Buena Fé arremetió contra miedos y profecías apocalípticas en un megaconcierto ante miles de fieles que tampoco creyeron "en ni Pi 3,14".
Sus seguidores corearon el contagioso tema que da título al séptimo disco de la banda liderada por Israel Rojas y Yoel Martínez, sin dudas la de más arrastre entre el público universitario.
En la escalinata de la Universidad de La Habana, en una explanada que nadie llena como ellos, Buena Fé cerró su gira nacional dedicada a los estudiantes cubanos, y tampoco ahora decepcionó.
Sin tanto aspaviento pese al despliegue tecnológico, el concierto complació a la legión de fieles que además dieron su primera probada de algunos temas del próximo álbum, Dial, como Ojeo y Acompáñame.
Fue un concierto redondo: ideal para bailar, saltar, perder la voz e incluso apretar, para ver y hacer amigos, compartir un trago y liberar tensiones, y como de costumbre, sin una sola bronca.
Así es el público que sigue a Buena Fé, como siempre con un Yoel silencioso secuaz de un Israel siempre locuaz y provocador, voz cantante que sabe decir lo que piensa, y no teme hacerlo.
De hecho, le dedicó el tema "En cueros" al flamante ganador del Premio Nacional de Literatura, Leonardo Padura, en un abierto reto al pensamiento crítico y comprometido en la juventud de hoy.
Antes se hizo acompañar de Frank Delgado con “Españolito” y de Descemer Bueno con “Ser de Sol”, y luego sorprendió a todos con dos invitados que nadie esperaba, sobre todo porque se habían ido de Cuba: los hermanos Valdivia, Boni y Kelly.
“Es el cambio de era, sin dudas, una prueba de que los tiempos están cambiando”, bromeó Israel, quien varias veces en la noche relajeó la profecía del fin del mundo el 21 de diciembre. Incluso invitó a todos a recordar a la madre de quien lanzó esa bola cuando falten dos minutos para la medianoche del día 31, masticando un buen trozo de cerdo asado.
“Mamífero nacional”, “Lotería”, “Fin de fiesta” y otros clásicos fueron repasados en un recital que cerró con "Miedos", sin los Aldeanos, pero con el mismo mensaje a quienes tienen, o al menos deben, cambiar lo que deba ser cambiado: basta de miedos infantiles, no vale la pena vivir con miedo la única vida que toca.
Todos estaban pendientes del escenario, pero hay quien asegura que, en lo alto del obelisco que guarda los restos de Julio Antonio Mella, el espíritu del paradigma de la rebeldía vanguardista en los universitarios cubanos también aplaudía. Y con ganas…