A Jessica Rodríguez la recuerdo flaca, con el uniforme azul de preuniversitario, describiendo con gestos nerviosos la poesía de César Vallejo, su preferido. Caminaba a paso rápido los pasillos de la Lenin persiguiendo rimas de Lezama y huyendo, acosada, de la matemática. A paso rápido, hoy que nos acercamos a los treinta, Jessica ha ido cumpliendo los sueños de artista de nuestra generación. Unos perdieron el camino, muchos descubrieron otros rumbos; mientras ella, aprendiz adolescente de artista, se ha convertido en una cineasta cubana y universal. Documentales suyos como Tacones Cercanos prueban que aún conserva ese desgarramiento visceral e íntimo de sus poetas preferidos, de Arthur Rimbaud; mientras que Espejuelos Oscuros, el primer largometraje de ficción que dirige hereda esa preocupación muy suya por explorar el espacio reservado a la mujer en la sociedad cubana, en las sociedades del mundo.
Aún en producción, Espejuelos Oscuros narra la historia de cuatro cubanas en diferentes épocas, interpretadas por Laura de la Uz, y su posible relación con un hombre, a cargo de Luis Alberto García, siempre con la sociedad a trasluz. Cuando era estudiante de la Facultad de Medios Audiovisuales escribió casi de un teclazo el guión de esta película. Luego pasaron años bien enriquecedores para su carrera. Matriculó un Máster de guión cinematográfico; realizó varios documentales, en España, en Egipto, en Cuba… Hace muy poco publicó en Madrid su primera novela, La bestia y el pueblo. Sin embargo y a pesar de irse tornando ya en una artista de muchos mundos, Cuba y Espejuelos Oscuros continúan en la punta de su brújula.
¿Qué elementos te permiten hilar las cuatro historias de Espejuelos Oscuros en una estética común?
Creo que el elemento principal son los actores, ellos interpretan los personajes principales de cada una de las historias, y es esto sin duda lo que al espectador le da una idea potente de unidad. Aunque por los cambios de época la dirección de arte cambia, hemos querido mantener una visualidad similar en cuanto a recursos estéticos; la fotografía, a cargo de Susana Ojea, y la edición, a cargo de Miguel Burgos, en las cuatro historias se rigen partiendo de una misma línea formal.
Si tuvieras que definir tus intereses como realizadora, ya sea estéticos o sociales, personales… ¿Cuáles serían? ¿En qué tipo de proyectos te gustaría involucrarte en un futuro?
Cuando uno hace cortos documentales sueña mucho, tiene total libertad formal, siente que puede arriesgarse porque no tiene demasiado que perder. Al sentarme a mirar mis documentales yo creo reconocer una estética común: El mundo de Raúl, Ahlam y Crac! coinciden en la búsqueda de planos minuciosamente compuestos que se toman su tiempo, y en una voz en off acompañante. Otro elemento que se repite en mis cortometrajes es la necesidad de transmitir estados de ánimo a partir de los recursos cinematográficos en sí mismos, más allá la información que te puede dar el diálogo.Y es que para mí es muy importante poner todos los departamentos y todos los recursos del lenguaje cinematográfico en función del discurso. Quizás el personaje te está diciendo por sonido algo que contradice lo que te muestra la imagen visual.
Espejuelos Oscuros es un largometraje de ficción quizás menos arriesgado que mis trabajos anteriores, por lo menos en lo que al “cómo se cuenta” respecta . Al estar tratando con un género nuevo traté de ser lo más clara posible, me propuse contar una historia disfrutable, sin demasiadas ambigüedades. Creo que es una película con varios niveles, puedes disfrutarla simplemente desde lo más superficial, un argumento entretenido que progresa sin dificultades, pero para el espectador más inquieto y cinéfilo, hay de problemáticas más complejas subyaciendo detrás de cada una de las historias.
Cuando me vaya sintiendo más desenvuelta como directora creo que podré ir probando otras cosas que tengo en mente, pero por ahora vamos a ver si Espejuelos Oscuros funciona.
¿Te sientes una realizadora cubana que tributa a una estética actual e histórica del cine cubano, o una realizadora y punto, con gustos y antecedentes que son de cualquier parte del mundo?
