Vida de una primera bailarina del Ballet Lizt Alfonso

Tamy González pudo ser una gimnasta, una bailarina de ballet o una intérprete de danza flamenca. Pero a la altura de los diez años sabía que algo faltaba en aquellas vidas posibles. Su madre la llevó a las presentaciones de la compañía Lizt Alfonso, y con la terquedad absurda de la infancia, exigió bailar allí o en ninguna. Como muchos, comenzó en los tallares para niños, y en casi dos décadas, ha recorrido medio mundo hasta lograr convertirse en una de las primeras bailarinas del grupo.

 

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