Mientras Mel Gibson regresa al mapa del cine con La Resurrección de Cristo, secuela de La pasión de Cristo (2004), una actriz se abre paso entre el elenco. Y es una cubana.
Acompañada por el finlandés Jaakko Ohtonen como Jesús, Mariela Garriga, de 36 años, encarna el personaje de María Magdalena.
Según Variety, la primera parte llegará a los cines el 26 de marzo de 2027, Viernes Santo, y la segunda el 6 de mayo, Día de la Ascensión. Gibson, a cargo del guion junto con Randall Wallace, describió la trama como un “viaje de ácido”, intentando hacer ver que se trata de una narrativa innovadora.
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Ascenso meteórico
Mariela Garriga ha trazado un ascenso meteórico desde sus orígenes en Cuba.
Nacida en La Habana, creció protegida por su madre, pero a los 12 años, tras la enfermedad de esta, asumió la responsabilidad familiar trabajando como modelo y bailarina profesional. “Fue duro, pero no me victimicé. Estaba triste por mi madre, pero feliz de poder ayudar”, confesó a El País.
A los 19, se mudó a Milán para continuar su carrera como modelo, enfrentando soledad y una agencia que cerró por malas prácticas. “Fue la experiencia más dura de mi vida”, aseguró.
Allí conoció a su pareja, Stefano Mongardi, su ancla emocional. Su salto a Hollywood llegó con Misión Imposible: Reckoning, cuando Tom Cruise, a quien considera su “mentor”, la seleccionó personalmente.
“Su persistencia es de fuera de este mundo”, afirmó sobre el actor, de quien destaca su disciplina como inspiración.
Garriga también ha brillado en la serie española Cuando nadie nos ve (HBO Max) junto a Maribel Verdú y en el thriller Zeta con Mario Casas y Luis Zahera, donde disfrutó de un ambiente profesional y lúdico, cuenta la joven.
Próximamente, la cubana estrenará Maleficio (La regla de Osha). Además de actuar, Garriga es guionista y productora, con documentales que reflejan su pasión por narrar historias significativas.
Su infancia marcada por necesidades moldeó su carácter austero. “No voy de compras, no está en mi esencia”, reveló al diario.
Residente entre Los Ángeles y Madrid, donde se siente en casa en el barrio de Chamberí —“parece un pueblecito”—, Garriga encarna el triunfo de una cubana que, tras superar rechazos y adversidades, se ha propuesto conquistar el mundo.