Me considero una realizadora cubana y universal al mismo tiempo. Desde luego hay un lenguaje cubano en todo lo que he hecho. Dirigí un documental en España y uno en Egipto: Crac! y Ahlam, pero desde luego guardan códigos que aprendí en Cuba. Para mí es muy importante que mis trabajos den la vuelta al globo, El mundo de Raúl ha estado en festivales en Asia, en Europa, en África, en todos lados, y Crac! Lleva ya más de quince festivales en Europa, EEUU y América Latina, pero sigue siendo igual de importante para mí que todo lo que hago se estrene en Cuba, porque es donde está el público que más me importa. Ahora, mi cine no está hecho para los cubanos exclusivamente, está hecho para todos.
¿Cuéntame un poco del documental que hicieron en Egipto, cómo se dio esa coyuntura?
El documental se hizo a partir de que el guión ganara una subvención de la AFAC (Asociación para el Fomento de la Cultura Árabe), estuvimos dos meses rodando en Alejandría y llevamos casi año y medio de postproducción, justo ahora es que va a comenzar su recorrido por Festivales. “Ahlam” (que en árabe es un nombre de mujer, significa Sueño) cuenta la historia de una muchacha egipcia de clase desfavorecida y sus inquietudes y aventuras durante la primavera árabe. En una sociedad donde ser mujer es ya difícil, ser una mujer pobre puede ser verdaderamente complicado.
¿Y Crac!?
Es un cortometraje documental sobre dos mujeres, no de clases sociales diferentes, sino con niveles de educación diferentes. Una lleva una vida muy conservadora, muy católica; y la otra es liberal, vivió los 60 en todo su auge, la liberación sexual. Estas dos mujeres han tenido que afrontar, desde primas totalmente opuestos, la violencia de género. Crac! estuvo aquí en la Muestra de Jóvenes Realizadores, muchos colegas lo pudieron ver y me dieron su opinión, yo quedé muy satisfecha con lo que oí. Es un documental que muy duro, no es para ir a pasar un buen rato al cine, los toques humor son muy ácidos.
¿Qué te motivó a realizar un trabajo como “El mundo de Raúl”?
El acoso que he sufrido desde que tengo uso de razón. Lo interesante de El mundo de Raúl es que fuera de Cuba el fenómeno de la masturbación pública es prácticamente desconocido. A nosotros nos llamaba la atención cómo en un lugar como Cuba, con tanta apertura sexual, se da más que en ningún sitio este tipo de prácticas. No es un documental que trata el tema del exhibicionismo a nivel fenomenológico, es un trabajo que pretende ser más interior, trata los agobios personales de un hombre llamado Raúl, y qué lo ha llevado como ser humano a querer masturbarse en público.
Espejuelos Oscuros trata sobre cuatro mujeres en tiempos diferentes de la Cuba histórica.
Son cuatro historias. Esperanza (Laura de la Uz) es una ciega que vive sola entre dos pueblos, en la Cuba de hoy. Su soledad se ve interrumpida por la llegada de Mario (Luis Alberto García), un prófugo peligroso que viene huyendo de dos agentes de la policía. El hombre le obliga a darle asilo, y Esperanza, como laSherezada de Las mil y una noches, comienza a contarle historias a para tratar de mantenerlo a raya. Y es ahí como, entrelazadas con la historia principal, se desarrollan los otros tres argumentos, cuyos personajes son interpretados también por Laura y Luis: la historia de Marlene, en los fervorosos de más años 70; la historia de Adela, en medio de la convulsión de los movimientos revolucionarios y por último la historia de Dulce, enmarcada en la guerra Hispano-Cubano-Norteamericana. Aunque las épocas cambian, hemos querido transmitir al espectador la sensación de que de algún modo los personajes son íntimamente los mismos.
Estoy viajando la semana próxima (9 de marzo) con un grupo de estudiantes norteamericanos que recibirán clases en la Univ de la Habana y quisiera saber con quién me puedo conectar para visitar un día la zona de rodaje o quizás conocer sobre la producción independiente de cine en la isla. gracias, Pedro-
Me gustaría conocer a la directora, es la del pulover de rayas?