El largometraje argentino Alanis, de la realizadora Anahí Berneri, resultó el ganador del primer Premio Coral del 39 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana que cerró anoche sus cortinas.
La cinta protagonizada por Sofía Gala retrata la vida de una prostituta obligada a dar tumbos, sin dinero y sin hogar, con su pequeño hijo.
Desde la primera escena, ocurre un trastorno en su vida: la policía irrumpe en el apartamento donde ejerce su oficio, y Alanis y su pequeño hijo lactante quedan en la calle. La película es entonces un registro del peregrinaje de la mujer, sin final feliz, sin moralejas sociológicas”, describe Dean Luis Reyes en OnCuba.
El tema de la prostitución está abordado sin espectacularidad ni morbo. Tampoco es el centro de la mirada. El centro es el cuerpo femenino, el cuerpo de Alanis, que la cámara en general encuadra segmentado, o compone en la profundidad de campo, dentro de ambientes domésticos sobre todo, como un elemento más de una escenografía donde el personaje resulta apresado, encajonado, donde es una pieza más dentro de la lógica económica que le confiere una función casi desechable, donde la mujer es algo para usar y tirar.
Sofía Gala el premio de Actuación Femenina, compartido con la chilena Daniela Vega, en Una mujer fantástica, de Sebastián Lelio, que también se alzó con el Premio Especial del Jurado de Ficción.
En esta edición del Festival se presentaron más de 400 filmes y concursaron 19 largometrajes de ficción, 18 óperas primas, 23 documentales, 18 cortos y mediometrajes, 16 animados, 20 guiones inéditos y 24 carteles.
Lucrecia Martel, de Argentina, se llevó el triunfo en Dirección por Zama, cinta que conquistó además del Premio Fipresci (Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica) y los Corales de Mejor Sonido, para Guido Berenblum, y Dirección Artística, para Renata Pinheiro.
El premio de Guión se lo ganaron los también argentinos Pablo Giorgelli y María Laura Gargarella, por Invisible, mientras que el de Edición fue para María Novaro de México por Tesoros.
El Coral en Fotografía lo obtuvo María Secco también de México por Restos de viento, y el de Música Original fue para el brasileño O. Grivo, por Joaquim.
En Actuación Masculina se llevó el Coral el dominicano Jean Jean, por su trabajo en Carpinteros.
El Cortometraje de Ficción que mereció el Coral fue para Genaro, de los colombianos Andres Porras y Jesús Reyes.
El Premio de la Popularidad fue concedido por el público al largometraje cubano Sergio y Serguei, de Ernesto Daranas.
Como Opera Prima lo alcanzó La novia del desierto, de las argentinas Valeria Pivaro y María Cecilia Atán.
El Premio Especial del Jurado de Opera Prima lo logró la colombiana Laura Mora, con la película Matar a Jesús, que también mereció dos premios colaterales: el de Casa de las Américas y el Glauber Rocha de Prensa Latina.
El cortometraje mexicano La casa de los lúpulos, de Paula Hopf, ganócomo Documental.
El Premio Especial del Jurado en Documental fue otorgado a la cinta chilena El pacto de Adriana, de Lissette Orozco.
Como Largometraje Documental se alzó la brasileña Baronesa, de Juliana Antunes.
Por el uso creativo de los elementos gráficos que anticipan el espíritu del filme, ¿Qué remedio? La parranda, de la cubana Diana Carmenate, consiguió el Premio de Cartel.
En Animación fue premiado Cerulia, de la mexicana Sofía Carrillo; hubo un Premio Especial del Jurado para la obra cubana Los dos príncipes, de Yemelí Cruz y Adanoe Lima; y dentro de esta categoría pero en Largometraje se premió a El libro de Lila, de la colombiana Marcela Rincón.
La cinta brasileña A tus ojos, de Carolina Jabor, logró el Premio Signis; la argentina Silvia, de María Silvia Estévez, el Coral de Postproducción; y La pecera, de Puerto Rico, sobresalió como Mejor Guión Inédito.
Al finalizar esta edición del Festival se conoció que la próxima –la 40– estará dedicada al cineasta cubano Tomás “Titón” Gutiérrez Alea (1928-1996), en el año en que cumpliría 90.
La gala de clausura del Festival concluyó con la exhibición del documental Residente, presentado por su autor, el cantante y compositor puertorriqueño René Pérez, exintegrante del grupo Calle 13. La película es el resultado de un viaje personal por sus raíces que le tomó dos años y lo llevó a 7 países.
“Este trabajo es relevante en estos tiempos en que hay tanto racismo y tanta separación entre clases y razas. También con lo que pasa en Estados Unidos y el resto del mundo”, expresó Pérez.