La mayor exhibición de la obra del pintor cubano Rafael Soriano, que muestra no solo su mundo geométrico y surrealista sino también objetos personales, abrirá sus puertas este sábado en Miami en el Museo de Arte Patricia y Phillip Frost de la Universidad Internacional de la Florida (FIU, en inglés).
Más de 90 piezas que enmarcan los tres períodos fundamentales en la producción de Soriano (1920-2015), considerado uno de los pintores cubanos más emblemáticos del exilio, podrán verse en la retrospectiva “Rafael Soriano: El artista como místico”.
La hija del artista, Hortensia Soriano, considera esta oportunidad como “si un ser querido volviera a casa”.
“Es una celebración para esta comunidad que lo quiso tanto”, manifiesta a Efe la mujer, que llegó a Estados Unidos de niña en 1962 junto con su padre y su madre, dejando atrás no solo algunos lienzos de su progenitor, sino además, “La bahía (de Matanzas) que tanto lo inspiró”.
La muestra incluye por tanto el estilo abstracto y geométrico de la etapa de Cuba, la transición plástica que tuvo en Miami en los años 60 y 70 y las imágenes luminosas y místicas de su madurez artística.
Está también el caballete que Soriano compró en Miami en 1965, su silla de trabajo, pinceles, todo atesorado en la vivienda que la familia adquirió ese mismo año y que todavía conserva.
“Mi padre no fue un hombre de muchas palabras. Lo expresaba todo pintando”, describe.
La “ayudante” del artista, Milagros Soriano, ahora de 86 años, quien montaba los bastidores para los lienzos, estará este sábado en la inauguración.
La exposición se organizó inicialmente en el Museo de Arte McMullen, de Boston College, en colaboración con la Fundación Rafael Soriano, y arrancó allí el 28 de enero de este año.
Luego viajó al Long Beach Museum of Art, de California, antes de llegar al Museo de Arte Patricia y Phillip Frost.
Aquí en Miami podrá verse hasta el 28 de enero entrante y tiene la peculiaridad de mostrar los objetos personales que en las demás no estuvieron.
Según la hija de Soriano, el pintor, que dejó el caballete durante dos años debido a la angustia propia del exiliado, tuvo un encuentro místico con la Santísima Trinidad, con quien se “encontró” en el portal de su casa.
Mediante ese encuentro, Soriano fue transportado a su ciudad natal. Vio aquello y de regreso decidió que se quedarían para siempre en Estados Unidos.
“Volvió a pintar. Cambió de estilo y así sucedió su transición”, recuerda ahora Hortensia.
Este período estará en la retrospectiva, así como la pieza que más le gusta a su hija, “Angustia del olvido”, de 1996, “el año en el que le diagnosticaron demencia senil”.
Hortensia también quiere destacar las piezas de su padre que estuvieron en la exposición de artistas “geométricos” del Museo Nacional de Bella Artes de La Habana, en 1955.
“Hay cinco de ellas en esta retrospectiva”, indica la cubano-estadounidense, y prefiere destacar “Luciérnaga”, “Formas en la luz”, “Amanecer” y “Paisaje”.
También recuerda que, gracias a los coleccionistas particulares que han cedido algunos de estos títulos, es que hoy se pueden disfrutar en Miami.
Hortensia opina que la muestra trasciende la emoción familiar para convertirse “en una celebración de la comunidad que lo quiso tanto”.
Soriano llegó a Miami en 1962 con 42 años y murió en la misma ciudad a los 94. (EFE)