El joven pero experimentado fotógrafo chileno danés Manuel Alberto Claro llegó a La Habana por segunda ocasión, donde impartió sus experiencias cinematográficas en un taller de la recién concluida Muestra Joven del ICAIC. Ha trabajado con importantes directores de diversos países europeos desde que se graduara en el Instituto Europeo de Diseño de Milán. Es responsable de la visualidad de múltiples publicidades, documentales y largometrajes de ficción como Melancolía y Ninfomanía, las más recientes cintas del afamado cineasta Lars Von Trier. En su trayectoria ha alcanzado importantes reconocimientos como La Cámara de Oro en Cannes y el máximo galardón en su especialidad en el Festival de Cine de Venecia, entre otros.
A la salida del taller que compartió con su coterráneo el fotógrafo y documentalista Pablo Insunza, conversó con OnCuba.
Es usted un fotógrafo chileno que estudió en Milán y ha trabajado en gran parte de Europa y en New York pero no ha fotografiado aun en Latinoamérica. ¿Le han faltado oportunidades en su continente natal o ha preferido al cine europeo?
La verdad es que el vínculo laboral que he tenido con Latinoamérica ha sido prácticamente nulo. Fui formado en Europa mi medio ha sido muy danés. Lo latinoamericano me ha llegado últimamente. Es algo relativamente nuevo que en Chile sepan que soy chileno y la verdad es que tampoco lo he buscado fervientemente. Me declaro un poco ignorante del cine de Latinoamérica pero ahora estoy viendo algunas cosas que me han dejado fascinado y con ganas de trabajar con este tipo de cine, como un par de películas chilenas muy buenas. Algunos de mis directores preferidos son mexicanos como Carlos Reygadas, en un rato veré un filme de la argentina Lucrecia Martell. De verdad que espero surjan oportunidades.
¿Cómo es la recepción del cine latinoamericano en Dinamarca?
El cine latinoamericano tiene una buena acogida en Dinamarca. Se ponen películas de muchas partes del mundo, entre ellas, argentinas, chilenas mexicanas y brasileñas mayoritariamente. Siempre hay algo latinoamericano.
¿Y cuál es la opinión que existe sobre esta cinematografía?
El cine latinoamericano es un cine de vanguardia, de autor que ha servido de voz para manifestar problemáticas sociales. Generalmente existe una buena opinión pero no es que haga aseveraciones entre cine europeos, asiático o latinoamericano, hay filmes buenos y malos, el lugar de procedencia no es lo más importante porque el talento no es geográfico, es humano.
¿Cuánto le ha aportado trabajar con Lars Von Trier?
Uno se da cuenta de que está trabajando con un genio. Es un director increíble y trabajar con él es una experiencia única. Lo último que hicimos fue Ninfomanía. Me ha aportado mucho como profesional y como fotógrafo porque es como llegar a la consagración, a la meca. Muchas cosas cobran sentido cuando uno tiene la oportunidad de colaborar en proyectos con tanta fuerza como los de este realizador que está a gran nivel.
¿Cuán difícil es involucrase a su dinámica de trabajo?
Es muy fácil aunque piensen muchos que resulte complejo. El mismo escribe magistralmente sus guiones son muy claros al igual que la forma que él tiene de expresar sus ideas. Lars es un director que tiene mucho dominio de la técnica y sabe cómo obtener lo que quiere, es muy preciso; sabe a la perfección lo que desea y lo que no y te lo transmite al punto de que te acostumbras a su manera de hacer. Te acomodas a lo que le gusta en ese sentido, es muy fácil porque el camino a seguir con él es relativamente derecho.
Ninfomanía, por el tema que aborda es una película compleja y polémica, ¿Cómo afrontó el reto de asumir su visualidad?
Como te decía, Lars es bastante claro y preciso y sabe cómo obtener lo que quiere. Cuando uno trabaja con Lars hay que entregarse, él no encaja en las media tintas, no se puede ir a la mitad con él. Es o todo o nada, si no te entregas mejor quédate en tu casa. Todos saben que él es polémico por lo que siempre digo que Lars no es para todo el mundo. Como su fan que soy desde siempre estoy feliz de tratar de ayudarle a obtener su visión. En este filme tuvimos muchas escenas de sexo, con desnudos complejos. Lo que crea situaciones extravagantes a las que uno no está acostumbrado. Pero todo era tan claro y preciso desde el guión que resultó fácil, porque todos sabían porque estaban allí y que iban a hacer Se trabajó con gran profesionalismo y nunca hubo una mala onda, sino todo lo contrario. La relación con el resto del equipo fue buena, desde el respeto, aunque a veces se bromeaba para intentar relajarlos un poco.
A su juicio, ¿qué no le debe faltar a una buena fotografía de cine?
Yo encuentro que cualquier foto o imagen para que sea buena debe de tener un punto de vista personal subjetivo y poseer cierto nivel de atractivo. Siempre digo que una buena imagen debe ser sexy, atrayente, cautivadora, puede ser en la textura, en la composición, en los colores o en la luz. Debe tener una vista pasional que transmita una sensación, una atracción física, eso es lo que trato que se logre en cada trabajo y que se perciba.
¿Por qué venir a Cuba a impartirles un taller a los jóvenes realizadores?
Estuve en Cuba hace unos años con un proyecto de documental en el que estaba trabajando. Visité la EICTV donde participé en un taller similar a este. Estoy feliz de regresar. De la Embajada Chilena en Cuba me propusieron la idea, me invitaron y acepté venir. No conocía la existencia de la Muestra Joven pero siento que tengo una conexión con este evento.
¿De qué trató el taller?
Me encanta hablar de mi trabajo. Se trató en gran parte de hablar de mi método, de mi actitud hacia el cine y al mundo de los actores No soy profesor por lo que pedagógicamente no puedo aportar mucho más que mis experiencias, mis prácticas y modos de hacer. Fue muy interesante poder retroalimentarme con mis alumnos.
¿Qué perspectivas inmediatas podría comentarnos?
Tenemos planeado hacer Lars y yo un video clip al grupo musical Ramstein. Cuando regrese a Dinamarca empezaré a trabajar hasta septiembre para una serie de televisión en la que mi esposa es la guionista, es un proyecto pequeño, íntimo y familiar.
Fotos: Gustavo Ávila