Sean Connery, una de las leyendas del cine, inmortalizado en papeles como el agente secreto James Bond o el fraile franciscano Guillermo de Baskerville, ha fallecido a los 90 años de edad, según informara su familia a la cadena BBC.
Retirado desde hace años de la gran pantalla, el actor y productor británico deja tras de sí un legado ilustre de películas como Robin y Marian (Richard Lester, 1976), Los Intocables de Elliot Ness (Brian De Palma, 1987) o sus grandes colaboraciones con el director Sidney Lumet, como La Ofensa (1973).
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El intérprete se hizo acreedor de un Oscar al Mejor Actor Secundario, por su aparición en Los Intocables, así como de un Bafta por su papel como Guillermo de Baskerville, en El nombre de la rosa (Jean-Jacques Annaud, 1986), filme basado en la novela homónima de Umberto Eco.
Mereció también otro premio de la academia del cine británico y tres globos de oro.
Connery es oriundo de Edimburgo, Escocia, donde nació el 25 de agosto de 1930. Fue parte de la Marina Real Británica y jugó futbol para Bonnyrigg Rose Athletic Football Club antes de incursionar en la actuación, camino que comenzó a principios de los cincuenta.
Entonces dio inicio a una ascendente carrera actoral que parte del teatro y traslada pronto al cine, industria a la que debe la fama y en la cual, a principios de los 60, ya desplegaba sus potencialidades en uno de sus primeros grandes papeles: James Bond.
De hito en hito fue labrando su carrera, y así se le vio de oficial del ejército británico en Asesinato en el Oriente Express (Sidney Lumet, 1974), encarnando a Robin Hood en Robin y Marian (Richard Lester, 1976), como el sabio Henry Jones, en Indiana Jones y la última cruzada (Steven Spielberg, 1989) o dándole vida a Allan Quatermain en La Liga extraordinaria (Stephen Norrington, 2003).
En 1979 viajó a Cuba, al menos en la ficción, gracias al filme Cuba, de Richard Lester, que pretende aprovechar la realidad de La Habana en 1958 para desarrollar una mediocre historia de intriga política y amorosa.
Retirado desde abril de 2011, Connery ha contado su vida en la biografía Being a Scot.
Elegante, caustico, siempre simpático; las interpretaciones de Connery logran una rápida conexión con los espectadores sea cual sea el peso de su participación en el filme.