El joven escultor cubano Gabriel Cisneros reformula en su último proyecto, El prestidigitador, la escultura conmemorativa del siglo XIX, pero la retuerce “como no estamos acostumbrados” buscando una nueva expresividad.
El conjunto escultórico, compuesta por seis piezas de resina de poliéster, ha estado expuesto entre octubre y noviembre en la Galería Servando Cabrera de La Habana.
Uno de los bustos de la muestra sostiene suavemente entre sus brazos su propia y hierática cabeza; otra se ha recostado contra la pared, como agotada físicamente; y otros dos aparecen caídos en el suelo, uno sobre otro, besándose.
Cisneros, al repensarlos y jugar con ellos, al sacarlos de su contexto, persigue unas veces el drama y otras la comedia, ejerciendo de prestidigitador, lo que da su nombre a la muestra.
“La estética responde a la escultura conmemorativa de finales del siglo XIX, pero con la diferencia de que están retorcidas y no como estamos acostumbrados a verlas”, comenta este artista de 33 años desde el estudio que comparte con otros artistas en pleno corazón del casco histórico de la capital cubana.
Se trata de un edificio en ruinas rescatado en 2017 por y para el arte en donde trabaja, entre otros, el prestigioso escultor José Villa Soberón. En sus espacios crean y exponen varias promesas del panorama cultural de la isla.
Apoyo financiero exterior
En un contexto de profunda crisis económica, Cisneros y otros jóvenes artistas han encontrado apoyo financiero en el Fondo de Arte Joven (FAJ), una plataforma cultural de la Agencia de Cooperación al Desarrollo de Suiza (Cosude), que echó a rodar en Cuba el pasado enero.
Cisneros explica que logró un premio del fondo que sirvió para sufragar los materiales y los gastos de su exposición. “Uno no tiene otra manera de acceder al presupuesto, o de lanzar obras y promocionarlas”, comenta el artista.
Los cubanos sufren desde hace más de tres años una grave escasez de productos básicos (alimentos, medicinas, combustible), una inflación galopante, frecuentes apagones y la dolarización parcial de la economía.
“Es una iniciativa superbeneficiosa para los artistas de mi generación y algo que necesitaba muchísimo en medio del actual contexto”, afirma.
La coordinadora del FAJ en Cuba, Neida Peñalver, describe el proyecto como “un puente que enriquece y diversifica nuestra experiencia tanto en Cuba como internacionalmente”.
“Ofrecemos una vía de gestión estratégica para articular la cooperación de múltiples donantes y socios, de forma que logren sortear las dificultades para colaborar directamente con el arte joven de la Isla”, explica Peñalver.
El fondo también tiene en su horizonte “llegar a todo el territorio nacional y ofrecer oportunidades para creadores de todas las provincias y municipios del país”, según su coordinadora.
Efe/OnCuba.