Cuando cae la tarde, una de las cuatro esquinas del barrio Villa Josefa, en Santa Clara, se convierte en un estadio de pelota. El juego se arma de un momento a otro, y pueden formar parte del team niños, adolescentes, jóvenes, no tan jóvenes, muchachas, estudiantes, desempleados, y cualquiera que sepa al menos dar un swing.
El terreno es estrecho y transitable y los árbitros son los propios jugadores, quienes se encargan de velar por que se cumplan las reglas del juego, creadas especialmente para esta pelota callejera. La zona de strike no es más que un poste de electricidad, y si la pelota choca allí, el bateador es automáticamente declarado out.
En cambio, si la pelota, confeccionada con medias en desuso, pica en la calle, significa una carrera, y cada “pitcher” tiene el deber de lanzar a la “bamba”, o sea, tan suave como sea posible, a no ser que el propio bateador solicite más velocidad. El partido dura solo tres innings y la novena, por reducción de plantillas, queda mutilada a dos por cada equipo.
Jugar sin lomita, home club, con un solo guante, con bates que suenan a tubería, sin cascos o con los pies desprovistos de suelas, es ya parte de la vida de muchas generaciones de cubanos, quienes, pese a tantas penurias, no se cohíben ante la emoción cuando una pelota se pierde en alguna azotea vecina. Aunque esto signifique el precipitado final del juego porque ya no hay otra con la cual seguir.
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Jajaja genial este trabajo. Me hace recordar los juegos que formábamos en mi barrio de La Playa, en Matanzas. Le llamábamos “la manito” es lo mismo que el beisbol, con la diferencia que no habían pitchers y eres tu mismo quien bateabas con tu mano, utilizábamos una pelota de tennis y jugábamos con 2 bases y el home. Generalmente eran 4 contra 4 a 5 innings o los 1ros en anotar 10 carreras, siempre a 3 outs y aquel que diera 2 foul era out automáticamente. La pasábamos super bien y en ocaciones teníamos que jugar solo a 5 carreras por la cantidad de gente que se sumaban!!!!
Ñoooo. Qué de recuerdos de mi infancia me trae esto. La zona de strike era un cuadro pintado en una pared.
Las pelotas eran de trapo. A veces ni pelotas eran, sino tacos de madera, por eso le decíamos jugar “al taquito”. No sé si en el resto del país es igual. Soy de Cienfuegos.
Recuerdo que había que pitchear “a la podrida”, o sea, más suave.
Qué tiempos aquellos… no teníamos nada y el cinismo de la adultez no nos había viciado.
Jaaa , buenos recuerdos, aca lejos de la tierra con 50 años en las costillas cada tanto echamos una mano cdo nos juntamos 6 u 8 cubanos, hasta publico tenemos jaaa es como viajar sin gastar dinero. Hasta al burrito 21 nos animamos a jugar lo que quiere decir que todavia estamos en talla.