Unas doscientas personas se concentraron en un pasaje rodeado de dos de los edificios emblemáticos de la capital, el Gran Teatro y el Capitolio, para bailar una sevillana de “Fuego”, quizá una de las obras que más marcaron la trayectoria del artista alicantino, y con la que triunfó en escenarios de todo el mundo .
La convocatoria superó todas las expectativas, ya que al lugar no paraban de llegar jóvenes y niñas ataviadas con sus trajes de danza flamenca, en una muestra “evidente” de que “España quiere muchísimo a Cuba pero también Cuba quiere muchísimo a España, afirmó a Efe Eugenia Eiriz, viuda de Gades y directora de la Fundación que lleva el nombre del bailarín.
La Fundación está en La Habana para participar en el 26 Festival Internacional de Ballet con el espectáculo pedagógico “Movimientos: la danza de la punta al tacón” y el taller “Flamenco como lenguaje teatral”, que incluye un extracto de “Fuego” (1989), el espectáculo de Gades inspirado en el filme “El Amor Brujo” de Carlos Saura.
“Este extracto se corresponde con una sevillana y se nos ocurrió sacarlo del entorno del aula donde íbamos a trabajar con los bailarines profesionales, pedir la colaboración de las escuelas de danza española que hay en Cuba y que ellos también trabajaran esa sevillana”, explicó Eiriz.
Feliz por la acogida de la idea, la viuda de Gades destacó “la alegría con la que (los asistentes) muestran la huella de España en este país” y el porte de las bailaoras que acudieron a esta llamada, “todas pasadas por el tamiz de la historia y del arte y de la cultura cubana”.
Tocadas con claveles rojos y faldas flamencas, las participantes demostraron con los sinuosos giros de sus brazos, con la calculada pulsión de sus vueltas y golpes de tacón, y sobre todo con mucho “duende”, que el flamenco es un arte muy vivo en la isla caribeña.
Finiquitado el baile, los artistas se arrancaron por aplausos al grito de “viva España, viva Cuba y viva Antonio Gades”, aunque aprovechando que los músculos ya estaban calientes hubo quienes siguieron bailando un rato más, para regocijo de los vecinos de la zona, que no todos los días gozan de un espectáculo a las puertas de su casa.
“Nosotros hemos traído a noventa estudiantes más bailarines profesionales de la compañía”, comentó a Efe la bailaora y coreógrafa cubana Irene Rodríguez, directora de la compañía que lleva su nombre y en la actualidad, la principal embajadora del baile español en la isla.
Antonio Gades “trajo a los grandes escenarios un estilo como el flamenco, lo estilizó, le dio un vocabulario mucho más grande, mucho más universal. En Cuba amamos mucho a Antonio Gades”, sostuvo la artista, que supervisó desde un balcón los movimientos de sus pupilos.
Un amor, el de la isla por el bailarín, correspondido, ya que las cenizas del artista descansan en plena Sierra Maestra, en Santiago de Cuba, la cuna de la Revolución cubana, que poco antes de su muerte en 2004 le impuso la distinción más importante que concede el país: la Orden José Martí por su “su amor, amistad y fidelidad inquebrantables”.
Los miembros de la compañía que viajaron a Cuba se desplazaron también al oriente de la isla para visitar el mausoleo del Segundo Frente Oriental Frank País en el que reposan los restos de Gades.