que Behart, “con el tiempo pudiera convertirse en referencia obligatoria para un mercado de arte cubano constantemente puesto a prueba. Creo que Behart pretende acercarse a esas posibilidades, con la intención específica de potenciar el acceso para artistas cubanos, la mayoría -ya lo he dicho- residentes en la Isla. Además, a su proyección y objetivo fundamental de promocionar arte cubano contemporáneo, se le añade la facilidad de una plataforma bien diseñada, y sobre todo ligera en cuanto a visualización y funcionamiento, algo que en Cuba se vuelve en extremo importante si tomamos en cuenta las dificultades que sigue presentando el acceso a Internet dentro del país. Sin dudas, aunque es un proyecto incipiente que precisa aún de tiempo para continuar posicionándose, comienza a mostrar resultados”.
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Asimismo, Adrián precisa que “este tipo de espacios fomenta la creación y el diálogo artístico interdisciplinario y lo que es más importante, apoya la promoción y por ende la comercialización de sus obras (uno de los mayores retos que afronta el arte cubano)”.
El tema de la comercialización en el mundo de las artes plásticas en la Isla continúa siendo un tema enrevesado, en pleno siglo XXI, más para artistas emergentes quienes deben competir muchas veces con los ya “consagrados”.
“Son pocas las galerías cubanas que cuentan con sitio web oficial, y no solo que lo tengan, sino que logren su actualización sistemática. Sin ir más lejos, nosotros en Galiano no lo tenemos, una asignatura pendiente para la galería y para el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), la empresa a la que pertenece Galiano, de ahí que nos hayamos concentrado en el aprovechamiento de las redes sociales. Creo que en Cuba aún estamos muy a la zaga en todo el tema de la web. Aunque hay excepciones, aún son mínimas”, comenta Sandra.
En ese sentido Kina precisa: “La creación artística no se detiene. Las redes sociales y plataformas online se convierten en el espacio idóneo para mostrar el trabajo de los artistas a un público más amplio e internacional. La tecnología y el arte se abrazan. Algunas galerías ya habían desarrollado sus espacios virtuales, otras comienzan a explorar las posibilidades de estas herramientas”.
La actual situación global a causa de la Covid-19 ha provocado un traslado masivo del arte a espacios virtuales los cuales, al decir del joven artista Ronald Vill: “Son más que necesarios porque permiten dar a conocer los trabajos de una manera muy directa y democrática donde casi lo único que importa es la calidad de los trabajos. En el mundo hay una infinidad de plataformas digitales para todo tipo de artistas y Cuba parece que es el país que más las necesita y menos las tiene”.
Son muchos los artistas y escasos los espacios donde se puede exponer en el país, una situación que si bien ha variado con los años, a partir de la creación de estudios-taller, que apuestan por el arte joven, aun se dificulta para los creadores el tema de la promoción y la venta de obras, por solo citar dos elementos claves en el mercado del arte contemporáneo.
“Existe un segmento del arte cubano contemporáneo que cuenta con privilegios críticos y comerciales a nivel internacional, pero las promociones más recientes, salvo contadas excepciones, no gozan de similar fortuna. La misión de colocar su trabajo en un punto focal de atención común en ‘la red’, responde justamente a la necesidad de llamar la atención sobre la producción visual contemporánea cubana en su amplitud, riqueza y heterogeneidad. Existen múltiples proyectos especializados y reconocidos con similar intención, Behart se suma a esta labor en pos del arte y la cultura. El arte cubano necesita mayor visibilidad e inserción en los espacios internacionales de exhibición y mercado, para ello debe vencer primero las barreras internas que frenan su desarrollo y plenitud, creativa y comercial”, declaró a OnCuba Adrián Fonseca.
“El arte contemporáneo se está desplazando también hacia proyectos virtuales o ideados para ser consumidos en la red, sin que eso implique necesariamente la pérdida de interés hacia las formas tradicionales de concebir una exposición o una obra. Ubicados en este panorama, las zonas virtuales comienzan a ganar terreno y se convierten en alternativa válida para un primer acercamiento a la obra y a los artistas, aún cuando la experiencia sensorial ante el arte continúe siendo irremplazable”, nos dice Sandra.
La pasada semana Behart inauguró su primera exposición online, una iniciativa llevada a cabo de manera conjunta con especialistas en desarrollo web, diseño, marketing y curaduría, un trabajo en conjunto que se corresponde con el sello que distingue este espacio.
Dúplex es el nombre de la muestra de los artistas Ronald Vill y Alaín Jiménez, la cual puede verse en un recorrido virtual de 360 grados, ambientado con música de fondo (para una mayor experiencia sensorial) y un chat interactivo online que permite una interacción dinámica, como si se estuviese en un salón regular.
