Cuentan que a los 13 años, viviendo en España, despertó en ella la pasión por el arte. A bordo del trasatlántico Manuel Arnús realizó su primera presentación en público, acompañada al piano por otra pasajera. Interpretó el tango “Silencio en la noche”, de Horacio Pettorossi y Alfredo Le Pera.
La hija del matrimonio formado por Guadalupe Bonavia y Santiago Palet, criada por su padrastro José Fornés Dolz, se presentó a los 15 años en el popular espacio La Corte Suprema del Arte, cantando la milonga “La hija de Juan Simón”, de Nemesio Manuel Sobrevila. A partir de entonces y hasta el último día de su vida, Rosa Fornés (Nueva York, 1923) fue una diva, a la altura de las más grandes del mundo.
Pocos artistas han podido transitar tantas etapas con éxito en el teatro, la radio, la televisión, el cabaret, la ópera, la zarzuela y el cine. En ella fue resultado de un incuestionable talento y una vida enfocada en lo que sabía hacer: arte.
A cien años de su nacimiento, a Rosa —para los cubanos, sencillamente Rosita— Fornés hay quienes la evocan como símbolo de belleza y otros la reconocen más como una de las mejores intérpretes de América Latina, una actriz brillante en el drama y extraordinaria en la comedia.
Todavía nos falta entender cómo se formó y creció el mito en una época en la que había otras estrellas con similares características. Detenerse solo en el glamur de la Fornés es cometer una injusticia con Rosalía Lourdes Elisa Palet Bonavia.
“La frivolidad no fue su elección, ni su característica. Por el contrario, apostó por trabajar en cada escenario, en cada medio, delante de cada micrófono con la minuciosidad de un orfebre, con verdadera pasión por la excelencia y, algo importante, por entregarse y servir a su público con proverbial y responsable devoción”, sostiene la musicógrafa cubana Rosa Marquetti.
“Siempre La Fornés”
En el Teatro Martí, donde el pueblo habanero le dio el último adiós a la Diva, 122 artistas subirán al escenario este fin de semana (sábado, 7:00 pm y domingo, 5:00 pm) para celebrar los cien años de Rosita. El espectáculo “Siempre La Fornés” está dirigido por Alfonso Menéndez. Sobre sus vínculos con la vedette, cuenta a OnCuba:
“Debuté con Rosa un 15 octubre 1988. La primera vez que mi nombre salió en un periódico impreso, fue en espectáculo con ella. Mi primer ensayo, mi primera crítica, mi primera salida fuera de Cuba en el Teatro Principal de México… fue gracias a La Fornés. Por tanto, podrás imaginar lo que ella significa en mi vida profesional y personal. Trabajar con ella fue bueno y malo al mismo tiempo. Bueno, porque era demasiado fácil montarle cualquier número. Era una verdadera maestra. Y malo, porque al trabajar con otras compañeras notabas el tremendo talento que poseía, una poderosa intuición. También hay que hablar del magnífico ser humano que era. Trabajamos por última vez en 2013 a propósito de su cumpleaños 90 y la visité en mayo de 2017 para una entrevista que aparece en el documental Hacer todos los días. Por esa y muchas otras razones, hemos decidido hacer el espectáculo de manera gratuita, en honor a Rosa”.
“Yo sigo siendo una vedette”
Como testimonio de su paso triunfal por esta vida, quedan las grabaciones de Rosa Fornés. Cuando murió a los 97 años de edad en Miami, era admirada por millones.
“Sí, yo sigo siendo una vedette”, declaró rotunda a la periodista e investigadora Mayra Martínez para su libro Cuba en voz y canto de mujer (2018). Luego añade:
“Creo también que ya nunca me podré quitar ese calificativo, pues me lo gané con mi esfuerzo. Y, por último, hay una verdad: como siempre disfruté tanto todas las facetas de mi trabajo, que me ha hecho vivir y mantener la juventud de mi espíritu, mientras haga arte estaré feliz. No me importan los calificativos”.
100 años de luminosa presencia y una impoluta estela en la memoria agradecida.
Y un gran teatro habanero aún espera honrarse con llevar su nombre. Este habría sido la ocasión perfecta para hacerlo.
Gracias por su reseña.