Con la Catherine Zeta-Jones de Chicago, o la Nicole Kidman que movió el Moulin Rouge podríamos remontarnos a lo más impresionante del universo del espectáculo musical visto desde el cine. Pero si pensamos en recrear las famosas puestas en escena de Broadway en Cuba, de seguro estaríamos siendo, cuando menos, atrevidos.
No obstante, la osadía impulsa al talento y solo el riesgo concede boletos para rebasar la puerta de la buena fortuna. Así lo entienden los creadores de Assen Dance Habana, una nueva compañía de espectáculos que pronto se estrenará en la Isla.
Ernesto Tamayo, su líder y otrora actor de Teatro Estudio, regresa a Cuba después de vivir una década en México. Discípulo de grandes maestros del teatro cubano –entre ellos Berta Martínez y Abelardo Estorino–, Tamayo trae consigo al coreógrafo argentino Alejandro Assen, junto a quien erigió hace siete años Assen Dance & Performance.
“A pesar de que estamos compitiendo con el desarrollo tecnológico, hemos logrado una sociedad danzaria ampliamente posicionada en los polos turísticos de Cancún, la Riviera Maya y Argentina. Hoy la extendemos a la Isla”, explica a OnCuba.
Lo más destacable de Assen Dance & Performance es su estética –con referentes de Nueva York, Las Vegas o París–, y su concepto de que el espectáculo es activo, donde el espectador no se sienta pasivamente a observar, los movimientos no pasan de los cuatro tiempos y las canciones no duran más de tres minutos.
Si tenemos en cuenta que siempre supo que lo suyo no sería la actuación y sí la producción, entendemos porqué Tamayo se ha propuesto colocar a Cuba en los catálogos más importantes del espectáculo internacional.
Assen Dance & Performance no trabaja con bailarines profesionales, según refiere Alejandro Assen. En La Habana la compañía concentra a egresados de las escuelas nacionales de enseñanza artística. “Aunamos lo mejor que tiene Cuba para enseñarle una forma nueva, la del jazz ballet, la de los bailarines y cantantes multidisciplinarios”, afirma.
Tras poco más de dos meses de existencia, Assen Dance Habana tiene casi lista su carta de presentación, Sway (algo así como un vaivén), espectáculo que podemos definir como un music hall, que ofrece un viaje folclórico por la India, Argentina, España, Estados Unidos, Francia, Rusia y la Cuba.
La incursión en el Dance Broadway Center le ha permitido a Alejandro Assen asumir la dirección artística de una obra que rodará en 47 minutos sin parar y que, al encontrar la coherencia entre el arte danzario y el espectáculo comercial, competirá con los más elevados estándares del orbe.
De esa manera, la técnica de jazz del musical Chicago será la pauta. Se disfrutará de una puesta con presencia de los cortes constantes, los rápidos movimientos de brazos y piernas, las marcadas contracciones, así como el empleo de utilería de alto impacto visual y de un doble escenario que incluirá un video mapping —recurso que permite proyectar una animación o imágenes sobre superficies reales–, relacionado con cada historia.
El coreógrafo aspira a una propuesta que combine todo eso y despierte fuertes emociones. Es que Sway pasará por el clásico Bésame mucho a lo Gipsy Kings y La vida en rosa con música electrónica; así como un tango salseado, un vallenato colombiano, una boda hindú, un homenaje a la rumba, y un chachachá al estilo Luis XV.
Al tratarse de una puesta con la dinámica del videoclip, sus gestores esperan que sea algo novedoso para el público. Para Alejandro Assen, la compañía –que será comercializada por Escenarte y que pertenece al Consejo Nacional de las Artes Escénicas–, ha tenido un 70 por ciento ganado por la formación de los bailarines y su riguroso entrenamiento.
En un repaso de quiénes conforman Assen Dance Habana, encontramos lo mismo a una joven profesora de ballet del Instituto Superior de Arte, que a bailarines provenientes de lo folclórico o la Escuela Nacional de Arte. También la integran muchachos con una formación autodidacta.
Desde la óptica de Ernesto Tamayo, esa diversidad se hace evidente en el escenario. “Mi labor ha sido dura porque el objetivo no es lograr que bailen, sino que comuniquen mediante la gestualidad”, asegura al tiempo que considera que hay una deuda grande en las escuelas cubanas de danza porque están creando bailarines, no intérpretes.
El director de 45 años añade que Assen Dance Habana se encuentra en contacto con tres de los corporativos hoteleros más grandes del país: Blue Diamonds, Meliá e Iberostar, para comercializar el proyecto, algo vital en la manifestación, ya que cree que existe un producto cultural de calidad en la Isla y que se necesita explotar en sectores como el turismo.
Habría que tener en cuenta que ser pionero de algo siempre es un reto inmenso, pero mantenerse es lo más difícil. “Será grande la expectativa que dejaremos, tanto artística como comercial”, manifiesta Tamayo y adelanta que tendrán un segundo y un tercer eventos que dedicarán posiblemente dediquen a la mujer y a la onda retro.
Assen Dance Habana se mantendrá con el formato de una decena de integrantes y tiene el tremendo desafío de insertarse en movimiento danzario del país en cuya vanguardia están compañías como Lizt Alfonso Dance Cuba y Acosta Danza.