La comunicación la condujo hacia a la moda donde encontró otra forma de expresarse. La conocida diseñadora Yas González es alérgica a lo imposible, perseverante, pasional e intensa. Parece escapada de un libro de aventuras. Es tan cubana como la palma real que sobrevive a los ciclones, aunque desde los cinco años resida en la llamada otra orilla. Lleva en sus creaciones el azúcar de Celia Cruz, la espiritualidad de sus ancestros, y el dorado de nuestra Caridad del Cobre, patrona de todos los cubanos.
Ha vestido a princesas y afamados artistas, pero para ella no existe nadie más importante que la clienta que llega a su tienda cada día. Para complacerla se esfuerza como la gran emprendedora que es.
“El arte es mi vida, e intento hacer de mi existencia una obra de arte”, dice la también organizadora del Miami Fashion Show. Llena de proyectos, a nutrirse e inspirarse, llegó otra vez a La Habana.
Estudiaste Comunicación y Periodismo, sin embargo, te has dedicado al diseño de vestuario. ¿Cómo fue esa transición?
Como sabes tuve durante muchos años una revista: Hit Magazine International, y las secciones de moda me cautivaban especialmente. Decidí comenzar a estudiar Diseño y creo que, esta transición, este descubrimiento y cambio de carrera fue la decisión más precisa y correcta que he tomado en mi vida.
¿Cómo te autodefines?
Como una creadora de sueños. Desde pequeña he sido una gran soñadora. Mis padres siempre me llamaban la atención porque me pasaba la vida despistada y creando mundos de fantasía que solo yo me creía. Mi familia tenía la esperanza de que, al crecer, se me quitara esa costumbre que en realidad se agudizó. Paso mis días soñando despierta, creando fantasías que gracias a Dios me han proporcionado logros y éxitos.
Y tu obra, ¿cómo la describirías?
Arrastrada por la nostalgia, regresé a mis raíces para sentirlas, para acariciar los recuerdos de una época vivida. El mar, las calles, la arquitectura, los olores, los momentos vividos te lo devuelven todo. Así, tal como Cuba me regaló la vida, quise transformar los recuerdos y afrontar el pasado; darle una esperanza colorida y solidaria al futuro mediante mi arte: los diseños de moda. Las fotografías de lugares de mi niñez constituyen la musa que enlaza mis diseños.
¿Cómo es el proceso creativo de tus tejidos y luego de tus diseños?
El proceso creativo de mis tejidos comienza por evaluar la necesidad del consumidor. Una vez que logro entender esa necesidad fluye el proceso de mis diseños. En el caso de mis colecciones generalizadas, las diseño con el alma para que logren expresar mi obra y permitan que sea interpretada y apreciada.
Te declaras admiradora de los años cincuenta, ¿a qué se debe esa fascinación que late en tu obra?
Los años cincuenta debutaron con una sensación de esperanza y euforia provocada por el fin de la II Guerra Mundial. El mundo vivía momentos de gran optimismo, que se reflejaban en la moda. Después de años de penalidades y monotonía, durante los cuales las mujeres se habían vestido de forma práctica, nació un deseo muy comprensible de lucir vestidos llamativos y atrevidos. Sin dudas, los tiempos habían cambiado. Pese a los apuros y tragedias que las mujeres padecieron durante la guerra, este había sido también un período de liberación e igualdad, con el cual me identifiqué mucho. Mi abuela me hacía los cuentos y compartía fotos conmigo de ella junto a sus amigas, desde entonces siempre tuve fijación con la época y su inigualable elegancia. Cientos de mujeres jóvenes se habían emancipado de las tareas domésticas y habían trabajado como granjeras, conductoras de ambulancias o en fábricas de munición. La idea de que la moda intentaba encapsularlas en una romántica idea de la feminidad, de busto con relleno y cintura de avispa, era algo para lo que muchas no estaban preparadas. Fue una de las épocas que más marcó mi carrera.
