El director italiano Franco Zeffirelli –reconocido por dirigir óperas, películas y series de televisión– falleció el sábado en Roma a los 96 años.
Zeffirelli agasajó a audiencias en todo el mundo con su visión romántica y acompañada con frecuencia de producciones extravagantes, la mayoría reconocidamente capturadas en su versión cinematográfica de Romeo y Julieta y la miniserie Jesús de Nazareth.
Luciano, el hijo de Zeffirelli, dijo que su padre murió en casa a mediodía. “Llevaba un rato sufriendo, pero se fue de forma pacífica”, informó.
Aunque Zeffirelli fue más conocido popularmente por sus filmes, su nombre también estuvo ligado al teatro y la ópera.
Demostrando una gran flexibilidad, produjo clásicos para las óperas más famosas del mundo, desde la venerable La Scala de Milán hasta el Metropolitan de Nueva York y obras de teatro para los escenarios londinenses e italianos.
Zeffirelli se propuso lograr que la cultura fuera accesible para las masas, con frecuencia buscando inspiración en Shakespeare y otros grandes de la literatura para sus películas, y produciendo óperas para los televidentes.
Sin nombrar un favorito, Zeffirelli alguna vez se comparó con un sultán con un harem de tres amadas: el cine, teatro y ópera.
“No soy un director de cine. Soy un director que utiliza diferentes instrumentos para expresar sus sueños y sus historias, para hacer que la gente sueñe”, dijo Zeffirelli a The Associated Press en una entrevista de noviembre de 2006.
Desde su nacimiento fuera de matrimonio en las afueras de Florencia el 12 de febrero de 1923, Zeffirelli surgió para convertirse en uno de los directores más prolíferos de Italia. Trabajó con los grandes de la ópera como Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y su amada Maria Callas, así como estrellas de Hollywood como Elizabeth Taylor, Mel Gibson, Cher y Judi Dench.
A lo largo de su carrera, Zeffirelli tomó riesgos y su audacia rindió frutos en la taquilla. Su éxito en las pantallas de Estados Unidos era algo inusual para los directores italianos, y se sentía orgulloso de conocer los gustos de los cinéfilos modernos.
Era uno de los pocos directores italianos cercano al Vaticano y la Iglesia recurrió al toque teatral de Zeffirelli para transmitir en vivo la asunción papal de 1978 y las ceremonias de inauguración del Año Santo de 1983 en la Basílica de San Pedro. El ex primer ministro Silvio Berlusconi también se acercó a él para que dirigiera algunos eventos importantes.
Sin embargo, Zeffirelli fue más conocido fuera de Italia por sus coloridas películas románticas. Su versión de Romeo y Julieta de 1968 ofreció la obra de Shakespeare a una generación nueva y agradecida, y su “Hermano sol, hermana luna” contó la historia de San Francisco en parábolas que involucraban a la juventud, tanto la moderna como la del siglo XIII.