Antes de iniciar el próximo 14 de febrero una gira por diez ciudades del Reino Unido, la compañía Danza Contemporánea de Cuba ofreció durante cuatro noches –del 2 al 5 de febrero– un programa despedida en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. Las funciones fueron The listening room, de Theo Clinkard; Matria etnocentra, de George Céspedes, Las paredes se van, de Julio César Iglesias y Reversible, de Annabelle López Ochoa.
En Reversible, de la coreógrafa belga-colombiana Annabelle López, “los movimientos de los bailarines son fuertes, acrobáticos, sensuales y con sentido. Ochoa desarrolla un muy propio lenguaje corporal, donde fusiona con habilidad la danza contemporánea y los elementos cubanos”, dijo el crítico alemán Bernhard Hartmann tras el paso de la compañía por la ciudad de Bonn.
Por su parte, Las paredes se van, del cubano Julio César Iglesias, propone, según él mismo ha dicho, una mirada a la libertad, a la búsqueda de metas y a la inconformidad; un guiño a Mario Benedetti en sus Poemas del alma: “Las paredes se van, queda la noche, las nostalgias se van, no queda nada”.