La Feria Internacional del Libro de La Habana transcurre desde el día 13 de febrero en su sede tradicional, el Parque Histórico Militar Morro-Cabaña.
Más de 1300 nuevos títulos, entre libros físicos y digitales, y más de dos millones de ejemplares impresos, fueron las cifras anunciadas por Juan Rodríguez Cabrera, presidente del Instituto Cubano del Libro y del comité organizador de la cita.
El evento más importante de las letras cubanas ha transcurrido en medio de adversidades. La feria inició justo en días en que la crisis energética hacía que se suspendieran actividades laborales y docentes en el país.
Pese a todo ello, la cita literaria ya está en su recta final luego de toda una semana de acciones, entre las que se cuentan las enfocadas en las dedicatorias y homenajes que se rinden en esta edición.
Cultura africana reina en la feria
Sudáfrica es el país invitado de honor de esta edición. La elección celebra los 30 años de relaciones formales de ese país con Cuba, e intenta convertir el evento en una vitrina para que el público cubano tenga una mejor mirada a la cultura de esa nación.
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Aunque una buena parte del programa ha estado enfocado en la base del nexo histórico entre ambas naciones, la cercanía política y personal que existió entre Nelson Mandela y Fidel Castro, la nación africana ofrece en su stand ofertas que trascienden lo literario. “Nos sentimos muy honrados de ser el país invitado de honor de la 33 edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana. [El evento]ha tenido un gran impacto en nosotros, ya que nos ha permitido profundizar las relaciones bilaterales y nos ha dado la oportunidad de traer músicos y 15 escritores de Sudáfrica.
“Todas las mañanas tenemos seminarios donde estos autores explican su escritura. Han tenido bastante visibilidad y oportunidad de intercambiar sus puntos de vista con otros escritores. Nos han permitido compartir nuestra cultura”, contó a OnCuba Yvonne Nkwenkwezi Phosam, Embajadora de Sudáfrica en Cuba.
“Formo parte de la primera delegación de autores de Sudáfrica que visita Cuba en la Feria Internacional del Libro y me considero muy privilegiada de estar aquí y representar a mi país. Ha sido una gran oportunidad de compartir nuestras historias con el mundo y de que el mundo comparta las suyas con nosotros, de escuchar lo que otras personas tienen que contar, ya que aquí también vienen autores de otros países”, dice por su parte Mosima Mokotong, escritora sudafricana, quien ha traído a la feria una novela centrada en la historia de una madre que perdiera su hija a causa de la pandemia de la COVID-19.
Homenaje a los que hacen la literatura cubana
La Premio Nacional de Historia (2008) y de Ciencias Sociales y Humanísticas (2022), Doctora en Ciencias Históricas Francisca López Civeira es una de las autoras cubanas a las que se dedica esta edición de la Feria del Libro.
“Fue una sorpresa, yo no lo esperaba, pero lógicamente es un motivo de alegría, porque de alguna manera es un reconocimiento, pero sobre todo da la posibilidad de publicación de otros libros y de intercambio, que me parece muy importante. Hemos podido estar en paneles, en eventos, y después lo haremos también en toda Cuba“, declara Civeira.
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La docente y ensayista además presidió este año el jurado del Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas y del Premio de la Crítica Histórica, respectivamente, y es de los que defiende la realización de la feria.
“A pesar de las difíciles circunstancias de todo tipo, creo que es una fiesta que hay que mantener. La gente tiene acceso a libros, a nuevas lecturas, y esto nos enriquece desde el punto de vista profesional y personal. Uno como persona crece en la lectura, y por supuesto también hay que saber seleccionarla, porque tampoco se trata de leer cualquier cosa. La Feria del Libro parte precisamente de eso. Como decía Martí, se trata de ejercer el criterio para ver qué tipo de libros se publican.
“[La Feria] permite a las personas el crecimiento, por eso no puede desaparecer, aunque se haga de manera más modesta, pero es algo que para la población tiene importancia. Estamos ayudando a ese enriquecimiento personal, desde el pensamiento y desde la formación. A eso no se puede renunciar”, explica.
Ese es un criterio que comparte Virgilio López Lemus, poeta, ensayista, editor y traductor, la otra figura de las letras cubanas a quien se dedica este año la cita.
“Uno escribe para ser leído, y por lo tanto la promoción de la lectura beneficia a cualquier escritor, pero sobre todo, promover la lectura beneficia al pueblo, al gran lector. A veces no me gusta la palabra pueblo porque parece que uno está hablando de una entidad abstracta. Yo diría más bien que [la lectura] beneficia a mis vecinos, a mi barrio, al municipio, a la provincia y a la nación.
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“La lectura es primordial. Enriquece no solo por el placer de leer, sino también [es benéfica para] el cerebro; hace que pensemos mejor, que desarrollemos mejor nuestra vida”, sentencia López Lemus, quien además recibió hace unos días el Premio Nacional Alejo Carpentier en la categoría de ensayo, y su obra ha sido tema de varios encuentros durante el evento.
“Estoy muy feliz. Hemos tenido un intenso programa de trabajo, pero he querido cumplir al dedillo con cada una de las actividades. No sé si los amigos han exagerado con mi persona, pero ha sido muy agradable escuchar la repercusión de lo que he escrito a lo largo de mi vida.
Ya tengo una vida un poquito larga, no demasiado, porque no hay ninguna vida larga, pero por lo menos le he dedicado 60 años completos a la creación literaria, y sobre todo me siento henchido de la alegría de saber que tengo lectores y que lo que estoy haciendo es de utilidad”, declara López Lemus, que tiene más de diez de sus títulos en venta en esta edición. La mayoría de ellos ha sido publicada por editoriales provinciales, que también están siendo celebradas en esta 33 edición de la Feria.
Ediciones territoriales, primer stand
El Sistema de Ediciones Territoriales cumple 25 años de existencia y, aunque cada una de las editoriales que la integra siempre ha tenido presencia en la feria, esta vez se ha concebido de una manera diferente, justamente para ofrecerles más protagonismo.
“Este año presentamos un proyecto para que las ediciones territoriales, que siempre tienen un espacio solo para la comercialización, tuvieran un stand completo que tiene dentro de sí un área expositiva con una selección de las cubiertas que cada provincia ha decidido como la más representativa, y una sala de presentaciones.
Ha funcionado muy bien, porque hemos tenido una buena asistencia del público y la posibilidad de que estén presentes los autores de las provincias, que casi nunca podían participar en las presentaciones unos de otros, porque coincidían en horarios. Este año ha podido compartir toda la familia del Sistema de Ediciones Territoriales (SET), y comercializar también sus libros”, explica Reyna Gretchen Menéndez, coordinadora del stand.
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La también Directora de la Editorial Oriente considera además que “el SET ya han dejado de ser aquellas editoriales de provincia. Lo veo ya como parte del sistema editorial del país, o sea, no separarlo, no desligar uno de otro, porque en definitiva los dos componen el panorama literario cubano en cuanto a la edición y publicación de obras literarias.
Tanto para las editoriales nacionales como para las territoriales los principales desafíos están en incursionar más en las publicaciones digitales. Hay mucha variedad hoy en ese mundo digital que todavía nos queda por explorar. Ese es uno de los principales retos, no porque haya crisis de papel o de poligrafía, porque todos lo que ya llevamos un tiempo dentro de este mundo editorial sabemos que las crisis son transitorias, sino porque hay un público para eso, hay un público joven que está demandando esa literatura, esa manera de leer, que hoy no podemos negar”.