Por: Lis García Arango
Manuel González Ruiz de Zárate no tiene sueños ni proyectos. Para él no existe pasado ni futuro. Solo el presente cuenta. En su vida como en su arte busca la liberación, quizás por la huella del budismo en su obra, en su manera de comportarse y ver el mundo.
Sus ojos dicen más que sus palabras, reflejan su paz interior. El pelo largo, amarrado. Es menudo y pausado al hablar. Estudió Arquitectura en la Universidad Central de Las Villas porque esa carrera representa la frontera entre el arte y la ciencia.
Sin embargo, su vocación por la pintura lo acompañó desde siempre. “No recuerdo un espacio ni una fecha específica, aunque desde que tengo uso de razón el acto de dibujar me provoca el mismo estado de paz absoluta, algo así como un momento de meditación profunda, donde las percepciones sensitivas se anulan y sólo queda la línea. Tal vez por esto es que no recuerdo un primer instante porque cada vez que pinto lo hago deslumbrado por primera y última vez”, confiesa.
Ha expuesto en escenarios nacionales e internacionales y recientemente inauguró su primera exposición personal, Entre hojas secas, en la ciudad de Matanzas. El pintor, oriundo de Cienfuegos, considera que “entre hojas secas hay vida, movimiento, génesis” y “que lo seco y muerto es al mismo tiempo parte indisoluble, fin y principio de lo vivo”.
¿Hojas Secas como impulso espontáneo o provocado por alguien o algo?
mariposa de bruma
entre hojas secas
la rana azul del día
Es el haiku que da título a la exposición. Esas diecinueve sílabas escritas por mi novia Darlenys causan un estado de armonía, de quietud, de suave provocación que solo el amor consigue y sublima. Cada cuadro es un haiku, cada haiku es un cuadro. Más allá de los objetos retratados por la palabra, prima el instante. Quiero provocar ese tipo de sensaciones en las personas. Lejos de ser un suceso espontáneo ha sido un proceso de observación continuada. Hay en el mundo mucho dolor, ira y sufrimiento que se ven plasmados en los medios de difusión y en las propuestas artísticas. Las imágenes que muestran sufrimiento provocan dolor a quien las observa. Ése no es mi camino, decidí mostrar lo suave y armónico con el propósito de crear estados apacibles en el observador, aunque sea por un breve instante. Prefiero ver lo bello y mostrarlo donde se encuentre.
¿Es la primera vez que incursiona en la imagen de la mujer, qué temáticas ha abordado? ¿A qué se debe el cambio?
Estuve mucho tiempo enfrascado en mostrar las deformidades del mundo y de las personas, tanto las físicas como las psíquicas. Así mostré mendigos, perros callejeros, relaciones humanas de poder, gula y lujuria. Más que muestras eran gritos que podían ofender al espectador y lo llevaban desde la dolorosa reflexión hasta el desvelo. Comencé a pintar mujeres y flores cuando constaté que hay belleza en toda forma, que cada vida es preciosa, que no se curan las heridas mostrando heridas. Sólo el amor vence al odio. Se ha empleado el arte para denunciar y mediante la denuncia olvidamos que la función primigenia del arte es enaltecer todo cuanto es bueno y noble. Por ello el cambio hacia la forma tranquila que hace nacer sentimientos de bondad.
Usted afirma que trabaja a partir de la libre asociación de ideas…
La libre asociación de ideas es un proceso primitivo de creación empleado desde los inicios de la humanidad en las diferentes manifestaciones artísticas y religiosas. En el siglo pasado fue ampliamente empleado por los movimientos dadaísta y surrealista. Consiste en no partir de ideas elaboradas o preconcebidas, por el contrario, eliminar todo tipo de pensamiento y dejar fluir la creación pura, sin pretensiones formales o conceptuales. En mi caso particular comienzo a trazar líneas aleatorias o manchas que al final conforman un dibujo de una forma reconocible. Según los seguidores del deconstructivismo literario y arquitectónico, aquellos fragmentos realizados bajo el influjo del subconsciente tienen una fuerza expresiva que opaca toda idea racionalizada.
En su exposición emplea la armonía de colores complementarios, con predominio del azul y el rojo. ¿A qué se debe esto?
Mi proceso creativo no parte de una concepción o deseo preconcebido. Este mismo criterio se aplica a la paleta que empleo. Alejado del momento creativo vislumbro semejanzas en la paleta impresionista y postimpresionista quizá en un intento de hallar equilibrio entre lo frío y lo cálido.
¿Por qué, a pesar de vivir 14 años en Matanzas, expone primero en otros escenarios nacionales e internacionales?
Expuse en otros lugares porque se me propuso exponer con períodos cortos de preparación y sin cuestionamientos hacia mi obra. Cuando intenté exponer por primera vez en Matanzas hace ya más de doce años, la política institucional consistía en reservar el espacio expositivo con más de un año de antelación y la presentación de bocetos a modo de proyecto que anticiparan el contenido de la muestra. Partiendo del precepto budista que nos recuerda la única certeza del presente, tales prácticas no iban con mi visión del arte. Ahora todo fluyó sin trabas de forma que pude exponer en un lapso razonable de tiempo.
Afirma que en su obra lo más significativo no es el objeto sino más bien la forma. ¿Por qué?
En mis cuadros tanto el objeto representado como la forma son meros pretextos. Hay un camino oculto entre las líneas y el color. Se descubre si se abandona el análisis y se abraza la contemplación pura, el éxtasis. Es en ese instante en el que las asociaciones comienzan a tomar cuerpo y la obra pictórica se vuelve vehículo hacia un estado de paz.
“Aquí y ahora, si no viste ahora no sabes lo que ves”. ¿Cómo se manifiesta esto en su obra?
No en vano aseguraban los bodegueros cubanos con su jocosa picardía “hoy no fío mañana sí”. Más que la mera exposición de los objetos de la muestra, en mis exposiciones pretendo tocar todos los sentidos. En el momento de la inauguración hay músicos en vivo y proyecciones en vídeo que ayudan a reforzar el momento, creando una atmósfera donde el observador conforma y completa la obra, para que de las dos dimensiones de la pintura se pase a la múltiple dimensionalidad de la arquitectura. Gracias a esto el momento es único y la contemplación posterior del cuadro se enriquece, así como la remembranza de ése instante.