Las piezas de los artistas discursan acerca del período actual que vive el mundo. Los jóvenes artistas crean sus obras a partir del confinamiento, un arte signado por las circunstancias del momento.
Vill nos cuenta que llega a la exposición porque “Kina me escribió que había visto lo que estaba publicando en Facebook durante el confinamiento y le pareció interesante para confrontarlo con el trabajo de Alain y crear dos visiones distintas de la vida durante la cuarentena”, situación similar a la del otro involucrado, quien confiesa: “A ella (Kina), le interesó mucho una serie en la cual yo venía trabajando, A mal tiempo (cuarentena), hasta que un día me contactó y me habló sobre Behart y lo interesante que sería para la primera exposición la conjunción bipersonal que pudiera originarse de poner a coincidir mi obra y la serie Sakura de Ronald Vill. Me pareció súper interesante porque los dos veníamos trabajando cada cual en una serie a raíz del aislamiento social desde nuestra propia experiencia y con conceptos y estéticas diferentes. A partir de esta propuesta es que me hago miembro del espacio”.
Kina comenta además que “tras un esforzado proceso de construcción del proyecto curatorial, diseño del espacio en 360°, labor de desarrollo y programación de las funciones en el espacio virtual de Behart, así como del laboratorio de marketing digital y los numerosos colaboradores que se sumaron a la difusión de la exposición (Thomas Nickles Project, Art Project Inside, Tu maletín art blog, EFCH, JazzVilá Projects, CUbalite, Negolutions, Bajanda, Raydel Art), logramos esta primera exposición virtual interactiva. Aunque esta experiencia ha sido un gran ensayo que nos ha permitido explorar opciones de un servicio que pretendemos perfeccionar, estamos satisfechos con el resultado”.
“Nadie sabe cómo va a ser el futuro de las artes visuales, ahora mismo todo lo físico está congelado y parece que va a seguir así por un buen tiempo. Si ya las artes visuales habían encontrado en la red una plataforma de difusión inmensa, ahora eso se ha afianzado más, así que parece que mucho de lo que sucede en el arte va a suceder en Internet, incluso después de la pandemia”, según Vill.
No es difícil imaginar un escenario así en un corto período de tiempo, que incluso puede extenderse más. Aunque varios espacios comienzan a prepararse para la reapertura en el resto del mundo, no es del todo descabellado imaginar un escenario similar al actual en Cuba, escenario para el cual nos resta mucho en materia de preparación.
“La situación actual por la que todos atravesamos ha dejado claro que más que prever resultados, debemos ser resilientes y capaces de encontrar siempre cómo reinventarnos. Esta crisis se diferencia de todas las demás en que no podemos reunirnos físicamente, por lo que ha revelado la necesidad de mejores herramientas para conectarnos de forma remota. La web, las redes sociales y la realidad virtual nos ayudarán a reaprender y reconfigurarnos, elementos que comprobamos con la aceptación de Dúplex. Seguiremos apostando por ellas y mejorando estas experiencias. Vemos esta nueva herramienta como un cambio de juego para nuestros artistas y la industria”, expresa Fonseca.
“Quizás con todo esto del virus y la obligatoria migración hacia el espacio virtual, se haya propiciado casi a la fuerza la urgencia de esa necesaria actualización en cuanto a la presencia en Internet. Nos guste o no, la contemporaneidad exige cada vez más del uso de la red, y vivimos a un ritmo en el que nuestro primer reflejo es abrir un buscador e intentar encontrar allí la mayoría de los datos que necesitamos”, comenta la directora de Galería Galiano, uno de los pocos espacios de galería física que se incluyen en Behart, el cual de momento cuenta ya con la presencia de 261 artistas con más de mil obras en exhibición, cifras que deben ir en aumento en los próximos meses.
Por su parte, Alaín Jiménez señala que “las artes visuales en una etapa post pandemia, más allá del mercado del arte… creo que van a jugar un rol sumamente necesario e importante. En medio de la crisis y del caos el arte se hace imprescindible; el arte sana, provoca, propone, sugiere, cuestiona. Pienso que van a venir muchos proyectos”.
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“Me atrevo a especular -sentencia Kina- que nada volverá a ser como antes, o al menos que tomará bastante una normalización de la vida tal y como era antes de la pandemia. El escenario físico de las artes visuales en Cuba ya se encontraba en una decadente situación previa al evento sanitario, salvando escasos ejemplos. Sin Covid-19 ya se hacía necesario encontrar soluciones a estas problemáticas. El futuro escenario reclama un esfuerzo aún mayor”.
Behart es sin duda, un proyecto que apoya como ningún otro al artista cubano. Lo mejor es que ha salido como iniciativa propia de un grupo de emprendedores con amor y compromiso por y con el artista cubano. Bravo por Adrian Fonseca y su equipo