Eres muy conocida por tus diseños con los prints del rostro de Celia Cruz, ¿cuánto le debes a la Reina de la salsa?
Mucho, siento que su energía me acompaña, su fuerza, su estilo único e imagen icónica de insuperable atractivo están conmigo. Su albacea Omer Pardillo es mi gran amigo, ha estado muy cerca de mi carrera y me ha permitido rendirle este tributo mediante mi arte a la gran Celia. Siento que llevarla en mis prints, más que un homenaje, es un honor, es hermoso recordar y revivir en cada tela a quien tanto simboliza nuestra cultura y tanta azúcar y luz nos sigue dando.
¿Crees que la moda está cambiando, que los cánones de la mujer delgada están siendo desplazados?
La moda es un motor de cambios y de transformaciones sociales reflejados en la vestimenta. Mediante ella se han ido ganando batallas y se han conseguido reivindicaciones. Con el tiempo, el vestuario femenino se ha ido liberando a medida que las mujeres iban obteniendo parte de sus derechos en una carrera por la igualdad que aún hoy, desgraciadamente, sigue sin concluir. No creo que los cánones específicos de la mujer delgada estén siendo desplazados por las de mujer con curvas; pero siento que se está tomando más consciencia de los sentimientos y reacciones publicitarios sobre diferentes tipos de cuerpo y etnicidad.
¿Qué es para ti el estilo?
El estilo es la forma de decir sin palabras quién eres.
¿Qué crees de las tendencias?
Estoy en contra de las tendencias, siento que la gente no quiere vivir uniformada.
¿Cuáles han sido los mayores retos y desafíos afrontados durante tu trayectoria?
El mayor reto, sin dudas: ser madre soltera y enfocarme en todas las responsabilidades que conlleva. Este rol me ha dado las fuerzas y las energías necesarias para seguir adelante incondicionalmente.
¿Qué es lo que más te inspira? Hablemos de musas e influencias.
Me inspiran emociones, vivencias y estar enamorada; de algo, de alguien o de algún momento. Eso sí, amo mucho, por eso siempre estoy inspirada.
Algún anhelo pendiente como creadora…
Hacer en mi Habana el desfile más grande y espectacular de toda mi carrera.
Hablemos de Timeless Cuba, la colección que presentaste en la semana de la moda de París, donde sentimos que revives la Cuba de hoy y la conviertes en arte mientras captas su esencia. ¿Cómo fue esa conexión con tus raíces?
Fue uno de los momentos más hermosos que he vivido. El proceso de diseñar piezas de arte con imágenes que me remontan a mi niñez, lugares que evocan momentos inolvidables, ha sido sin duda alguna la conexión más amplia y concreta con mis raíces.
Muchas celebridades ostentan tus trajes, ¿qué representa para ti vestir a tantas estrellas?
Para mí es estrella toda mujer que visto, sea celebridad o no. Representan la mayor de las recompensas artísticas que pueda tener en mi carrera.
¿A quién te gustaría vestir?
Me encantaría vestir a mi hijo y a su futura esposa el día de su boda.
¿Cómo asumes la fama?
Nunca he buscado el éxito para obtener fama. La fama es un efluvio; la popularidad, un accidente; las riquezas, efímeras. Solo una cosa perdura: el carácter.
¿Podrías revelarnos la clave de tu éxito?
La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito, pero también saber tu propósito en la vida, crecer para alcanzar tu máximo potencial y plantar semillas que beneficien a otros. Solo es grande en la vida quien sabe ser pequeño.
¿Cómo es un día normal en la vida de Yas González?
En la vida de Yas González no existen días normales.
En una palabra, ¿qué es para ti Cuba?
Nostalgia.
Luego de veinte años regresaste, ¿cómo fue ese choque de energías?
Uno de los momentos más emocionantes que he vivido.
Ahora mismo, ¿qué significa acercarte a tu patria una vez más?
Un reencuentro con mi verdadero yo, con mis raíces, con mi gente y mi infancia.