“Estados Unidos me resultó fascinante toda la vida, es el país con más efecto sobre el planeta, desgraciadamente, un motor gigante y me genera cierta fascinación verlo desde adentro”, dijo hace unas semanas durante la Feria del Libro de Buenos Aires el historietista, ilustrador y pintor Liniers, que en verdad se llama Ricardo Liniers Siri (Buenos Aires, 1973).
El año pasado ganó el Premio Eisner 2018 en la categoría Mejor Publicación para Lectores Novatos por su libro Buenas noches, Planeta. Todo sucedió en la Convención Internacional de Cómics (Comic-Con) que tiene por sede a San Diego, California. La noticia fue muy celebrada en Argentina; el Eisner es como el Oscar de la historieta, aunque a Liniers le gusta decir que, en verdad, “el Oscar es el Eisner de las películas”.
Lo que resulta muy cierto es que con el premio continúa su racha de abre trochas para latinoamericanos en los Estados Unidos, donde vive con su familia desde 2016. “Llegué dos meses antes de que eligieran a Donald Trump. Dije: ‘Qué lindo que mis hijas aprendan cómo un país puede superar sus contradicciones’, porque estaba Obama como presidente. A los dos meses eligieron a Trump. Y a los tres meses todo se volvió oscuro, todo se volvió pornografía y horror”.
Su asiento en Vermont, donde radica desde entonces con tres hijas y su mujer, se debe a una invitación en The Center for Cartoon Studies, donde en la actualidad se desempeña como “fellow”. “Como era una movida tan grande, la asumimos como una aventura familiar. Toda mi vida había vivido en Buenos Aires y quería experimentar la sensación de vivir en medio del bosque, en medio de la nada. Ahora soy Charles Ingalls. Me levanto por la mañana, saco unas leñas y me pongo a trabajar.”
“Vivo aquí”, dice señalando el bosque tupido que es la portada de Macanudo 14, libro que ha sacado La Editorial Común, empresa creada y sostenida desde 2011 junto a su mujer, Angie Erhart Del Campo.
Liniers es el primer argentino en ilustrar portadas para The New Yorker, también en crear posters para una serie de Netflix. El cartel de la tercera temporada de Stranger Things, a estrenarse el 4 de julio, cuenta con la estética que también ha llegado a la portadas de libros como los que La bestia equilátera publica de Kurt Vonnegut. “Me gusta hacer cosas que me saquen de mi zona de confort”, repite.
Fue esta la razón que lo llevó a los escenarios junto al cantante estadounidense nacionalizado argentino Kevin Johansen. Ya son varios los espectáculos que han realizado juntos, una experiencia interesante porque mientras Johansen interpreta sus temas, Liniers va dibujando sobre la mesa, a la vez que sus creaciones se proyectan en la pantalla.
Françoise Mouly es su editora en los Estados Unidos y no es cualquier persona, sino una de las figuras más influyentes e importantes en la distribución y promoción del cómic. En los años 80, desde la revista Raw impulsó la novela gráfica y la historieta en sentido general, dándole un impulso fundamental al género. Con ella dice Liniers tener “Una historia medio increíble”.
“Es la mujer de uno de mis héroes absolutos en el mundo de la historieta: Art Spiegelman. Ganó el Pulitzer por una novela gráfica, Maus, la historia de su padre, que sobrevivió en Auschwitz. En el año 2000 estoy en New York y en las páginas de teléfono estaba el número de ella. Agarré todo mis dibujitos y dije: ‘Voy’. Pero no fui. Siete años más tarde Françoise descubrió a Enriqueta. A partir de ahí los conozco. Ella, además, es la editora artística de The New Yorker. Allí tuvimos nuestra primera reunión.”
Enriqueta es personaje peculiar entre los suyos. Una periodista amiga le pidió un dibujo con el cual visibilizar las marchas por el #Niunamenos y así nació esta expresión de su pequeña con el puño en alto que se ha visto tantas veces en las calles. Sobre esa imagen ha dicho: “Yo estoy contento de que el dibujo sirvió para lo que queríamos que sirva, pero odio haberlo tenido que dibujar.”
