Uno de los mejores amigos de Juan Padrón a lo largo de su vida ha sido el dibujante y también director de cine de animación Jorge Oliver. Ambos nacidos el mismo año, se conocieron en el Servicio Militar.
Fue Juan quien aconsejó a Oliver convertir a aquel gato verde en un personaje de historietas, una especie de superhéroe con capa y boina llamado Capitán Plin. Después fue Oliver quien le brindó el guion de Los valientes a Juan para que lo llevara a la animación, el cual ha legado frases al lenguaje popular cubano como “mientes, rata inmunda” o “eres un bárbaro, un bárbaro con el hacha”.
Oliver me cuenta de todo lo que han pasado ambos en tantos años, las dificultades, los buenos momentos. Las novias, los matrimonios, los divorcios, el nacimiento de sus hijos. “Que yo recuerde nunca nos hemos fajado, nos hemos soportado, evidentemente, porque tenemos que habernos equivocado alguna vez. Nos mostramos nuestros trabajos. Sus hijos son amigos de mis hijos, la familia de Juanito es mi familia. Cuando yo fui a Angola él se hizo cargo de darle una vuelta a mis hijos, e incluso sacarlos a pasear de vez en cuando”.
-¿Y como artista, qué valoración hace de su obra?
-Yo siempre he considerado que en nuestra generación ha habido mucha gente con talento, pero Juanito es un genio, que es diferente. Siempre he admirado su obra, la cubanía que le surge de manera espontánea. Él puede haber aprendido de todo tipo de personas, cubanos o extranjeros, pero todo lo traduce a criollo, desde los textos hasta su línea de dibujo, que es muy personal. Juanito tiene su propio estilo, la gente reconoce su manera de dibujar. Es el autor de un icono nacional como Elpidio, pero tiene muchos personajes más, se le ocurren cosas constantemente. Incluso una gran parte de su obra que no ha seguido haciendo, como fue el caso de los Vampiros, Abecilandia, los Verdugos, los Piojos. Un millón de personajes que Juanito ha parido como si fuera la gran madre. Él marcó un antes y un después en los Estudios de animación del ICAIC.