Los estudiantes cubanos Carolina Rodríguez Pérez y Pedro Domínguez Alcántara, de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, conquistaron preseas de oro en la novena edición del Concurso Internacional de Ballet de Sudáfrica.
Los bailarines, de 18 años de edad, obtuvieron el máximo lauro en las modalidades clásico y contemporáneo, categoría senior, con la interpretación de las obras Grand Pas de Deux Classique y Espíritu, respectivamente.
Carolina Rodríguez recibió también el Premio Especial del Jurado, de acuerdo con una nota publicada en el sitio web del canal televisivo Cubavisión Internacional.
La presencia cubana en el evento fue posible gracias la invitación del director del concurso y del Ballet Mzansi, de Sudáfrica, Dirk Badenhorst, “gran admirador y colaborador de la Escuela Cubana de Ballet y del Ballet Nacional de Cuba (BNC)”, añade la publicación.
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Los resultados son valorados por el medio de prensa como “un importante logro para la enseñanza artística en la Isla, como expresión del talento de sus jóvenes y de la calidad de su programa educativo”.
Cuba tiene un amplio reconocimiento en la enseñanza de la danza, en especial del ballet, y a lo largo de más de seis décadas ha formado a importantes bailarines y coreógrafos que han brillado tanto compañías cubanas como foráneas, y han sido puntales para sostener la conocida escuela cubana de ballet.
La impronta de un estilo propio ha quedado marcado en diversos festivales internacionales danzarios, los que han servido como trampolín hacia el estrellato a figuras ahora mundialmente reconocidas como Carlos Acosta, dueño de una de las carreras más sólidas a nivel internacional en las últimas décadas, y Viengsay Valdés, actual directora general del BNC.
La escuela cubana tiene como mayor referente a la Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonso, quien fundó y dirigió durante muchos años el Ballet Nacional Cuba, una compañía ampliamente aclamada y considerada entre las mejores de su tipo en el planeta. Aunque también es necesario resaltar el aporte de figuras como el maestro Fernando Alonso, a quien no por gusto honra la Escuela Nacional de Ballet, y otros notables bailarines y pedagogos que han dejado su impronta en la Isla.