El Festival de Cine Pobre regresará la semana próxima a Gibara, la Villa Blanca, célebre antaño por sus vitrales, su consulado portugués, su ambiente de pescadores, y ahora por el certamen fílmico que fundó el desaparecido Humberto Solás, que casi se lo lleva con él a la tumba, pero por suerte no fue así…
De hecho, al presentar su undécima edición, el realizador Lester Hamlet aseguró que el solo hecho de que continúe ya es una noticia alentadora, que lo llena de orgullo, felicidad y ganas de trabajar más aún por enriquecer el legado de Humberto.
El centro cultural Fresa y Chocolate acogió el lanzamiento oficial de esta edición, que presentará las 47 obras seleccionadas de 208 presentadas, amen de 11 cortos filmados durante la edición previa del certamen, una experiencia que continuará este año. Entre los que repiten destaca el irreverente Jorge Molina.
El director de un filme que podría ser calificado de undeground como Molina’s Feroz, y que muchos consideran de culto por su abordaje de otra realidad campesina, adelantó a OnCuba que pretende filmar una “precuela” de Molina’s Borealis, el filme de 27 minutos que filmó el pasado año en la Villa Blanca.
“Regreso con mis actores, a invadir espacios de una ciudad que me enamoró para filmar esta historia, y además participar en una retrospectiva de mi obra”, precisó el también actor, que no cree en las falsas modestias y reivindica su libertad para crear, al tiempo que se sorprendió por esta suerte de homenaje, porque sabe que hay muchos otros cuya obra “no será más impresionante, pero sí más cuantiosa”, dijo.
Durante los tres días que durará el Festival este año –del 25 al 27 de abril- también serán homenajeados la actriz Luisa María Jiménez, el recién fallecido trovador Santiago Feliú. A propósito de Santy, Hamlet estrenará su documental “Descerebrándose”, un tributo póstumo al recordado guitarrista zurdo…
“Recordar a Santiago siempre es algo muy intenso”, confesó Hamlet, quien agregó que el Festival rendirá culto al patrimonio culinario de Gibara, y en especial al artista que habita en cada cubano, que emerge ante el desafío del condumio diario.
Así regresa este evento que tras la muerte de Solás estuvo en veremos, pero al final resucitó para seguir apostando por el cine de calidad hecho con pocos recursos, en un renacer que tiene mucho de la impronta de Hamlet.
La primera en reconocerlo es Luisa María, que tras sobrevivir en diciembre pasado a un derrame cerebral es más franca que de costumbre, confesó sin ambages que al principio dudaba de Lester, pero este la fascinó con su imaginación y con todo el movimiento creador que desplegó para darle vida a una nueva Gibara.
“Yo estaba enamorada de Humberto, pero Hamlet es Hamlet: me monté en su carro, me estoy dejando llevar y me siento campana”, confesó la actriz, convertida en una suerte de sirena para el póster promocional del Festival de Gibara, donde serán expuestas una veintena de fotografías artísticas que le tomó el español Pedro Coll.
Los organizadores tienen planes más ambiciosos, como hacer de Gibara una segunda Trinidad, aprovechando la cercanía del polo turístico de Guardalavaca, pero ya esas son palabras mayores, y por lo pronto se concentran en lograr que el Cine Pobre vuelva a estar de fiesta… Fiesta que al cine cubano no le viene nada mal, tras el intenso debate que provocó en el reciente Congreso de la Uneac. Pero eso ya es historia…