El reconocimiento de Liniers comenzó hace unos veinte años en Argentina. En 1999 el suplemento No, de Página 12 publicó la historieta semanal “BonJour” permitiéndole la entrada al mundo de la historieta en la prensa escrita.
“La tira diaria es tan intensa que tienes que querer hacerla. Yo quería hacer eso. El formato de historieta a mí me gustaba. Tenía los referentes de Snoopy, Mafalda… yo necesito tener que entregar”.
“Trataba de llamar la atención. Hacía los chistes más raros que me salieran. Era un espacio así chiquito, pero cada vez hacía cosas más raras para que el editor me tuviera que publicar más grande, porque, si no, no se entendía. Era una tira con la que yo me quería sorprender. Y la más rara de todas es en la que le pedí a mi mujer que se casará conmigo. Descubrí un montón de cosas esa vez; descubrí que no te leen mucho, ni siquiera el editor. Nadie me dijo nada al siguiente día”.
En “BonJour” los argentinos comenzaron a familiarizarse con los temas que más fascinan a Liniers, con su humor negro y a veces oscuro, así como empezaron a valorar alguno de los personajes que lo persiguen hasta la fecha: pingüinos, duendes, seres de extravagancia metafísica, seca extravagancia, insólita ternura.
“Los pingüinos, los duendes, las ovejas, son como una especie de personajes genéricos, comunitarios. Me gusta esa idea de una masa de personajes, porque me dan libertad. La primera tira que me hizo gracia era con dos pingüinos. Fue una que yo no entendí. Un pingüino le dice al otro: ‘Cuec’, y el otro le responde: ‘Cuec’. Uno se va y cuando vuelve tiene un afro gigante, y dice: ‘Cuec’. Incomprensible.”
En 2002 Liniers pasó de Página 12 a La Nación. Entonces nace la tira que mantiene hasta la fecha, y que, además, publican varios periódicos por todo el mundo: Macanudo.
Sobre la capacidad de un creador, tiene algunas cosas muy clara. Se necesita un poco de suerte, pero el truco, advierte, es estar al día con los deberes: “En el segundo en que se abre la puerta de la suerte tienes que tener laburo que te respalde”.
Para Liniers hay muchos maestros, desde Charles Schulz hasta Quino, porque “este país tiene una capilla Sixtina de la historieta, que es Mafalda. Para mi ideario Quino está con Los Beatles, con Bob Marley, con Picasso; está con esos tipos que no solamente hicieron una gran obra de arte, sino que hicieron una obra que logra mejorar a las personas, humanizan al otro, le quitan un poco de la frialdad esa tan propia de las ciudades.”
Aunque el número de sus seguidores crece en las redes sociales; 726 mil en Twitter; 279 mil en Instagram, casi un millón en Facebook, Liniers no deja de hacer algunas advertencias sobre las redes sociales: “Son muy deshumanizantes. Hay mucha crueldad. No debe olvidarse que del otro lado hay una persona, y siempre que aparece algo que deshumaniza hay que tener cuidado”.
Apunta que el título Buenas noches, Planeta lo debe a la menor de sus tres hijas. Cuando se radicó en Estados Unidos, para hacer la aventura de la mudanza más llevadera, las llevó a una juguetería con la intención de que cada una eligiera un juguete acompañante. Entonces la pequeña, que según Liniers tenía un vocabulario simple y escaso, bautizó al peluche elegido como Planeta.
Y todo tiene que ver, digamos, porque en esta conversación ha insistido en su interés por superar fronteras, temas localistas e, incluso, banderas. “Me gusta sentirme parte del mundo, del planeta. Por eso, yo no soy muy nacionalista. Mi arraigo es mi familia, los amigos, la persona que abrazo”.